Bestiario Americano. Diego Maenza
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A ellos obedece el báculo hecho de ramas y oro.
El resplandor es su amigo al abandonar la luna.
Percibes el crujir de la hojarasca y te observa desde el follaje.
Te obliga a enloquecer mientras toca su instrumento.
Le ofrece frutas y miel silvestre a tu adolescencia desnuda.
Si eres mancebo de su agrado: beso en la boca.
Si eres doncella: mordisco en la nuca.
Hay quienes afirman que en el cielo no hay luz,
que la oscuridad es ventrílocua y
Yasy Yateré el mejor intérprete de sus monólogos.
También están los animales optimistas.
Creen que el geniecillo de la flauta solo embriaga
con invención para controlar a las masas
de anémicas criaturas que se pierden en la canícula.
Yasy Yateré acecha desde las ramas.
Yasy Yateré espanta sapos, papagayos y tapires.
Yasy Yateré no duerme la siesta.
EL HOMBRE CAIMÁN
(Poema existencial de un caimán colombiano)
Algunos aseguran que tengo cuerpo de caimán
y cabeza de hombre.
Yo digo que mis pensamientos son humanos:
vil entramado de consignas negras.
Hay quienes dicen que tengo cabeza de hombre
y cuerpo de caimán.
Yo digo que mi corazón es bestial:
alimaña anómala que nada en el caos.
Un día copulé con una nereida y sus labios
eran flores de cristal legrando el pantano.
Anochecía y nos seguíamos apareando.
Ella gimió y yo le dije Te amo.
Me enamoré de la nereida y sus labios ligeros,
la sutileza de sus engarces inmolando mis escamas.
Fue la última noche que la vi en el río Magdalena
y deambulé en sus riberas para mi propio escarnio.
Los espectros fabulan sus propias leyendas
y proyectan sus frustraciones en mi vida.
Fisgones intermitentes que oscurecen el día,
tristes voyeristas alimentando la noche.
Pienso como un hombre y siento como bestia.
Cuando me transformo en hombre soy depravado,
produzco la sustentación de pálidos eslóganes.
Cuando me convierto en bestia soy sensitivo
y me enamoro de las criaturas del agua.
Cuando me convierto en hombre soy la bestia.
Cuando me aniquilo soy la resurrección de las ciénagas.
¿Soy un caimán con cabeza de hombre
o soy un hombre con cuerpo de caimán?
¿Cuándo degeneré mi naturaleza y me convertí en humano?
Cada día lucho por no trocar a monstruo.
Busco a la nereida entre los escombros
que originaron los estuarios de pesimismo.
Desde Plato hasta Bocas de Ceniza,
siempre me verán en las costas del Caribe.
EL KHARISIRI
(Balada silbada al viento desde Guaqui a Potosí)
Caen las sombras y despiertan sus entrañas.
(El lago Titicata es un hervidero de sonidos)
Las criaturas emergen con nueva piel.
(Las wacanas, wac, wac, emiten sus graznidos)
Coro
No mires sus ojos, sus cabellos rubios.
El demonio del altiplano.
El demonio de los aymaras.
No invoques su nombre, no digas su nombre:
Liqichiri, Phistaco, Ñaqaq, Khari Khari.
Los demonios ya no duermen.
Nunca viajes solo por los senderos de Achacachi.
(A veces no busca la grasa sino el tuétano)
Si no hay humanos se alimenta de alpacas.
(Primero te roba el ajayu, luego usa su maquinita)
Se repite el coro
No mires sus ojos, sus cabellos rubios.
El demonio del altiplano.
El demonio de los aymaras.
No invoques su nombre, no digas su nombre:
Liqichiri, Phistaco, Ñaqaq, Khari Khari.
Los demonios ya no duermen.
EL SILBÓN
(Monólogo de un llanero venezolano)
Sonido agudo impulsado por el aire
invade el silencio y rompe las tinieblas:
surge el espanto, los vellos se erizan.