Vamos a follar hasta que nos enamoremos. Ana Elena Pena

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Vamos a follar hasta que nos enamoremos - Ana Elena Pena

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no sabe coger un pajarillo sin lastimarlo un poco.

      Que cuál es mi dolor, mi dolor favorito…

      Y mientras aguardas a que responda,

      quejumbrosa y fiel, que mi dolor favorito eres tú,

      me duelo sola y me río de saberme otra vez en la trampa,

      como un animal herido a merced del cazador.

      Y… ¿cuál es tu animal favorito?

      ;)

      Nebulosas

      Resultaría muy cursi

      decir que veo nebulosas en el iris de tus ojos

      y que somos polvo de estrellas.

      Terriblemente cursi y manido.

      También evitaré la crueldad nihilista

      y la evidencia científica de que solo somos un conjunto de

      reacciones químicas. Que algún día un puñado de hambrientos

      gusanos se darán un festín con nuestros cadáveres aún frescos.

      Como a ti,

      me asusta la eternidad tanto como la muerte,

      las lombrices y la nada,

      pero no puedo evitar ser un poco cursi

      y permanecer absorta contemplando las caprichosas formas

      de las nebulosas con su infinidad de colores.

      Aunque, técnicamente no sean más que gases,

      materia cósmica celeste

      difusa y luminosa

      y de contorno impreciso.

      Vamos a hacerlo

      Vamos a hacerlo despacio,

      sin prisa ni pausa,

      sin rabia y sin miedo.

      Vamos a hacerlo deprisa, con furia y con fuerza,

      crujiendo los huesos.

      Despreocupados e incrédulos, a golpes y a besos, sin disculpas

      ni pretextos, sobre el capó de un coche, en la cama, en el suelo,

      entre gritos desgarrados, pero también en silencio. Como niños

      jugando, como locos, como enfermos, con vicio y con lascivia,

      como animales en celo, con placer y alevosía…

      De un modo salvaje,

      suave, sucio, lento y hasta la agonía.

      Ven, vamos a hacerlo…

      Vamos a follar hasta que nos enamoremos.

      ¡COÑO!

      Sortearé verjas, cruzaré vallas,

      treparé muros, saltaré alambradas

      tan solo para demostrarte,

      doliente y ensangrentada,

      que no hay barrera en el mundo

      que frene lo que palpita

      en el interior de mis bragas.

      Fragile

      ¡CUIDADO!

      *Material delicado*

      No tocar

      con las manos o el alma sucias.

      Mantener alejado

      de hombres brutos,

      mujeres retorcidas

      y alimañas en general.

      *Frágil*

      No acercarse

      bajo ningún concepto

      con intención maliciosa

      ni despliegue alguno de malas artes.

      Contiene elementos altamente sensibles,

      tiernos,

      fácilmente excitables,

      emotivos

      y extraordinariamente sinceros.

      Niña mala

      Hazme daño, hazme mal,

      pero todo lo bien que puedas.

      Castiga a la niña mala que,

      desobediente,

      pisa las flores y los charcos,

      roba la fruta de los árboles y apedrea a los gatos

      solo porque les tiene miedo.

      La niña de los dientes rotos y el vestido sucio,

      Diosa odiosa

      que trepa al árbol como una ardilla traviesa

      y te pide que adivines el color de sus braguitas

      mientras se orina entre risas sobre tu cabeza.

      –¡Bébeme!

      El otro lado de la cama

      A veces quisiéramos que las almohadas pudiesen hablar, para saber si quien se acuesta a nuestro lado es un hombre o un animal. Si cuando ronca en realidad está rugiendo o si cuando nos abraza sueña con agarrar fuertemente una presa.

      Solía creer que las almohadas eran conocedoras del ser durmiente y que saben todo sobre quien reposa en ellas la cabeza. Que se impregnan de nuestros pensamientos, sueños, anhelos y obsesiones. Que conocen los secretos más oscuros que nos rondan al caer la noche. En efecto, así es, pero hay que prestar mucha atención, dejar la mente en blanco y dejarse llevar.

      Por eso, una noche que él estaba ausente, dormí en su lado de la cama, intentando capturar su olor y penetrar en su mundo. Descifrarlo, apoderarme de sus deseos y temores.

      Entonces fue que, al cerrar los ojos y ya vencida

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