El Código De Dios. Aldivan Teixeira Torres

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El Código De Dios - Aldivan Teixeira Torres

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estoy en camino. Es una de las razones por las que estoy aquí. (Philliphe)

      –Mi madre me dejó temprano. Tengo pocos recuerdos de esto. (Renato)

      – Tengo pocos recuerdos de mis abuelos. Perdí a mi padre cuando tenía quince años y a pesar de su habitual distanciamiento fue muy duro. Hace poco perdí a mi sobrina. Las pérdidas hasta ahora me han enseñado la importancia de la vida, de cada momento y de ser fuerte. ¡La vida continúa! (el Vidente)

      – Muy bien. ¡Estamos con ustedes! (Animó a Rafael)

      –Lo importante es no renunciar a la vida. (Uriel)

      – Y recuerde también que siempre hay esperanza. Podremos redescubrir a los que amamos en otro plano o aquí mismo en la nueva tierra prometida. (Isael)

      – ¿Cómo va a ser eso? (el vidente estaba interesado)

      –… Está escrito: "Al final de los tiempos, después del juicio, habrá un cielo nuevo y una tierra nueva. No habrá más llanto, sufrimiento, muerte o guerra. La gente será buena y se ayudará mutuamente en un ciclo perpetuo de felicidad". (Isael)

      –Eso es lo que el alfa y el omega prometieron. (Garantizó Rafael)

      –¿Puedes creerlo? (Uriel)

      –…Creo. (el Vidente)

      –…yo también. (Renato)

      – ¡Yo creo! (Philliphe)

      –¿Cuándo será esto? (Renato)

      – Esta fecha es un misterio, y sólo Dios y sus hijos lo saben. (Rafael)

      –No te preocupes, Renato. Todavía va a llevar mucho tiempo. (el Vidente)

      –¿Cómo lo sabes? (Renato)

      –…lo adiviné. Este mundo tiene un largo camino por recorrer. (argumentó el vidente)

      – Estoy de acuerdo. Estamos en el comienzo de los dolores de parto. (Rafael)

      –Probablemente algunos de ustedes todavía van a reencarnar aquí otra vez, haciendo que el planeta evolucione. (Uriel)

      –Hasta que se complete el ciclo. (Isael)

      – ¡Que así sea! Quiero ser feliz en el tiempo que me queda. (Renato)

      –…Yo también. Reconstruir mi vida y mi autoestima es todo lo que necesito. Gracias a todos. (Philliphe)

      –…de nada. Conmigo, uno para todos y todos para uno! (el Vidente)

      –¡ Uno para todos y todos para uno! (Los otros)

      Comenzó el silencio. Se tomaron otro descanso de cinco minutos, y momentos después estaban listos para empezar a charlar de nuevo. ¿Qué nuevas revelaciones vendrían a componer "la voluntad"? El código fue ampliado y demostró en todo momento un rostro de Dios que la mayoría no conocía. Continúa siguiéndome.

      2.5- Comportamiento

      Con paciencia, Rafael reanudó la conversación:

      – ¿Quién sugiere esta vez el tema? (Rafael)

      – I. Trabajemos en el comportamiento familiar. ¿Todo el mundo está bien? (Uriel)

      – Sí (Los otros).

      – Con la palabra entonces Maestro Isael. (Uriel)

      – Bueno, el comportamiento en una persona es todo, ya sea en la familia o en la sociedad. Tienes que ser capaz de manejar las situaciones de la mejor manera posible. (Isael)

      – ¿Como qué, por ejemplo? (Pregunta a Philliphe)

      – Son innumerables. Por ejemplo, la sutileza de un hombre abriendo la puerta de un coche a una mujer o tirando de una silla en un restaurante, hablando menos y escuchando más, siendo amable y amigable con la gente. (Explicó Isael)

      –…Lo tengo. Hago algunas de estas cosas. Dejo que lo deseen los demás. Después de todo, nadie es perfecto, ¿verdad? (Philliphe)

      –Por supuesto que no, amigo mío. Nadie lo es. En mi caso, llevo mi buena educación dondequiera que voy. Una de mis marcas es saber cómo tratar bien a la gente. (el Vidente)

      – Hay que felicitarlos, amigos míos. Lo que se ve en el mundo de hoy es en su mayoría gente arrogante, orgullosa, dueña de la verdad que por cualquier cosa jura, golpea o incluso mata. ¡Estamos viviendo el mundo de la competencia y salvarse a sí mismo cualquiera que pueda! (Recordamos a Rafael)

      – ¡Verdadera verdad! Debemos recordar que Dios busca a los mansos y humildes de corazón. (Uriel)

      – ¡Es bueno saberlo! Estamos en el buen camino. (el Vidente)

      – Y tú, Renato, ¿cómo es tu comportamiento? (Philliphe quería saber)

      – Normal. A veces soy amable y en otras exploto. En casa, me comporto bien, excepto por mi privacidad. (Renato)

      –¿Qué quieres decir? (Philliphe)

      – ¡Cuando estoy a gusto o me tiro un pedo! (Renato)

      –¡Arg! (Exclamó Felipe)

      –…Kkkkkkk. (Risas, Rafael y Uriel)

      – ¡Estás avergonzado, Renato! (luchó el vidente)

      – ¿Por qué? ¿No se tira pedos el hijo de Dios por accidente? (Renato)

      –…soy normal. Sin embargo, mantengo mi educación en todo momento. (el Vidente)

      –¡Ejemplo! ¡Ni yo tampoco! (Philliphe)

      –Lo peor es cuando te sueltas a la hora de comer. Una vez, mi madre me dio una palmadita y desde allí no volví a hacerlo en ese momento. (Renato)

      –¡Es uno de los peores a estas horas! Otros que se molestan también están eructando y bostezando. (Philliphe dijo)

      – ¡Todavía es bueno que lo hayas remediado! Esta es gente de tercera clase. ¿Qué te parece, Rafael y Uriel? (el Vidente)

      – Son cosas que pasan, pero es mejor no repetirlas si es posible. (Rafael)

      –Así que, dice Yahveh: No se preocupe por la digestión ni por sus resultados. Más bien, siga los ejemplos notables de cooperación, caridad y optimismo que muchos han dejado para dar fruto. (Uriel)

      – Bonito. Así que, seguiré soltando mis juegos de palabras al menos en casa. KKKKk. (Renato)

      – kkkkk. (Risas de Rafael, Uriel, Philliphe, Vidente)

      – Pero lo que es una buena educación es mejor mantenerla siempre. (El vidente se levantó)

      – ¿Qué tal si paramos un rato y damos un paseo? (sugiró Renato)

      –Puede serlo. ¿Qué opinas tú? (el Vidente)

      –Espero que no te demores. Todavía quedan algunos temas para hoy. (Recordamos a Rafael)

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