Mercedes Sosa - Más Que Una Canción. Anette Christensen

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Mercedes Sosa - Más Que Una Canción - Anette Christensen

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La pintura rosada de las paredes exteriores de su pequeña casa de una planta en la calle San Roque 344 se está poniendo negra por el hollín y el humo de las fábricas de las cercanías, y en algunos lugares la pintura se está descascarando. La única luz que entra en la casa lo hace por dos pequeñas ventanas con barrotes de hierro que dan a la angosta calle donde los niños suelen jugar, inventando sus propios juegos, pues jamás tienen juguetes. Afortunadamente, viven cerca del parque local, que también tiene lazos con la fecha de la Independencia argentina, pues se llama Parque 9 de Julio. Se vuelve un segundo hogar para ellos.

      Al crecer, Mercedes disfrutó de jugar en el parque con sus hermanos y otros niños de su modesto vecindario.4 Siempre está alegre y se conecta con los demás con facilidad. Pero a veces prefiere estar sola y se retira a su árbol favorito. Le gusta sentarse recostada contra la corteza mientras mira a los insectos zumbando a su alrededor. Es una niña robusta en muchos sentidos, pero también tiene un lado sensible, reflexivo, que la hace preguntarse por qué algunas personas son ricas mientras que otras son pobres. A muy temprana edad desarrolló un sentido de lo bueno y lo malo. Es una sensibilidad causada directamente por ver a sus padres trabajar muy duro para alejar el hambre de su puerta. Incluso haciendo todo lo posible, a menudo no pueden permitirse comprar alimentos para sus hijos. Para distraerlos del hambre, los llevan al parque para que jueguen todas las tardes a la hora de la comida.3 Para Mercedes, los sábados son el mejor día, porque es cuando su padre recibe su paga y la familia puede disfrutar una comida de tallarines con manteca, la única comida caliente que tienen cada semana. A menudo el hambre la mantiene despierta durante horas por la noche.4

      Aun así, más adelante Mercedes llegará a decir que tuvo una infancia feliz. “No quiero lamentarme como alguien que ha vivido con hambre, pobreza y frío. Viví mi infancia en una casa pobre, la cual, sin embargo, estaba abrigada con los sentimientos necesarios. Mis hermanos y yo siempre tuvimos lo esencial, porque jamás nos faltó amor. En este aspecto, éramos millonarios. Nuestros padres no sólo sacrificaron sus vidas, también han sido sabios. Jamás nos agobiaron hablándonos de sus sacrificios. Nos dieron todo lo que pudieron, sin revelarnos lo que tenían que hacer para conseguirlo”.5

      Mercedes jamás dejó atrás la mentalidad de pobreza en la que creció, y eso formó su conciencia social y su compasión por los pobres, lo cual, junto con el amor de sus padres, forma su ideología y le proporciona los sólidos fundamentos que siempre ha mantenido. Como adulta, llega a la conclusión: “La pobreza siempre nos persiguió, pero jamás nos venció. Sólo nos ayudó a ser libres y elegir nuestra forma de pensar”.6

      Mercedes tuvo una relación muy cercana con sus abuelos. Su abuelo por el lado materno es medio francés, mientras que sus abuelos por el lado materno son amerindios con raíces quechuas, descendientes del imperio Inca. Mercedes no es consciente de sus orígenes indígenas hasta que su abuela está muriendo y, en su delirio, comienza a hablar en quechua, pero este descubrimiento le inspira un amor por los pueblos originarios y su cultura, un afecto que quedará con ella durante toda su vida.7

      Cuando Mercedes comienza a ir a la escuela, rápidamente aprende a leer. Le encanta leer, y siempre que en casa es hora de cocinar, Ema echa de la cocina a Mercedes y la envía a su habitación, donde puede hacerlo.8 Es importante para Ema que Mercedes obtenga todo el conocimiento que pueda, y Mercedes jamás se resiste. Es curiosa, ávida de saber, y absorbe las palabras de un libro tras otro como una esponja. Expande sus horizontes y le da una comprensión de la historia, la cultura y la gente de diferentes orígenes que el suyo. Mercedes también canta y baila durante su infancia. Para ella, es como caminar y hablar. Pero sigue siendo tímida y no le gusta actuar para otros.

