Bosnia y Herzegovina. vvaa

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Bosnia y Herzegovina - vvaa Petit Futé

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occidental del imperio, declarada legalmente por el tratado de Karlowitz. Sin embargo, los peligros son constantes. El príncipe Eugenio de Saboya, del imperio austrohúngaro, ya tiene la vista puesta en Bosnia. En la década de 1690, invade buena parte del país, obligando al sultán a abandonar la capital, Sarajevo, en 1699, para establecer su residencia en Travnik, que también está entre los objetivos del príncipe.

       Sin embargo, los siglos XVIII y, especialmente, XIX suponen el debilitamiento del poder otomano. Significativos retrocesos y revueltas empiezan a socavar los cimientos del imperio. La primera gran revuelta campesina se produce en 1831. La nobleza, hasta entonces protegida, ve amenazados sus privilegios mientras que los campesinos, abrumados por las cargas, se organizan. Herzegovina, hambrienta, se levanta en 1875. Y la revuelta se extiene rápidamente al resto de Bosnia, hecho que los serbios y montenegrinos, sus vecinos, apoyados por los rusos, aprovechan para declarar la guerra a los otomanos. Esta revuelta durará tres años. La Revolución francesa ha calado y el concepto de Estado-nación avanza en los Balcanes. Derrotados, los otomanos deben negociar, porque las guerras de Crimea los debilitan, lo que los rusos aprovechan para consolidar sus posiciones en Serbia y Montenegro.

       1878: Durante esta época turbulenta, Austria-Hungría, que ya ha penetrado varias veces en Bosnia y que está en Croacia desde hace mucho tiempo, toma el control administrativo de Bosnia y Herzegovina después del Congreso de Berlín en julio de 1878. El Congreso de Berlín no se limita a Bosnia, ni mucho menos. De hecho, con las revueltas de 1875 comienza la gran crisis oriental que se extiende desde Croacia hasta Rusia. En cualquier caso, Austria-Hungría administra Bosnia y extiende de inmediato su influencia a todos los ámbitos, aun cuando el país permanece bajo la soberanía del sultán. En 1882 se instala un gobierno civil liderado por el húngaro Kallay.

      Del dominio austrohúngaro a la Primera Guerra Mundial: de 1878 a 1918

      Se crea un estatuto especial de «Corpus separatum», que significa que Bosnia no pertenece ni a Austria ni a Hungría. Aún así, se realizan grandes inversiones en la economía, administración y transformación de las ciudades, con la aportación de las técnicas de la revolución industrial. Esto no evita las reivindicaciones nacionalistas, apoyadas por las potencias extranjeras hostiles a Austria-Hungría. Para protegerse, el Imperio se anexiona Bosnia y Herzegovina en 1908, lo que no supone ningún cambio para sus habitantes, pero impide la reclamación de esta por parte de los serbios y el Imperio otomano. En 1910, la provincia establece su propio Parlamento en el que están representados todos sus pueblos constituyentes. Al mismo tiempo, los intelectuales croatas desarrollan la idea de un Estado independiente que reúna a todos los eslavos del sur. —Que es precisamente lo que significa «Yugoslavia» —. Es la aparición de esta idea la que marcará los Balcanes del siglo XX.

       28 de junio de 1914: el príncipe heredero Francisco Fernando, que ha caído en desgracia en la corte, se encuentra en Sarajevo. Un joven serbio, miembro del movimiento nacionalista serbio Mano Negra, asesina al archiduque. Su objetivo es volver a unir Bosnia a Serbia. Austria declara entonces la guerra a Serbia. El juego de las alianzas hace el resto; Alemania apoya a Austria contra Rusia, Francia se moviliza contra Alemania: es el comienzo de la Primera Guerra Mundial.

      Los bosnios siguen siendo leales a Austria, aunque algunos musulmanes están al servicio de los serbios. En Bosnia, son los bosnio-serbios quienes pagan el precio más alto. Durante el conflicto se entablan contactos entre los nacionalistas eslavos del sur y, en 1917, la Declaración de Corfú sienta las bases de un Estado que los reúne a todos.

