El gran libro de Illustrator. Eduardo Guarniz
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El énfasis en lo perfecto es esencial para Illustrator.
Al pastor alemán de la página anterior le falta una pata y tiene poca cadera, pero crearlo a mano alzada requiere gran talento. Si requiriera un trabajo perfecto tengo dos opciones, a saber: [1] haber nacido genio y hacerlo perfecto a la primera o [2] hacerlo de forma que se pueda perfeccionar. Como Salvador Dalí, sin duda, fue un genio, puede verse en la página opuesta (arriba), un dibujo de la serie para La vida es sueño, en el que casi parece verse un solo trazo ir desde la cola del caballo hasta su hocico, quizá otro desde la ingle del jinete hasta la propia firma: la ostentación del hombre que comparaba sus obras con fotografías hechas a mano, también instantáneas si se le antojaba (sin pasar dos veces por el mismo punto, imposible que sea un solo trazo). Si se compara con su centauro para La divina comedia (al margen, abajo), el proceso es muy distinto: en este, incontables elipses concéntricas crean músculos, articulaciones y cabelleras.
Trabajos fotográficos, ilusiones de volumen, estilos realistas de ilustración típicamente se valen de programas de pintura, o de edición fotográfica (como Photoshop) y pueden aprovechar tabletas de dibujo o, si hay dinero, una pantalla táctil y un lápiz óptico (por ejemplo, un iPad y un Apple Pencil). Con talento suficiente, se pueden llevar a cabo con herramientas vectoriales (y hay quien ha hecho ilustración en Excel). Pero la esencia y excelencia de Illustrator están en la perfección de la línea, creada punto por punto, incluso cuando se utiliza un mouse. Y la oferta fantástica del dibujo vectorial es que no es indispensable haber nacido genio: no se trata de llegar a un resultado genial, a la genialidad instantánea, de la improvisación, de poner el lápiz en el papel una vez y, como quien hace un garabato, crear un caballo. Es posible, pero no se trata de eso.
Puedo tener una aspiración más modesta: la perfección.
Porque editando la posición y curvatura de cada segmento puedo lograr fácilmente, con la técnica necesaria, que el pastor alemán tenga cuatro patas, que el jinete tenga espalda, que el tórax del caballo no sea más escuálido que el del perro. Puedo lograr que la línea sea tal como la ve mi mente: tan perfectamente recta, tan perfectamente curva o tan perfectamente retorcida como está en mi cabeza.
Y una vez eliminada la interferencia entre mi mente y mi dibujo, una vez que puedo expresar cabalmente esas líneas, allí tendré la opción de verter todo el talento y el tiempo que considere convenientes para crear con ellas obras maestras y –¿por qué no?– obras de arte. Ni siquiera a Dalí este tercer equino, también para La vida es sueño, le tomó un minuto. Por algo, decía, no hay obra maestra perezosa.
La ética por la cual se llega a lo perfecto punto por punto es esencial en Illustrator. Pasemos al siguiente punto.
El libro del acróbata
Para quien tenga un nivel de inglés técnico suficiente para entender videos, la oferta de información en la red es gigantesca y, para un programa que tiene más de tres décadas de existencia, prácticamente infinita. ¿Qué ofrece este libro?
Para empezar, ofrece una perspectiva: en el número finito de páginas que tengo, me centraré en lo esencial. De las más de ochenta que tiene, Illustrator se puede manejar a nivel experto con una docena de herramientas (todas en ai8, al margen) con la misma lógica que un carpintero tiene martillo, destornillador, alicate, sierra o taladro y le resultará más conveniente concentrarse en todas las posibilidades de las sierras (o hablar de otro tipo de sierra, digamos, circular) que distraerse con un soplete (salvo que haga muebles de metal).
En segundo lugar, para mí es esencial mencionar a Dalí: con todo lo que me gusta, yo no lo he visto por gusto, y si lo que he visto en él no lo puedo decir, es igual que si no lo hubiera visto. Pero no lo menciono por el puro gusto. Creo que el ejemplo que escogí ha sido el mejor posible para responder por qué Illustrator tiene un sitio tan definido cuando ya en todos los teléfonos se puede dibujar con el dedo y las tabletas con lápices ópticos no son ya ningún lujo. Alguien podría, con todo derecho, preferir que hablara del soplete y no de Dalí: mi explicación es el tercer punto.
Todo el material presentado es propio y cada idea original fue transformada dictando clases. Si alguien se aburre leyendo, al menos no lo veo; pero en la cuerda floja del aula, las caras de aburrimiento son el equivalente a caerse sin red y me mostró que, literalmente, perdí el equilibrio entre la calidad del material y el interés con que lo presenté. Y creo haber aprendido, al menos, de esas caídas. Pero si no…
Convenciones
Illustrator ha llegado a la versión CC 2021 (v.25) en octubre de 2020, en una actualización que es continua desde 1987, pero que dejó de ser individual: ya su versión 11 fue publicada por Adobe en conjunto (o suite) con sus otras aplicaciones principales. Así, desde 2003, en vez de hablar de “Illustrator 11”, “Photoshop 8” o “InDesign 3”, todos los programas incluidos fueron comercializados como versiones “CS”, esto es, partes de una Suite Creativa (Creative Suite) en la que Illustrator CS significa Illustrator 11.
La Suite Creativa tuvo seis versiones después de las cuales, en lugar de cs7, Adobe cambió el modelo de negocio y dejó de vender discos compactos (tal como sucedió con la música) que contenían los programas y empezó a dar acceso por suscripción. Por ello, desde el año 2013 no es legalmente posible emplear Illustrator sin pagar una cuota mensual (como si se pagara por una cuenta de Spotify), con el beneficio de tener el programa permanentemente actualizado.
Consecuencia de ello es que entre alguna captura de pantalla del libro (trabajado hasta la versión 25 en inglés para Mac) y la apariencia real de Illustrator pueda haber alguna diferencia… pero si me remonto al clásico Illustrator 8 (presentado en 1998), tengo base para predecir que no solo serán mínimas, sino mucho menores que las cosméticas que se observan al margen. Hay matices que conviene precisar.
a. Idioma
Además de dar acceso a una ilimitada cantidad de información, un manejo técnico del inglés explica la lógica de múltiples elementos de la interfaz, lógica que no se traduce pero que se ve en la siguiente tabla: aun si se ejecuta en diecinueve idiomas, todas las herramientas esenciales de Illustrator se activan en inglés, sea típicamente por la inicial del nombre en inglés (Gradient, Hand, Pen, Rotate, Scale, Type, Zoom), la pronunciación en inglés (Scissors, Eyedropper, Ellipse) o el aspecto de su icono, siempre descrito en inglés (Direct selection). Por otro lado, la herramienta Rectángulo se activa con la [M] de marquesina (o marquee) con la que crea la forma; la herr. Selección, con la [V] (que es una suerte de flecha invertida) y, quizás, la verdadera excepción es la “o”