ESTADÍSTICA APLICADA A PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN.. Agustín Dousdebés Boada
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En cuanto a lo primero, debo comentar que, si no se van a utilizar temas como Probabilidad, tipos de distribución probabilística como: Bernoulli, Binomial, Poisson, Exponencial, Geométrica u otras, ¿qué sentido tiene dedicar páginas enteras a algo que no tendrá aplicación directa dentro del ámbito y propósito de este libro?
En cuanto al segundo aspecto, considero que el paquete Estadístico SPSS es extraordinariamente bueno, pero para el propósito de esta publicación no hace falta, además si comparamos la accesibilidad al Excel por parte de cualquier estudiante que quiera incurrir en el estudio de la Estadística con la de este software, coincidirán conmigo que el segundo es menos alcanzable por muchas razones y que su uso puede tener cierta complicación.
Estoy consciente que se quedan algunos temas por tratar, la Estadística es muy amplia y abarca gran cantidad de aspectos que otros libros sí los abordan, pero la intención de esta publicación es desarrollar los temas que normalmente se alcanzan a revisar en un programa de grado en las dos carreras a las que está dirigida esta publicación; será motivo de otro emprendimiento el revisar temas que abarquen otros aspectos de aplicación más amplio y específico para otro nivel.
Por último, considero necesario hacer una puntualización respecto a un término que con alguna frecuencia utilizo en distintos temas que se abordan en la presente publicación y es el referente a “cociente intelectual”. En algunos libros este término se utiliza igual que en el presente, pero en otros, al igual que muchos profesionales también, utilizan el término “coeficiente intelectual”.
Hay que recordar que el cociente intelectual (CI) se obtiene en base a pruebas de inteligencia y para ello existen varias pruebas psicológicas, pero en cuanto al proceso numérico, el CI es el resultado de la división entre la edad mental y la cronológica y el nombre que se da al resultado de una división se llama “cociente”; es por ello que a mi parecer el término a usar debería ser “cociente intelectual” y no coeficiente ya que este último se usa para determinar un factor numérico que afecta a una variable.
Según lo explicado por Ramón Pérez Juste:
La Edad Mental (EM) es, también una puntuación individual, y su cociente con la edad cronológica (EC) otra diferente, el Cociente Intelectual (CI): = EM / EC. La EM indica que una persona tiene una inteligencia propia de una determinada edad (2012, p. 19).
LOS NÚMEROS, LA ESTADÍSTICA Y LA PSICOLOGÍA
Normalmente ocurre que el estudiante que ha escogido una carrera dentro del área o del ámbito de los estudios sociales, suele argumentar que dada su formación y profesión futura no necesitará de los números, además supone (erróneamente) que no le serán de utilidad en el ámbito profesional. A esto hay que añadir que seguramente su experiencia con los números siempre le ha significado una gran dificultad y por qué no decirlo se ha desarrollado cierta “repulsitis” a cualquier estudio que signifique trabajar con números.
Si bien es cierto que esto último no tiene remedio y por tanto al ingresar a la universidad se mantendrá este tácito rechazo a cualquier materia que tenga que ver con cálculos numéricos (obviamente la Estadística está dentro de esta categoría), esto no significa que los esfuerzos que debamos realizar los profesores de estas materias para tratar de convencer a los estudiantes de la importancia y real aplicación de esta ciencia, se vean ya derrotados ante ese generalizado rechazo histórico y temor a cualquier rama de la Matemática.
Es obvio pensar que los números y la Estadística van de la mano, esta última no tendría vida sin los primeros; pero lo que normalmente los estudiantes – y muchos profesionales de las ramas sociales – no alcanzan a visualizar objetivamente, es que la Estadística se refleja positivamente en el quehacer de los estudios de estas ciencias y entre ellas encontramos también a la Psicología y a las Ciencias de la Educación.
Pero no se trata que los estudiantes y profesionales de estas ramas u otras en el ámbito social desarrollen destrezas en cálculos numéricos ni manejo de fórmulas, unas más complicadas que otras; no se trata tampoco de que aprendan (creo yo algo tardíamente) a manejar ciertos procesos numéricos en los que se basan muchos de los cálculos Estadísticos.
La relación de los números, la Estadística y la Psicología está en la capacidad de interpretación que desarrolle el estudiante o el profesional en base a la problemática concreta de estudio dentro del ámbito de las ciencias sociales.
De lo dicho en los dos últimos párrafos se desprende que lo importante no es manejar las fórmulas si no que en base a los resultados obtenidos, el estudiante o profesional pueda ser capaz de interpretar, concluir y recomendar objetivamente sobre temas referentes a cualquier problemática estudiada.
Para esto ventajosamente existen paquetes estadísticos o sin ir más lejos las herramientas que ofrece el Excel, que “facilitan la vida” a cualquier persona que no maneje bien los procesos numéricos ni los – a veces – engorrosos cálculos numéricos. Por tanto, en realidad el tema numérico estaría “resuelto” con estas herramientas y la relación Estadística – Ciencias Sociales se basará en el desarrollo de la destreza de interpretación objetiva y la relación con las teorías a manejar; de esto debe encargarse el profesor en su práctica diaria en clase con los estudiantes para que, entre otras cosas, éstos últimos vean la aplicación y estrecha relación que en verdad existe entre la Estadística y la Psicología en cualquiera de sus tres especialidades: Clínica, Organizacional o Educativa.
Propongo un ejemplo inicial para aclarar estos puntos:
Supongamos que se requiere determinar el tiempo de reacción de un grupo de personas ante un estímulo externo determinado; ¿qué debemos hacer?, pues nada más que someterles a dicho estímulo y medir el tiempo de reacción. Ya hemos obtenido un conjunto de números (tiempo medido en segundos), ¿y ahora qué?, será necesario entonces establecer “reglas” (las llamaremos parámetros más adelante) para que tenga algún sentido el estudio.
Estas reglas pueden ser por ejemplo que si se demoran más (o menos) de cierto tiempo deben hacerse otros estudios o si al compararlos con otro conglomerado de personas el grupo de estudio reacciona, en general, en un tiempo aceptable.
Aquí es donde entra en escena la Estadística, esta ciencia propone entre otras cosas, establecer relaciones numéricas de datos obtenidos en un estudio; pero para los fines de este libro no debemos quedarnos en la obtención simple de resultados (primer punto de la perspectiva propuesta anteriormente), si no que debemos pasar al segundo punto, es decir, aprender a interpretar con lógica qué nos dicen esos resultados y con ello establecer cuatro aspectos que tienen niveles distintos de complejidad y hay que aprender a manejarlas: observar, comentar, concluir y recomendar. No es suficiente por ejemplo decir que el promedio de tiempo de reacción es “x”, con eso no se ha dado ningún valor agregado al problema; el investigador debe ser capaz de ver y explicar a detalle lo que en verdad se encuentra en los resultados y esta capacidad es lo que hay que desarrollar en quienes incursionan en esta noble ciencia.
Es el momento ya de que las ciencias sociales reclamen su espacio en estas primeras líneas, luego de haber obtenido los resultados numéricos y relacionarlos en base a ciertos criterios, el Psicólogo o educador tendrá una base para poder opinar sobre las condiciones en las que el conjunto de personas en cuestión se encuentra y también sobre la situación particular de los individuos en comparación con el grupo mismo, otros grupos o la teoría base.
Pero la intervención (observar, comentar, concluir,