Velasco y la prensa 1968-1975. Juan Gargurevich

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Velasco y la prensa 1968-1975 - Juan Gargurevich Zumbayllu

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      Presentación

      «El canto del zumbayllu se internaba en el oído, avivaba en la memoria la imagen de los ríos,

      de los árboles negros que cuelgan en

      las paredes de los abismos».

      José María Arguedas, Los ríos profundos

      ¡¡¡Zumbaylu!! ¡¡¡Zumbaylu!!!, resuenan los gritos alborotados que sacan al niño Ernesto de la desazón, la melancolía, la soledad, el aislamiento y la incertidumbre que lo agobian en el internado donde lo ha dejado abandonado su padre.

      ¡¡¡Zumbayllu!!! ¡¡¡Zumbaylu!!!

      ¿Qué podía ser el zumbayllu?

      El zumbayllu da título a uno de los capítulos más hermosos de Los ríos profundos. Como explica la estudiosa Isabelle Tauzin-Castellanos: «es un trompo al que Ernesto atribuye poderes mágicos. La danza del juguete restablece la comunicación entre los alumnos mientras lo contemplan, alzando el vuelo y bañado por la luz del sol»*.

      Un trompo que da vueltas interminables sobre su eje. Y en su incesante movimiento, canta. Y en su incesante movimiento, brilla. Y en incesante movimiento, recoge la luz. Nos lleva del pasado al futuro, comunica, dialoga.

      El Fondo Editorial PUCP presenta una nueva serie de ensayos cortos, en un formato de bolsillo y a un precio asequible, con el fin de que la voz de nuestra comunidad llegue a todas las personas que aman al Perú.

      En el año del bicentenario les presentamos nuestra serie Zumbayllu.

      Fondo Editorial PUCP

      Prólogo

      Una vez más, Juan Gargurevich, el principal historiador de los medios de comunicación en el Perú y maestro de varias generaciones de periodistas, nos entrega una valiosa contribución para la comprensión de una de las etapas más complejas en la historia de la prensa peruana: la intervención y reforma inconclusa de los diarios más influyentes del país, llevada a cabo durante la primera fase del autodenominado Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada (1968-1975).

      Testigo y actor privilegiado de esa convulsionada etapa de la relación entre un gobierno militar nacionalista y populista, y un poderoso grupo propietarios de diarios de circulación nacional, Gargurevich ha logrado hilvanar con rigor un relato alejado de la polarización con la que se suele abordar el gobierno del general Velasco. Para ello, aparte de sus vivencias en aquellos años, el autor ha realizado entrevistas a periodistas y dirigentes sindicales involucrados en el proceso y ha recurrido a numerosas fuentes documentales, entre las que destacan las actas del Consejo de Ministros de la primera fase del gobierno militar, un tesoro invalorable para historiadores, investigadores de otras disciplinas y periodistas, albergado en la biblioteca de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

      El libro aborda el proceso en tres etapas. Primero, los antecedentes de la reforma y el panorama mediático existente, caracterizado por un alto nivel de concentración de la propiedad de los diarios, controlados por la oligarquía terrateniente y financiera, y un sector de la burguesía industrial en proceso de expansión. En segundo lugar, las motivaciones de la reforma, el debate y las alternativas que se barajaron respecto al destino final de los diarios confiscados. Y, finalmente, el complejo curso que siguió la reforma, las contradicciones y excesos del gobierno contra medios y periodistas independientes, hasta que fue desactivada a fines de la segunda fase del gobierno militar y en el inicio del segundo gobierno de Fernando Belaunde, una vez restaurada la democracia.

      Las medidas que implementó el gobierno del general Velasco entre 1968 y 1975, especialmente la reforma agraria, transformaron el país y generaron un ambiente político y social muy polarizado. A los pocos días del golpe del 3 de octubre de 1968, el gobierno decretó la nacionalización del complejo de La Brea y Pariñas, de propiedad de la International Petroleum Company, medida que fue muy bien recibida por la mayoría de los peruanos, incluidos algunos diarios posteriormente confiscados, como El Comercio.

      Meses más tarde, el 24 de junio de 1969, el gobierno de Velasco emitió el decreto ley de reforma agraria, que supuso la expropiación de miles de haciendas, desde los modernos complejos agroindustriales de la costa hasta las tradicionales haciendas de la sierra, y su transferencia a cooperativas agrarias de producción y otras formas asociativas conformadas por trabajadores del agro. Esta medida significó un golpe mortal a la poderosa oligarquía terrateniente y, como no podía ser de otra manera, desencadenó una feroz oposición política y mediática de este sector y sus aliados contra el gobierno. Al año siguiente, el gobierno emitió el decreto ley general de industrias, que incluyó el derecho a la participación accionarial de los trabajadores. La conformación de las comunidades industriales, que incluyó también al sector de medios de comunicación, abrió un nuevo frente de confrontación pública entre el gobierno y las élites industriales.

      Bajo este marco, se caía de madura una reforma en el sector de medios de comunicación, considerados importantes agentes de difusión de la ideología de las clases dominantes y adversarios acérrimos de la revolución. El primer paso fue la toma de los diarios Extra y Expreso, de propiedad de las familias Mujica Gallo y Ulloa Elías. Posteriormente, el gobierno decretó la expropiación del 51% de las acciones de los canales de televisión y el 25% de las estaciones de radio, y emitió el Estatuto de la Prensa. Finalmente, se decidió expropiar los diarios de circulación nacional para transferirlos a sectores organizados de la sociedad civil, proceso que no concluyó debido a que el gobierno mantuvo el control editorial de los periódicos confiscados.

      No debe haber sido sencillo para Juan Gargurevich escribir sobre acontecimientos de los cuales fue parte activa. Él apoyó firmemente la intención declarada por el gobierno de expropiar los diarios y transferirlos a organizaciones de periodistas y otros sectores de la sociedad civil. Pero, al darse cuenta de que la promesa no iba ser cumplida, adoptó una posición crítica respecto al control gubernamental de los medios de comunicación. Esa postura crítica tuvo consecuencias severas. A principios de agosto de 1975 el gobierno de Velasco clausuró la revista Marka, al considerarla enemiga de la revolución, y deportó a varios de sus periodistas, entre los que se encontraba Gargurevich. Dada la implicación del autor en el proceso, resulta muy meritorio el rigor con el que presenta y explica desde su visión acontecimientos, actores y decisiones que hasta hoy en día siguen siendo objeto de controversia.

      Por las razones expuestas, Velasco y la prensa (1968-1975) es de lectura imprescindible para investigadores, docentes y estudiantes de periodismo y comunicaciones. Y es una valiosa fuente para historiadores y científicos sociales interesados en la compleja relación entre medios de comunicación y política en el Perú. Para quienes nos hemos formado leyendo sus numerosos libros y artículos sobre historia crítica de la prensa, la radio y la televisión; y sobre políticas de comunicación, medios y democracia en América Latina, la deuda con Juan Gargurevich es impagable.

      Jorge Acevedo

      Lima, agosto de 2020

      Primera parte

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