      

      Del reino de Yugoslavia a la Segunda Guerra Mundial: de 1918 a 1945

      Del reino de Yugoslavia a la Segunda Guerra Mundial: de 1918 a 1945 - Monumento dedicado a la Segunda Guerra Mundial en el parque nacional de Sutjeska.

      © Dinosmichail – iStockphoto

       El 1 de diciembre de 1918, cuando el Imperio austrohúngaro desaparece, Bosnia y Herzegovina se integra en el nuevo reino independiente de los serbios, croatas y eslovenos, cuyo acto fundador había sido firmado por el gobierno serbio en el exilio, los nacionalistas croatas, eslovenos y montenegrinos. El Tratado de Versalles de 1919 separa definitivamente el país del Imperio de los Habsburgo. Pero no todo comienza tan bien. En noviembre de 1918, los serbios regresan a Bosnia para tomar represalias contra los musulmanes. El 28 de junio de 1921, el parlamento del reino decide, a petición de los serbios, establecer un estado centralizado. Los croatas y eslovenos están en contra. Sin embargo, el país se rebautiza en 1929 como «Reino de Yugoslavia», el reino de los eslavos del sur. Un rey serbio, Pedro I, consigue plenos poderes. La iniciativa inicial, encaminada a crear un estado multiétnico, beneficia a los serbios. Estos, más fuertes económicamente y más numerosos, provocan el resentimiento de los croatas y entre las dos guerras aumentan los sentimientos nacionalistas de todas las partes implicadas. Los extremistas croatas celebran alianzas con los fascistas italianos y alemanes y crean una sociedad secreta llamada «Ustasha». La monarquía se convierte en dictadura. Al mismo tiempo, los musulmanes bosnios, liderados por Mehmed Spaho, se ponen mayoritariamente de parte de los croatas.

       1939 y la Segunda Guerra Mundial: l alcanzan un acuerdo asignando parte de Bosnia al banland de Croacia. En 1941, los ustashis croatas de Ante Pavelić se anexionan Bosnia sin más, que se convierte así en provincia de Croacia y se encuentra dividida en dos zonas de ocupación: la alemana y la italiana. Esos mismos ustashis asesinan a muchos serbios en campos de exterminio. La comunidad judía no escapa a la persecución. Esta violencia es tan grave que surgen dos movimientos: los chetniks y los partisanos. En un primer momento, los chetniks son reconocidos como el gobierno yugoslavo en el exilio. Después, los aliados optan por ayudar a los partisanos comunistas y a su líder, un tal Josip Broz, a quien llaman Tito. Acaba de nacer el mito. Durante el conflicto, el papel de los bosnomusulmanes es complejo: una parte considerable combate con los ustashis croatas, aunque la mayoría elige aliarse con Tito y sus grupos de resistencia «multiétnicos».

      La República Federativa Socialista de Yugoslavia: de 1945 a 1992

       1945, la segunda Yugoslavia. A iniciativa del Consejo de la Resistencia, en noviembre de 1943 nace la República Federativa Socialista de Yugoslavia. Está integrada por las seis repúblicas constitutivas, entre ellas Bosnia y Herzegovina. Tito toma la delantera. Es un comunista, en la línea de la URSS, aunque se desmarcará más tarde de esta para fundar el movimiento de los no alineados. La guerra civil mundial entre partidarios de los ustashis y chetniks y la persecución nazi costó un millón de vidas. La doctrina del nuevo estado se convierte en «la heroica lucha del pueblo yugoslavo contra el fascismo». Los odios, rivalidades y atrocidades cometidas por unos y otros desaparecen de los libros y de los discursos oficiales. La paz durará cuarenta y cinco años.

      Se ponen en marcha a lo largo de los años, una economía y sistema político comunistas más flexibles y abiertos que los demás regímenes comunistas del mundo.

       Se puede entrar y salir de Yugoslavia libremente.

       1968 se reconoce la identidad

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