Depresión, Ansiedad y la Vida Cristiana. Baxter Richard
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5. Nuestro eco de Gal. 5:22–23 no es accidental: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
6. “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera” (2 Cor. 12:7).
PARTE I
Capítulo 1
RICHARD BAXTER, MÉDICO ESPIRITUAL
J. I. Packer
La naturaleza humana no cambia, pero sí los tiempos y las épocas, y todos los seres humanos son hijos de su propia era en una medida mayor de lo que ellos, o quienes ven hacia atrás, ya sea para elogiar o culpar, tienden a darse cuenta. Esto es notablemente cierto de los grandes comunicadores cristianos del pasado: Agustín, Luther, Bunyan, Whitefield, Wesley, Spurgeon, y similares. Con razón, reconocemos como héroes a nuestros hermanos de sangre en la fe, y al hacerlo, fallamos en verlos en términos de su propio mundo. Richard Baxter es otro de ellos. Aunque trascendió a su época en muchas maneras, él era parte de ella, y deberíamos empezar nuestro relato observando algunos factores clave sobre la historia y la cultura a la que pertenecía.
Puritanismo
En su vida adulta, a Baxter se le identificaba como puritano, un término despectivo, pero que él aceptaba, aunque cada vez más, él se refería a sí mismo como “simple cristiano” un amigo prudente de las iglesias de todo credo y sus seguidores, aunque demostrando no estar comprometido con alguna de ellas. Sin embargo, “puritano” era un término que lo identificaba como estando involucrado en un movimiento reformista de izquierda, a veces impaciente e imprudente, que había estado causando problemas en Inglaterra desde que empezó el reinado de Elizabeth.
Se había desarrollado en dos direcciones: política y pastoral. El ala política exigía, sin éxito, la radicalización del acuerdo isabelino en varias formas. De sus filas habrían de venir los revolucionarios que, provocados más allá de lo soportable, por la autocracia y mala fe de Carlos I, finalmente pelearon y lo ejecutaron y establecieron un territorio autónomo bien intencionado, pero de poca duración. Por otro lado, los puritanos pastoralmente orientados se entregaron a la predicación, enseñanza y a lo que nosotros llamaríamos evangelismo. Su objetivo era la conversión de toda Inglaterra a la fe vital bíblica y reformada. Para este fin, ellos produjeron un caudal constante de literatura sobre catecismo, homilía y devocional. Este era el principal campo de ministerio propio de Baxter; aunque incursionaba en asuntos políticos, su contribución principal era como uno de los escritores más talentosos de material devocional didáctico del puritanismo, tal como veremos.
El propósito pastoral puritano puede enfocarse como el fomento de un estilo reformado de la devoción agustina, empezando con una conversión regeneradora (fe en Cristo, arrepentimiento ante Dios, afirmación de la aceptación justificante y la adopción en la familia de Dios, comunión en adoración con el Padre y el Hijo y la obediencia diaria a la ley de Dios por medio del poder del Espíritu Santo). La vida cristiana como tal tomaría la forma de amor y servicio (buenas obras) en la familia, la iglesia y la sociedad; monitoreada por la búsqueda consciente de sus dos preocupaciones. La preocupación número uno era discernir el deber, eso es, las acciones específicas para cada día según la voluntad de Dios bíblicamente revelada. La preocupación número dos era el autoexamen o la autobúsqueda, la revisión regular de los motivos y las acciones de uno para estar seguro de que uno estaba viviendo como un creyente real y no como un “evangélico hipócrita” autoengañado, tal como a veces se les llamaba a los legalistas calienta-bancas. Los puritanos visualizaban la vida como un paisaje entrecruzado por muchos senderos, de los cuales uno tenía siempre que buscar discernir y seguir el que más honraba a Dios, el cual sería el más sabio y mejor para los demás y para uno mismo. Casuística era el nombre puritano para el estudio de los principios para tomar esta decisión cada vez, y conflicto con el mundo, la carne y el diablo se entendía que estaba involucrado en hacerlo. Baxter era un maestro experto con relación a todas estas preocupaciones, y cerca de la mitad de los dos mil adultos que habitaban Kidderminster se convirtieron en puritanos bajo su instrucción.
La vida de Baxter
Richard Baxter vivió de 1615 a 1691. Aunque enfermizo desde finales de su adolescencia, él nunca careció de energía mental e iniciativa. Vivió la Guerra Civil como un capellán del ejército, el Commonwealth como un pastor urbano, la Restauración como pastor rechazado, la persecución posterior como uno que, después de muchos años evadiendo el arresto por predicar sin autorización, finalmente pasó dos años en prisión, y la Ley de Tolerancia en 1689, posterior a la Revolución, dándole libertad total para el ministerio durante los últimos dos años de su vida. Él nació y fue criado en el área rural de Shropshire, en la región central de Inglaterra; era hijo de un caballero de la villa, en el sentido de esa palabra en el siglo XVII, eso es, tenía una propiedad, a pequeña escala en este caso. El padre de Baxter después de haber perdido mucha riqueza en el juego, se volvió un cristiano serio. Un día, le compró a un vendedor ambulante un devocional puritano, escrito por Richard Sibbes Reed and Smoking Flax (1630);1 su hijo Ricard lo leyó, y fue esto más que cualquier otra cosa lo que llevó a Richard Baxter a ser un cristiano comprometido serio en algún momento de su adolescencia. Él fue brillante en la escuela, pero su padre lo desvió imprudentemente de la universidad; sin embargo, habiendo tomado la decisión sobre el ministerio pastoral como carrera, él obtuvo la ordenación en 1638. Después de un año de ser profesor, se convirtió en un “profesor numerario” (predicador suplente, sostenido con fondos privados) primero en Bridgnorth de Shropshire y, luego, en el pueblo de tejedores Kidderminster, en la zona central de Inglaterra, donde, como pastor principal desde 1647, disfrutó su gran éxito.
Alto y delgado, alerta y amigable, Baxter era un pensador rápido, un disertante elocuente, un predicador apasionado, un polemista formidable y un escritor muy veloz sobre una amplia variedad de temas. Pronto se volvió conocido por su productividad extraordinaria; Carlos I lo conocía y se refería a él como “el garabato Dick”. Él empezó a toda marcha con su primer libro devocional, con más de 800 páginas del tamaño de un cuarto de carta, llamado The Saints’ Everlasting Rest (1650), el cual se convirtió rápidamente en uno de los más vendidos y se reimprimió anualmente en los primeros 10 años de su existencia. Durante su pastorado, estuvo produciendo constantemente sobre varios temas, y después de ser expulsado del pastorado de la Iglesia de Inglaterra, bajo la ley de uniformidad de 1662, él consideró el escribir como la tarea primordial que Dios le dio en su reino; por lo tanto, durante las últimas tres décadas de su vida, Baxter trabajó