Hackear al hacker. Roger A. Grimes

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Hackear al hacker - Roger A. Grimes страница 4

Автор:
Серия:
Издательство:
Hackear al hacker - Roger A. Grimes

Скачать книгу

como superinteligentes, buenos o malos, todos ellos comparten una serie de características. Una de estas características que tienen en común es una gran curiosidad intelectual y el deseo de probar cosas fuera de la interfaz y los límites proporcionados. No tienen miedo a hacerlo a su manera. Los hackers informáticos suelen ser hackers de la vida, que hackean todo tipo de cosas más allá de los ordenadores. Hay gente que, cuando llega al control de seguridad de un aeropuerto, ya está pensando en cómo podría colar un arma por los detectores, aunque no tenga ninguna intención de hacerlo. Gente que piensa si las entradas tan caras de un concierto se podrían falsificar fácilmente, aunque no tenga ninguna intención de entrar gratis. Gente que cuando compra un televisor, se pregunta si podrá acceder a su sistema operativo para conseguir alguna ventaja. Muéstrame un hacker y yo te mostraré a alguien que siempre está cuestionando el status quo e investigando.

      NOTA Mi hipotético esquema para colar armas por el control de seguridad del aeropuerto pasa por utilizar sillas de ruedas y esconder las armas y los explosivos dentro de las partes de metal. Las sillas de ruedas normalmente pasan por los controles de seguridad de los aeropuertos sin ser sometidas a fuertes registros.

      Los hackers son persistentes

      Después de la curiosidad, la característica más útil de un hacker es la persistencia. Todos los hackers, sean buenos o malos, conocen la agonía de pasar horas y horas intentando una y otra vez que algo funcione. Los hackers maliciosos buscan debilidades en las defensas. Un error del defensor hace toda la defensa más débil. Un defensor debe ser perfecto. Todos los ordenadores y los programas informáticos deben ser parcheados, toda configuración, adecuadamente segura, y todo usuario final debe estar perfectamente capacitado. O, al menos, este es el objetivo. El defensor sabe que las defensas aplicadas no siempre funcionan o que no son aplicadas como deberían, por lo que crea niveles de «defensa en diferentes profundidades». Tanto los hackers maliciosos como los defensores buscan las debilidades, aunque desde lados opuestos del sistema. Ambas partes participan en una guerra en curso con distintas batallas, ganadores y vencidos. La parte más persistente será quien gane la guerra.

      Los sombreros de los hackers

      Yo he sido hacker toda mi vida. Me han pagado para acceder a sitios (tenía autorización legal para hacerlo). He crackeado contraseñas, me he introducido en redes de trabajo y he desarrollado malware. En ningún momento he incumplido la ley ni cruzado los límites éticos. Esto no significa que no haya habido gente que me haya tentado a hacerlo. Durante estos años, he tenido amigos que me han pedido que entrara en los chats sospechosos del teléfono móvil de su esposa, jefes que me han pedido que accediera al correo electrónico de su superior o gente que me ha pedido que irrumpiera en el servidor de un hacker malo (sin autorización judicial) para intentar evitar que continuara hackeando. Cuando empiezas, tienes que decidir quién eres y cuál es tu ética. Yo decidí que sería un hacker bueno (un hacker «de sombrero blanco»), y los hackers de sombrero blanco no hacen cosas ilegales ni no éticas.

      Los hackers que participan habitualmente en actividades ilegales y no éticas se denominan «de sombrero negro». Los hackers que actúan como un sombrero blanco pero que, a escondidas, realizan actividades de sombrero negro se conocen como «de sombrero gris». Mi código moral es binario en este tema. Los hackers de sombrero gris son hackers de sombrero negro. O haces cosas ilegales o no las haces. Si robas un banco serás un ladrón, hagas lo que hagas con el dinero.

