Piensa y sé un genio. Raimon Samsó
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No importa las veces que caigas, sino las que te levantes. ¡Caer no dice nada acerca de ti, es algo que todos hacemos! Lo que sí marca la diferencia es qué harás de diferente modo cuando te levantes. Aprende de tus errores y despójate del temor al fracaso ocasional. La causa de fracaso más común no es la falta de capacidad ni el coeficiente de inteligencia, sino la tentación de abandonar a mitad de esfuerzo.
Ten en cuenta que ningún fracaso es definitivo, a menos que así lo creas. Y equivocarse no es malo, siempre que no vuelvas a equivocarte en lo mismo. Lo que sí te diré, es que no hay mayor error que el de no permitirse cometer alguno de vez en cuando. El éxito necesita algunos errores antes de manifestarse y si es tan poco común, es debido a la costumbre de abandonar tras el primer intento, o a mitad de esfuerzo.
Como habrás observado, la historia está llena de abandonos prematuros llamados injustamente fracasos; después, con el tiempo, surgió alguien que venía desde atrás con impulso y culminó.
No es suerte, sino determinación. En realidad, no somos víctimas de lo que llamamos fracasos, sino más bien provocamos el abandono. Si abandonas o flaqueas, no lo conseguirás, pero si ni siquiera lo intentas, entonces ya has fracasado.
2ª Acción: Crea el espacio mental para una nueva realidad
¿Te gustaría dar paso a algo nuevo y maravilloso?
Puede tratarse de un trabajo significativo, de una relación edificante, de un negocio perfecto, o de una gran oportunidad para crear el estilo de vida que siempre has deseado. Sea lo que fuere, antes necesitas hacer espacio para que pueda llegar a ti.
Céntrate en lo extraordinario. Di no a lo mediocre, incluso di no a lo bueno, para decir sí a lo extraordinario.
Si ahora tienes una sensación de estancamiento, empieza por despejar tu vida. La segunda acción para pensar como un genio te invita a crear espacio para lo que deseas. Seguramente, nunca te has planteado que cuando necesitas algo en tu vida, antes debes crear el espacio necesario para que surja de allí donde se encuentra en ese momento.
Pues bien, así es, para recibir antes hay que soltar, despejar el terreno, desprenderse de todo aquello que no se ama... Este es el principio para atraer lo que sí amas. Para poder recibir lo nuevo, antes hay que deshacerse de lo caduco, tanto si se trata de algo material como de algo inmaterial. Veámoslo.
Deshazte de todo aquello que solo guardas por si algún día lo necesitas. No te preocupes por si vas a necesitarlo; si es así ya saldrá de allí donde esté en ese preciso momento. Hacer espacio es un proceso continuo que no conviene descuidar porque siempre se acumulan demasiadas cosas innecesarias.
Haz un repaso cada mes y te sorprenderás de la cantidad de cosas inútiles que guardas en tu casa, en tu despacho y, en general, en tu vida.
En el trabajo, aplica la técnica de tocar los papeles una sola vez, lo que significa que o bien lo resuelves, o bien lo delegas, o bien lo «archivas en la papelera». Es preferible eliminar papeles antes que estresar tu mente con asuntos pendientes.
Amontonarlos en tu mesa es lo mismo que decirte que no estás trabajando en ellos. Despeja tu mesa, guarda únicamente aquello en lo que estés trabajando en ese momento. Nada de acumular asuntos pendientes, , papeles y más papeles en tu mesa. Lo mismo vale para los cajones.
Tal como es el orden en tu lugar de trabajo estás tú. Si trabajas con un ordenador personal, aplica también un criterio de orden en tus carpetas y archivos. Elimina regularmente lo caduco y eso dejará tiempo y recursos libres para lo importante.
Pronto empezará a ser preferible el espacio a los objetos. Este es un concepto muy Zen. De hecho, las cosas invaden tu espacio y cuando lo reorganices, te sentirás liberado de un peso. El caos absorbe energía; recuerda que menos es más. La materia es energía solidificada, de modo que lo que eliminas no son cosas, es energía estancada, y lo que consigues es que se restablezca la circulación de energía.
Haz limpieza de lo que no has usado en los últimos doce meses; después, cuando ya tengas cierta soltura, pasa a los últimos seis meses. Si temes deshacerte de algo que podría ser necesario en el futuro, despréndete también del «miedo a necesitarlo y no tenerlo», es una acción muy liberadora.
Acepta sólo aquello que disfrutes de verdad. Para eso son las cosas, para disfrutarlas, no para almacenarlas. Deshazte de lo que no ames; y por supuesto, de lo que te hace sentir mal, como recuerdos dolorosos u objetos que no sabes ni siquiera por qué los guardas.
Revisa habitación por habitación. Después, pasa a los armarios. Elimina la ropa que no usas y la que no te sienta bien. Los armarios suelen ser almacenes de energía solidificada que impide la llegada de lo nuevo. Pregúntate por qué guardas lo que guardas, y pon tu espacio en orden.
Piensa una vez más que como está tu espacio, está tu mente, y con ello toda tu vida. Empieza por deshacerte de cosas pequeñas y sigue con otras más importantes: tal vez el trabajo que ya no te complace, tal vez una amistad que ya no te inspira, o quizás una relación que no te satisface. Esto requiere una decisión más meditada, por supuesto, pero también significa hacer espacio en tu vida para lo realmente satisfactorio. Di no a lo malo y a lo bueno para decir sí a lo extraordinario.
Pronto serás un experto en el proceso de despejar tu vida. La norma es: si no disfrutas con ello -sea lo que sea- no vale la pena conservarlo. Recuperar el poder personal de decidir qué entra en tu vida, depende de ti. Tal vez esto sea nuevo, pero es el momento de una acción nueva, entre otras cosas porque ya conoces el resultado de lo que hiciste hasta el día de hoy.
Despréndete de lo accesorio y pasa a lo importante. Esta es el alma de la segunda acción para pensar como un genio y crear nuevas realidades. Selecciona tus amistades, tu trabajo, tus clientes, las llamadas telefónicas que atiendes, la gente que frecuentas, los lugares que visitas, las noticias a las que prestas atención, tus lecturas, lo que bebes y comes… Mejor no frecuentes gente para matar el tiempo o para no estar solo. Es preferible dejar atrás algunas amistades con las que ya no resuenas, que mantenerlas e invertir tu energía y tu tiempo en algo distinto. Seguir con las compañías de siempre implica que, a la larga, no frecuentes las personas que están aguardando para entrar en tu vida.
No vayas a eventos ni frecuentes ambientes que no concuerdan con tus preferencias; recuerda que siempre puedes declinar una invitación. En definitiva, no aceptes nada por debajo de lo que consideras aceptable. Ser auténtico es un acto de honestidad contigo y con los demás.
Después de soltar lo viejo y caduco, no le temas al vacío. Deseo que sepas que el universo detesta el vacío y se ocupará de llenar el espacio que has creado. Pero si mantienes tus manos cerradas -aferradas a quién sabe qué- no podrás recibir nada nuevo.
Cuando la mente crea silencio interno, encuentra la potencialidad del «campo de todas las posibilidades». Aumenta la coherencia vibracional de tu mente retirándote al silencio. Elige el momento del día y el lugar adecuados. Por supuesto, siempre que puedas, es preferible un lugar silencioso, apartado, mejor si está lejos de la ciudad y cerca de la naturaleza y del agua; ya sea el mar, un lago, un río…También es muy conveniente después de una tormenta por la clase de iones que se liberan en la atmósfera.