Madagascar. vvaa

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Madagascar - vvaa Petit Futé

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europeos.

      El Estado Sakalava, que estaba muy bien estructurado, era gobernado por un consejo compuesto principalmente por los consejeros reales (ranitr'ampanjaka), los ministros reales (manan-tany), el ministro de Guerra y Asuntos Exteriores, el ministro del interior (fahatelo)... La corte reunía a príncipes, princesas y vasallos. El rey también consultaba a los ancianos (ampiasa), al adivino y al médico. Su séquito incluía un heraldo, un escriba árabe, un bardo y un bufón.

      Las incursiones más lejanas de los guerreros sakalava los llevaron a la costa este, donde se enfrentaron a los betsimisaraka. Sin embargo, los reinos sakalava no solo se ocupaban de las conquistas: establecieron una administración territorial incluso para las regiones más remotas del reino.

       Reinos centrales. Cuando se transitan los caminos que rodean Fianarantsoa, hasta los valles más pequeños aparecen esculpidos en terrazas; allí se cultiva el arroz, y los complejos sistemas de riego transportan el agua hasta la parcela más diminuta. Todo evoca a Asia, a otros arrozales escalonados y otras montañas verdes: Indonesia, Vietnam, Filipinas o China.

      Los reinos betsileo se fundaron a principios del siglo XVIII. Se formaron cuatro grandes reinos, a veces aliados y a veces hostiles entre sí: Arindrano, Lalangina, Isandra y Manandriana. Los primeros reyes betsileo fueron elegidos por el pueblo un viernes de luna llena, durante una ceremonia religiosa dedicada a los antepasados. Estos monarcas edificaron toda una organización social. Así, el rey Andriampianarana dio origen a una legislación. La administración territorial era confiada a nobles y oficiales, los Mahamasinandriana. Los propietarios de los campos de arroz estaban sujetos al impuesto real, que era proporcional a las cosechas. Poco a poco desarrollaron el comercio y conquistaron el progreso. Andrianonindrandranarivo, sucesor de Andriampianarana, organizó un ejército equipado con armas de fuego. Sin embargo, su lema alababa más bien al arroz: «No hay mejor pólvora para resistir a nuestros enemigos que una buena cosecha de arroz». Los dos reinos betsileo más estructurados, Isandra y Lalangina, se enfrentaron regularmente durante los siglos XVII y XVIII. Pero a finales del siglo XVIII los reinos de Manandriana, Lalangina e Isandra se convirtieron en vasallos de Imerina.

      La monarquía merina: conquistas y unidad

      Otro pueblo procedente del este se instaló en las Tierras altas centrales. Cultivadores de arroz, metódicos y organizados, se establecieron en Ampandrana en el siglo XV. Luego, en el siglo XVI, se trasladaron a Merimanjaka, donde reinó la reina Rangita, fundadora de la dinastía que dio origen al reino de Imerina (el nombre que recibían las Tierras altas). Su hijo, el rey Andriamanelo, organizó el comercio, expandió la agricultura mediante el acondicionamiento de pantanos y creó un ejército. Sus sucesores (su hijo Ralambo y su nieto Andrianjaka) fundaron un sistema feudal, el Imerina, al que dotaron de una organización social estructurada en cuatro órdenes: los nobles (andriana, la gran familia del gobernante), los súbditos libres (folovohitra, de los cuales un pequeño grupo, los hovas, eran descendientes de las dinastías javanesas más antiguas), los siervos (olomahery o angaralahy, mainty a partir de Andrianampoinimerina) y los súbditos privados, algunos de los cuales eran esclavos (andevo). Ralambo unificó los clanes y sentó las bases de un estado. Su hijo, Andrianjaka, llevó a sus ejércitos hasta Analamanga (el «Bosque azul»).

      A principios del siglo XVII, el rey Andriamasinavalona continuó expandiendo el país hacia el oeste y el este. Como el monarca absoluto dijo: «Puedes mostrar tu amor a la gente, pero en el estado tienes que actuar sin debilidad.» Andriamasinavalona ordenó la construcción de grandes diques y llevó a cabo importantes obras de irrigación para extender el cultivo del arroz y combatir el hambre. Le cedió el reino a sus cuatro hijos, quienes se enfrentaron.

