Cuando lo recibí él me dijo: “Vine a buscar el mensaje que tiene para mí”. Le dije las textuales palabras que había recibido y vi el testimonio que realmente era para él.
Recuerdo también una campaña que se organizó en una zona muy conflictiva de Buenos Aires, a la cual me invitaron a predicar con dos meses de anticipación. Recuerdo haberme apartado en ayuno y oración para recibir el mensaje de ese día… pero no llegaba a mí la inspiración. Tenía algunas ideas de lo que por lógica debía predicar en la campaña, pero sabía que un misterio que yo no entendía estaba sin manifestarse ante mí.
Pasados algunos días más en ese ayuno transité por largas horas de adoración. Recuerdo haber danzado en mi pieza, también caerme y levantarme muchas veces por la presencia que se derramaba sobre mí. Fue en ese ayuno donde mis lenguas fueron renovadas y perdía la noción del tiempo que de manera religiosa quería llevar.
Cuando llegó el día para predicar en esa campaña, me vinieron a buscar en un auto dos hermanos que de manera muy amable me saludaron… Pero a las cuadras de haber salido con el auto, el acompañante del que manejaba comenzó a gritar de tal manera que el conductor tuvo que frenar el auto… Cuando abrió la puerta del acompañante, el hombre se revolcaba en la calle gritando… Yo quede observándolo desde el auto, mientras entendía “que esa” sería la ministración de aquella campaña. Bajé del vehículo, y luego de unos minutos aquel hombre confesó algunas puertas abiertas por cerrar… Al llegar a la campaña interna, ya que fue en un mes de invierno, recuerdo aquel auditorio lleno de personas… Y mientras las miraba, el rostro de muchos se desfiguraba, cuando me presentaron para compartir el mensaje, saludé como corresponde por ética en cualquier lugar donde estemos… Y bastó con un saludo para que 4 músicos se manifiesten.
Luego de esto solo ministramos liberación durante dos horas en unidad con los siervos de esa casa. En aquella campaña nunca pude decir nada que hubiera premeditado… Ese día vi con mis ojos el producto de la consagración.
Ahora bien, terminamos de entender la fauna natural y espiritual del desierto, como temple de nuestro inicio ministerial y quiebre de naturalidad emocional.
LA ENTRADA AL DESIERTO
Algo muy importante que debemos tener en cuenta es que, a diferencia de los demás ayunos, este ayuno que Jesús hizo fue con la GUÍA DEL ESPÍRITU SANTO.
Mateo 4:1 dice que Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto. En la historia bíblica no vemos que Jesús estuviera pensando en ir al desierto… o preparándose para ir al desierto, sino que el Espíritu mismo lo llevó a aquel lugar.
El primer punto que quiero reafirmar es que “si hay lugares de (reconocimiento espiritual), donde el Espíritu quiere llevarnos, uno de ellos es el desierto”.
Muchas personas que desconocen el obrar del Espíritu te aconsejarán jamás ir a un desierto, o incluso hablarán mal de él.
Pero cuando medito en este pasaje bíblico, comprendo que la hermosa presencia del Espíritu Santo se manifiesta no solo en el concepto (Iglesia de Cristo), (en mi templo), sino también en el desierto…
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