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Madagascar - vvaa Petit Futé

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clima es tropical. Durante la estación lluviosa, las lluvias riegan las grandes extensiones del norte, hasta Nosy Be, que gracias a ello presentan una magnífica vegetación. Temperaturas medias: de enero a abril, de 25 a 30 °C; de mayo a julio, de 20 a 25 °C; y de agosto a septiembre, de 15 a 20 °C.

      Medioambiente / Ecología

      Madagascar fue ocupada tardíamente por el hombre, y su aislamiento insular la protegió de las incursiones. Hoy, la Gran Isla sigue siendo un «laboratorio natural» ejemplar. La fauna y la flora malgaches constituyen un patrimonio natural único en el mundo. Aquí podrá contemplar una fauna excepcional, con especies animales extremadamente raras y una flora endémica muy variada. Científicos y naturalistas de todos los países, pero también los amantes de la naturaleza, los ecologistas y los viajeros deseosos de cambiar de aires estarán encantados al visitar Madagascar.

      Sin embargo, aquí, como en el Amazonas, en Borneo, en África o en otros lugares, el patrimonio natural está amenazado constantemente. El gran bosque que antaño cubrió la isla representa hoy menos del 15 % de la superficie y continúa desapareciendo a un ritmo de entre 200 000 y 300 000 hectáreas cada año. Las áreas protegidas, aunque más numerosas hoy en día debido al incremento del turismo, apenas suponen el 2 % del total del país. Las amenazas para el bosque son múltiples: los agricultores practican una agricultura de tala y quema y sacrifican hectáreas de bosque para convertirlas temporalmente en arrozales; los carboneros transforman árboles centenarios en carbón y lo comercian todo el año; los traficantes de especies raras desafían las leyes y a la policía. Además, la explotación industrial intensiva y los incendios intencionados iniciados por los agricultores son nefastos.

      Cuando el bosque desaparece, las fuertes lluvias y los ciclones tienen efectos terribles: las aguas torrenciales arrastran las tierras fértiles, aparece la laterita, los suelos se vuelven áridos y ya no crecen los árboles. La agricultura es entonces imposible.

      Eso no es todo. El fuerte crecimiento demográfico (la población malgache se duplica cada veinte años) no hace sino agravar esta precaria situación. Parece muy difícil pedir a una población pobre que favorezca un proyecto racional y sostenible para el medioambiente, cuando sus necesidades vitales cotidianas les obligan a gestionar las cosas a corto plazo. Sin embargo, no hay que olvidar que todas las personas buscamos tener un techo y una chimenea ante un hermoso bosque donde poder caminar tranquilamente mientras contemplamos los pájaros.

      Aquí, como en África o en Brasil, todo el ecosistema se ve afectado por la deforestación. El clima se está volviendo más seco y la sequía progresa. La desertificación es una amenaza. En cuanto a las especies animales raras (como las tortugas radiadas), son capturadas por coleccionistas y traficantes a pesar de las prohibiciones de exportación... Para remediarlo, los diputados se están movilizando para legislar en el ámbito de la protección de la naturaleza. Cantantes de renombre —Rossy, Dama— y grupos de teatro popular –los Mpihira Gasy– incluyen canciones en sus repertorios para contribuir a la concienciación. Las empresas públicas están reforestando con el apoyo de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, organizaciones no gubernamentales (entre ellas el Fondo Mundial para la Naturaleza y Madagasikara Environnement), Japón y la Unión Europea, pero también de algunas asociaciones, como Madagascar Mieux Vivre, que trabajan por un turismo responsable y contra los atentados al patrimonio natural.

      En Madagascar, la ecología debe convertirse en una preocupación de primer orden, una prioridad para el desarrollo económico, cultural y social. En realidad, todo el mundo debe tener en cuenta la protección del medioambiente, uno de los factores esenciales para el futuro de la isla.