      Aproximadamente al mismo tiempo (1642), los franceses crearon el puerto de Fort Dauphin (hoy Tôlanaro) en el sur de la isla; de hecho, rebautizaron el territorio y le dieron el nombre de Île Dauphine. Sin embargo, la resistencia armada obligó a unos 63 supervivientes a abandonar la Gran Isla para refugiarse en Reunión, entonces llamada Isla Borbón, el 27 de agosto de 1674.

      A finales del siglo XVIII, un joven rey, Andrianampoinimerina («El señor querido en el corazón de Imerina») (1745-1810), unió todas las tierras de Imerina mediante la diplomacia, las alianzas y, como último recurso, las operaciones militares. Los reinos locales de Ambohimanga (la Colina Azul), Ambohitrabiby (la Colina de los Animales) y Ambatomanga (la Roca Azul) unieron sus fuerzas. La capital se establació en Antananarivo. Andrianampoinimerina organizó un estado sólido y perdurable: el sistema feudal instituido bajo su reinado funcionó durante más de un siglo, hasta el final de la monarquía malgache. Era un gobernante carismático, podía liderar ejércitos en el campo de batalla y sabía dirigirse directamente a la población.

      El poder y la protección reales parecen infinitos. En efecto, declara: «Para que vosotros, mis súbditos, tengáis agua de arroz, les daré agua de arroz a los adultos y también a los pequeños. Porque quiero que todos lleven agua a sus casas, ya sean grandes o pequeñas.» Se establecen un derecho y una administración territorial.

      La tierra pertenece al estado, cuyo representante supremo es el rey. La vida en las aldeas es autogestionada por los fokonolona, las comunidades de base. Se crea un cuerpo de funcionarios con jueces, administradores, recaudadores del tesoro... También es el momento de las conquistas. Andrianampoinimerina instala guarniciones de merinas en todos los confines del reino. El monarca hizo esta famosa declaración: «Ny riaka no valamparihiko» (El mar es el límite de mi campo de arroz). Desde entonces las expediciones militares se multiplicaron.

      «Radama, hijo mío, un fragmento de mi vida, ¡que no puedo precederte a la tumba! ¡Qué hermoso eres! Eres como un dios que vino a la Tierra. ¡Yo no muero, yo que tengo un hijo así!». Andrianampoinimerina le susurró estas palabras a Radama antes de morir. El hijo, elegido como su sucesor, hizo todo lo posible para hacer realidad el sueño de su padre: llevar los límites del reino hasta el océano.

       Crecimiento y desarrollo. Cerca de Nosy Be, en medio del canal de Mozambique, las islas Radama nos recuerdan que este rey conquistador llevó sus ejércitos hasta allí. En Mahajanga, en la costa oeste y a lo largo de la costa este, los restos de fortalezas son también testigos de una política militar decidida.

      Para hacer realidad el sueño de su padre, Radama I formó un ejército de varios miles de hombres. Las armas y las municiones le eran suministradas desde 1820 por los británicos, que no veían bien la interferencia francesa en la isla.

      El joven rey emprendió una diplomacia internacional muy activa, con la que obtuvo la ayuda de la Royal Navy para sus operaciones militares en la costa este. Además, el ejército merina contrató asesores militares extranjeros (británicos y franceses) y se modernizó rápidamente. Jerarquía, disciplina, entrenamiento, táctica... y los resultados no tardaron en llegar. Campaña tras campaña, Radama sometió a los betsileo, los betsimisaraka y los sakalava; llevó los límites de su reino hasta las orillas del océano Índico y del canal de Mozambique. En todas partes, sus guarniciones controlaban puntos estratégicos, puertos y zonas de comercio.

      Paralelamente a las operaciones militares, y como buen diplomático, Radama (uno de cuyos consejeros más cercanos, un tal Robin, era un antiguo soldado del ejército de Napoleón) se casó con una princesa sakalava para aliarse con el rey Ramitraho.

      A partir de 1825, la lengua malgache se convirtió en lengua escrita. En 1827, casi cuatro mil malgaches ya sabían leer y escribir; las escuelas se multiplicaron. Bajo el impulso de un estado cada vez más estructurado, floreció el comercio internacional. Los intercambios con Europa, y en particular con Inglaterra, proliferaron. La London Missionary

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