      Entonces, un día de octubre de 1950, cuando tiene 15 años, la maestra de música de su escuela, Josefina Pesce de Médici, descubre su capacidad para cantar. Para alentar el talento de Mercedes, le pide que dirija al coro de la escuela para cantar el Himno Nacional en una celebración escolar. Mercedes intenta esconderse en el fondo, pero Médici le dice que avance frente a todas las maestras, a sus compañeros y los padres, y que cante en voz alta y clara. Está nerviosa, aterrorizada, pero lo hace tan bien que su maestra y algunos de sus amigos deciden, sin decírselo, inscribirla en un certamen en la estación de radio local. “Recuerdo cantar desde el principio de mi vida. Sin embargo, no es lo mismo cantar en casa que para el mundo. Hay una fecha para esto. Tenía 15 años de edad y un día la escuela terminó dos horas antes. Hubo un certamen en la estación de radio de la ciudad, LV12. Me presenté más como un juego que para cantar”.9 Mercedes escogió cantar “Triste estoy”, una zamba de Margarita Palacios bajo el seudónimo de Gladys Osorio. Ganó el certamen y el premio era un contrato de dos meses con la estación de radio. Este fue el primer hito de su larga carrera. Mercedes ya sabía que quería pasar el resto de su vida cantando. Había nacido una estrella.

      Su madre sabía sobre el certamen, pero no Ernesto, su padre, quien sabían que no lo aprobaría. Lo descubrió eventualmente, al reconocer la voz de su hija en la radio, y se molestó mucho. Cuando Mercedes regresó a casa, la abofeteó, algo que jamás había hecho antes. No quería que su hija se convirtiera en cantante, pues pensaba que eso la alejaría de la familia y la llevaría a un estilo de vida alocado y libertino. No creía que hubiese ningún futuro en ser un cantante y quería que sus hijos tuviesen una educación para que pudiesen lograr más en la vida de lo que había logrado él. Pero para tener el contrato de dos meses con la estación de radio, Mercedes, una menor de edad, necesitaba la firma de sus padres, y Ema no quería firmar a espaldas de su esposo. Es una mujer inteligente que sabe cómo influenciar a su esposo. Luego de algo de persuasión, finalmente él se rindió y firmó el contrato bajo la condición de que Mercedes tuviera una educación. Para complacerlo, ella decidió convertirse en profesora de danza y estudió danzas tradicionales latinoamericanas como chacarera, milonga y zamba.

      La zona en la que creció, con la influencia de la cultura indígena de la cercana Bolivia, la inspiró para convertirse en una cantante folclórica, si bien podría fácilmente haber hecho en cambio una carrera en la ópera, cosa que incluso contempló durante un tiempo. Su elección de estudios resultó ser una ventaja para su carrera artística. Pero no podía dejar de cantar y seguía recibiendo invitaciones para actuar en eventos públicos. Sus padres no tuvieron otra opción que acostumbrarse a la idea, y poco a poco lo hicieron. Pronto, toda la familia está siguiéndola a donde fuera que vaya.10

      Por mucho que le encante cantar y por muy seguido que lo haga ante el público, para Mercedes sigue siendo un desafío enorme cada vez que se planta ante ellos. Sigue siendo tímida y, a pesar de las apariencias, padece un severo pánico escénico. Es un miedo que sabe que debe superar si quiere alguna vez hacer realidad su sueño.

       EMA Y Ernesto están interesados en la política. No pertenecen a ningún partido pero apoyan a Juan Domingo Perón, e incluso más a su esposa, Evita, a quien admiran por su belleza exterior y su influencia. Como ellos, Evita proviene de una región pobre del país; a diferencia de ellos (pero quizás como su hija), ella se abrió paso para salir de la pobreza como actriz. Ahora, con su esposo en el sillón de Rivadavia, es responsable del Ministerio de Trabajo, así como del Ministerio de Salud. Se ha enfocado en hacer reformas para ayudar a los más pobres de la población y fundó una organización de caridad, la Fundación Eva Perón, responsable de construir casas, escuelas, hospitales y hogares para niños. Evita también está detrás de la legislación que dio a las mujeres el derecho a votar por primera vez. Es una heroína a los ojos de la clase trabajadora y es amada por millones de argentinos, aunque la derecha de la sociedad se opone a ella vehementemente.

      A los 17 años, Mercedes adora a Evita y la ve como una verdadera revolucionaria. Es una enorme tristeza para ella cuando, el 26 de julio de 1952, Evita muere a causa de un cáncer cervical, con sólo 33 años de edad.2

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