      El 27 de junio de 2007, todos los bosques tropicales de Atsinanana, incluidos seis parques nacionales: Marojejy, Masoala, Zahamena, Ranomafana, Andringitra y Andohahela, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

      En 2010 y 2011 se descubireron, en expediciones científicas al macizo de Makay (en el suroeste del país), nuevas especies animales y vegetales, así como cuevas con pinturas rupestres.

       El problema de las zonas costeras y marinas. Incluso hoy en día, los biotopos son muy diversos y los ecosistemas marinos son complejos y productivos, pero esta situación podría verse comprometida por políticas imprudentes. Los corales, por ejemplo, tienen una importancia primordial para el equilibrio natural tanto en el mar como en tierra firme: protegen las costas rompiendo el oleaje, favorecen el establecimiento de instalaciones portuarias en aguas tranquilas y dificultan la presencia de fauna pelágica, reduciendo sustancialmente el riesgo de depredación.

      Además, las abundantes fanerógamas marinas desempeñan un papel importante en la fotosíntesis, que está en el origen del ciclo de vida y de la producción de materia orgánica en el medio ambiente oceánico.

      Sin embargo, eso no es todo: los corales también atraen a los turistas (buceo, pesca...), constituyen un recurso nutritivo para la pesca local de vocación artesanal, e incluso pueden ser utilizados como materiales de construcción, como en las Comoras.

      Su desaparición sería una pérdida irreparable para el equilibrio natural del planeta. Por lo tanto, debemos tomar conciencia de su importancia y desarrollar un turismo ecológico, de acuerdo con un entorno biológico que destaca por su diversidad, riqueza y belleza.

      Al mostrar respeto por el mundo natural, el turismo puede influir en las decisiones gubernamentales y en el futuro del país: rechazar toda alteración de los ecosistemas (incluso para una mayor capitalización de los recursos disponibles) puede cambiar las actitudes y responsabilizar a empresarios y promotores. Es así, y solo así, que las costas no parecerán un día un gigantesco cementerio de ideales, una vasta concentración de terribles edificios o un desierto despiadado.

       Nuevo impulso para la protección de las ballenas. Es precisamente gracias a la perseverancia, y a un notable trabajo de la organización Cetamada para el conocimiento y la conservación de los mamíferos marinos en el océano Índico, que se ha despertado la conciencia colectiva. Bajo su liderazgo, el primer Congreso Mundial de las Ballenas Jorobadas se celebró del 29 de junio al 3 de julio de 2015, justo antes del anuncio oficial del Festival de las Ballenas. Este evento sin precedentes, que tuvo lugar en Santa María, fue también una gran primicia a escala mundial: 71 científicos e investigadores, que representaban dieciseis países, se unieron a estudiantes y entusiastas eco-voluntarios para discutir sobre biología, programas educativos y proyectos de investigación, en el marco del tema «La ballena jorobada, una palanca para la conservación y el desarrollo». Fue un gran éxito porque al final de los debates, el ministro de Medioambiente, Ecología, Mar y Bosques anunció que propondría un proyecto de ley sobre la protección y conservación de los mamíferos marinos, una cuestión a seguir.

      La protección del medioambiente es asunto de todos. Gracias a su red de afiliados, Cetamada ofrece ahora viajes de observación de cetáceos por todo Madagascar, con el máximo respeto por los animales. Les invitamos encarecidamente a que consulten el sitio web de la asociación para encontrarlos: no cuestan más; o mejor aún, ¡son enriquecedores!

       ¿Es la energía solar el futuro de Madagascar? En Madagascar se ha desarrollado bastante, es muy común ver gente caminando por la carretera con paneles solares de todos los tamaños. Así es como se puede escuchar la radio, el teléfono e incluso ver la televisión en los lugares más remotos, ya que los malgaches no carecen de creatividad, especialmente para escuchar música bajo cualquier circunstancia. En 2017, la Fundación Manentena equipó el pueblo de Andralanitra con dos «árboles solares» de cuatro paneles cada uno. Ellos solos pueden producir energía, almacenarla,

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