      Esto no significa que los hackers de sombrero negro no puedan convertirse en hackers de sombrero blanco. Esto siempre ocurre. La pregunta para algunos de ellos es si podrán convertirse en hackers de sombrero blanco antes de pasar un tiempo sustancial en prisión. Kevin Mitnick (https://es.wikipedia.org/wiki/Kevin_Mitnick), uno de los hackers detenidos más conocidos de la historia (y presentado en el Capítulo 5), vive actualmente como defensor ayudando al bien común. Robert T. Morris, el primero en programar y lanzar un gusano que tumbó Internet (https://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Tappan_Morris), finalmente fue galardonado como miembro de la Association for Computing Machinery (http://awards.acm.org/award_winners/morris_4169967.cfm) «por sus contribuciones en redes de ordenadores, sistemas distribuidos y sistemas operativos».

      Al principio, el límite entre el hackeo legal e ilegal no estaba tan claramente definido como ahora. De hecho, a la mayoría de los primeros hackers ilegales se les dio un estado de culto de superhéroe. Incluso no puedo evitar sentirme atraído por alguno de ellos. John Draper (también conocido como Captain Crunch) utilizó un silbato de juguete que se distribuía en las cajas de los cereales Cap’n Crunch para generar un tono (2.600 Hz) que podía servir para realizar llamadas telefónicas de larga distancia gratis. Muchos de los hackers que han puesto al descubierto información privada para «una buena causa» han sido aplaudidos. Sin embargo, con pocas excepciones, yo no he adoptado nunca una visión idealizada de los hackers maliciosos. Siempre he sido de la opinión que la gente que hace cosas sin autorización en ordenadores e información de otras personas está cometiendo actos criminales.

      Hace años, cuando empecé a interesarme por los ordenadores, leí un libro titulado Hackers: Heroes of the Computer Revolution [ Hackers: héroes de la revolución informática], de Steven Levy. En la era adulta de los ordenadores personales, Levy escribió una entretenida historia de hackers, buenos y malos, que incorpora el ethos del hacker. La mayor parte del libro está dedicada a gente que mejora el mundo mediante el uso de ordenadores, pero también habla de aquellos hackers que hoy en día serían arrestados por sus actividades. Algunos de estos hackers creían que el fin justifica los medios y siguieron una serie de reglas morales enmarcadas en algo que Levy llamó «ética hacker ». Las más importantes de estas creencias eran que se puede acceder a cualquier ordenador cuando se tiene una razón legítima, que toda la información debería ser libre y que hay que desconfiar de las autoridades. Era una visión romántica del hackeo y de los hackers, aunque no ocultaba los cuestionables problemas éticos y legales. De hecho, se centró en los nuevos límites emergentes.

      Steven Levy fue el primer autor al que le envié una copia de mi libro y le pedí que me lo devolviera firmado (algo que otros me han hecho a mí, que he escrito 8 libros). Levy ahora es escritor, se ha convertido en editor técnico para distintas revistas, entre ellas Newsweek, Wired y Rolling Stone, y ha escrito 6 libros sobre temas de seguridad informática. Actualmente, Levy sigue siendo un importante escritor de tecnología. Su libro Hackers me introdujo en el maravilloso mundo del hackeo en general.

      Más tarde, otros libros, como Flu-Shot [Vacuna contra la gripe], de Ross Greenberg (descatalogado desde hace tiempo), y Computer Viruses, Worms, Data Diddlers, Killer Programs, and Other Threats to Your System [Virus informáticos, gusanos, corruptores de datos, programas asesinos y otras amenazas para tu sistema] de John McAfee, me hicieron empezar a luchar contra los hackers maliciosos. Al leerlos me emocioné lo suficiente como para dedicarme de por vida a combatir las mismas amenazas.

      En todo este tiempo, he aprendido que los defensores son los hackers más inteligentes. No quiero pintar a todos los hackers maliciosos con el mismo toque de mediocridad. Cada año surgen hackers deshonestos que descubren cosas nuevas. Existen muy pocos hackers inteligentes. La amplia mayoría de hackers maliciosos simplemente repiten algo que funciona desde hace 20 años. Para ser honestos, la media de los hackers maliciosos no tiene el suficiente talento de programación como para escribir una simple aplicación de texto, y mucho menos para descubrir ellos solos cómo acceder a algún sitio, descifrar

Скачать книгу