Cómo sobrevivir al embarazo siendo papá. Sebastián Groba

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Cómo sobrevivir al embarazo siendo papá - Sebastián Groba страница 3

Автор:
Серия:
Издательство:
Cómo sobrevivir al embarazo siendo papá - Sebastián Groba

Скачать книгу

y se toman ese tiempo que les mencionaba porque se están haciendo dicha prueba... ¿Nunca se preguntaron cómo mierda hacen para embocar la pichichina en ese orificio chiquito que hace que el test funcione...? Bueno, cosa de mandinga que tampoco creo que nos interese saber...

      Después de estar encerradas en el baño por el tiempo que el manual de instrucciones indica, sale del baño, quizás con una sonrisa, quizás con cara de haber visto al personaje de Scream, o quizás relajada y te dice: “Tengo algo para contarte”. Vos mientras estás en la tuya, viendo la situación desde lejos con un ojo y con el otro haciendo otra cosa... Vos le decís: “¿Qué pasó?”, mientras seguís con lo tuyo y ahí nomás a pelo te la dicen: “Estoy embarazada... ¡chan! Y ya desde este momento empezamos con los quilombos y te paso a contar. Si ponés cara de contento te dicen... “¿Te pone contento en serio o lo decís por mí?”. Si ponés cara de póker te dicen: “¿No tenés nada para decirme?”. Si las contenés y les decís: “Bueno, iba a pasar en algún momento”, te dicen: “Sí, porque no sos vos el que va a tener todos los cambios”. Y así contamos con infinidad de respuestas a nuestra cara o a nuestra actitud ante tamaña noticia, con lo cual no te preocupes, pongas la cara que pongas o digas lo que digas nunca va a ser lo adecuado en ese primer momento. Acto seguido vienen dos situaciones, dicen: “Igualmente no es nada seguro, habría que ver con un análisis de sangre porque a una amiga de mi amiga que es amiga de otra amiga una vez le dio positivo, pero después el de sangre le dio negativo y no pasó nada...”. Pero luego viene la contrapartida inmediata donde te dice: “Igual el test es casi un 99.9 % periódico seguro”. Y vos con tu cara acorde a la situación no sabés qué mierda pensar o decir, y a lo único que atinás es a decirle: “Y, bueno, veamos con un médico qué te dice con el análisis de sangre”. Y punto, a la mierda con todo, saquémonos la duda de una vez, carajo... Te tomás un vaso de cerveza para digerir el notición y que te ayude a manejar la situación y ellas arrancan con los cálculos matemáticos de cuándo fue el momento en que pudo haber pasado... Y sale a la cancha la fecha de la última indisposición, cuándo tuviste relaciones, sumado el tiempo que dejó de tomar pastillas si lo hacía, o en qué momento no usaste el forro, le restás los días feriados, si cayó sábado o domingo, multiplica por los días de atraso hasta el día del test, sumado a los cambios anímicos y tal cual la fórmula de Einstein te tiran: “Debo estar más o menos de 2 semanas...”. Dios santo... Y todo sin consultar a un médico y con el famoso palito del test en la mano, la caja abierta arriba de la mesa, el instructivo recomplicado de entender: “una rayita, negativo, siga participando; dos rayitas, estás hasta las bolas, bienvenida al nuevo mundo de la flia.”. Ufff, a veces pienso cómo hacen para entenderlo y llegar a la conclusión de que están embarazadas... Y vos mientras tanto seguís preguntándote: ¿¿¿en qué estaba hasta el momento en que salió del baño???

      Al otro día casi en forma instantánea ya se sacaron el turno para los análisis, cosa que está perfecto porque vos imaginate sobrellevar esta situación durante mucho tiempo más, tan solo con un palito teñido que conserva como fiel testimonio de lo que parece ser una realidad inminente. Y a vos, como todavía no reaccionás, te queda la duda de si está o no embarazada, más que nada porque nos quedamos con lo que te contó de la amiga de la amiga... Y además empezás a pensar, ¿y si fuera un embarazo psicológico....? Como los perros, ¿viste? Es decir, nuestro grado de intelectualidad al respecto es más acotado y práctico... Está bien, vamos para adelante y vemos qué hacemos; mejor no nos guiemos por la fórmula de Einstein que también la usan para saber cuándo están ovulando o no y listo. Se levanta temprano, va sin desayunar a hacerse el análisis y después a contar los días hasta que te lo den... Una vez que te lo dan ya tenés que tener turno con un clínico para que te lo lea, ya que no es tan sencillo como dos rayitas o una rayita... Y cuando fue al clínico, vos llegás a tu casa enfrascado en los quilombos del laburo y ella te está esperando con el resultado en la mano y te dice: “Sip, estoy embarazada, vas a ser papá, y según el clínico, estoy de 2 semanas, 3 días, 8 horas y 45 minutos...”. Y nuevamente, cual déjà vu, volvemos al punto de qué cara ponés o qué actitud tomás con los mismos resultados, pero ahora con la certeza y recontra certeza de que no es psicológico el embarazo ni que el test la pifió mal, sino que realmente vas a ser papá... Qué notición, ¿no?

       Primeros tiempos

      Ya está, la certeza la tenemos, sabés fechas, y el análisis no falló. Ella está desorientada entre felicidad y locura casi border. Nosotros en algunos casos pasmados, llevándola como si todavía no entendiéramos qué pasó, otros casos eufóricos, otros pensando en todo lo que se les viene, otros tantos calculando todo lo que les quedó por hacer y que quizás no puedan concretar por ahora. Si bien la certeza está, según cuentan los libros sobre maternidad, hasta los tres meses, es decir, hasta las 15 semanas más o menos, porque ahora la modernidad lo cuenta de a semanas y toman la semana con 5 días por si no lo sabías, cosa a la que no le encuentro lógica alguna, quizás por ser hombre. Pero desde que tengo uso de razón se decía “estoy de tantos meses”, ahora te tiran de semanas y en la cabeza como un salame empezás a hacer cuentas de cuántos meses son tantas semanas. Bueno, en definitiva, hasta ese tiempo no es conveniente decir nada y tomarlo con pinzas porque es muy prematuro y puede que no pase nada. Esto también lo mencionan en las revistas que paradójicamente se llaman Ser padres, Padres hoy y vos ilusionado porque mencionan la palabra “padre”. Te compraste la revista y notás que solo sale un artículo sobre cómo el padre debe proceder en ciertas situaciones con el bebé, y el resto todo sobre las mujeres y los bebés... En fin... Seguimos en bolas a la espera de que se pase este tiempo prudencial para realmente reafirmarnos como padres.

      Igual, y a pesar de esto, obviamente las mujeres, que son mucho más previsoras y calculadoras que los varones, ya están pensando dónde va a dormir, será nena o nene, cómo lo vamos a llamar, espero no engordar mucho, el tema del parto me tiene preocupada. Y si se llega a filtrar la información en caso de que no quieran contarlo hasta los 3 meses o en caso de que lo hayan contado igual comienzan los comentarios que a veces pienso si no son de mala leche, pobres mujeres, ¿no? Es decir, vos a un amigo le decís: “Me tengo que operar de un cálculo en el riñón”, y ninguno viene a decirte: “Vos sabés lo que duele después y conozco gente que se murió en la sala de operaciones, yo lo pasé y te puedo asegurar que en el posoperatorio te morís del dolor y nunca volvés a quedar igual...”. Creo que si un amigo enemigo nos dijera algo así antes de operarse lo mandamos bien a la misma mierda y olvidate de que te vuelva a contar algo... Las mujeres parece que no funcionan así... Si la información llegó a oídos de amigas, familiares, compañeras de laburo y que encima fueron madres, comienzan las anécdotas que en su mayoría son drásticas. Unos comentarios tales como si es por parto natural no te das una idea lo que duele y cómo te queda; si vas a cesárea quizás sea lo mejor, pero hay que ver qué cicatrización tenés, si no te queda una cicatriz bastante feíta; cuando yo tuve a pirulo nació con 7 kg y me partió cuando salió; ponete crema que las estrías hacen estragos durante el embarazo; recuperarme después de tener flia. fue duro, me recostó bajar de peso y luego nunca volvés a ser la misma. Los chistes que en definitiva siguen provocando pavor en la mujer también están... Si sale con la cabeza del padre, mamita; si tiene la espalda del padre, hay que ver cómo se acomoda para salir; y mirá si son mellizos, trillizos o quintillizos... No me parecen en absoluto estos comentarios sarcásticos, y para preocupar más a una madre, en este caso primeriza... ¿no será mucho? Digo, ¿es necesario meterles tanto miedo para que después esto repercuta en forma directa y por carácter transitivo en nosotros cuando ellas vuelven a casa y empiezan a contar todo lo que les dijeron...? En ese momento, decime la verdad, no te dan ganas de llamarlas a todas y decirles: “Pedazo de boluda, ¿no tenías otro comentario mejor que hacer que venir a romper las bolas con tanta pálida y, más aún, estando a tan solo embarazada de 2 semanas, 3 días, 8 horas y 45 minutos?”.

      De

Скачать книгу