Salud del Anciano. José Fernando Gomez Montes

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Salud del Anciano - José Fernando Gomez Montes LIBROS DE TEXTO

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significativa de las próximas décadas.

      Según el Banco Mundial (2009), desde mediados del siglo XX hasta el presente, la región ha mostrado un envejecimiento acelerado de su población: de los 561 millones de personas que viven en los países de ALC, aproximadamente el 5,7% tiene 65 años o más. La proporción de la población de 60 años o más aumentó del 6% en 1950 al 10% en 2010. Se espera que alcance el 21% en 2040 y apenas menos del 36% para 2100. Las poblaciones de ALC están envejeciendo a un ritmo más rápido que las de América del Norte y los Países europeos. La mayoría de las naciones desarrolladas han tenido décadas para adaptarse a sus cambiantes estructuras de edad. Además, muchos países de la región están experimentando un rápido aumento en el número y porcentaje de personas mayores, a menudo dentro de una sola generación.

      Para 2025, el número de personas mayores de 60 años en los países de ALC se incrementará de dos a tres veces, de los 43 millones actuales a 100 millones. La disminución de la fertilidad y la mortalidad ha ocurrido en menos de la mitad del tiempo observado en los países industrializados. En América Latina se pronostica que las personas mayores superarán en número a los niños por primera vez alrededor de 2036, y su número seguirá creciendo hasta 2080. Así, a mediados de este siglo, la región podría estar en la misma etapa del proceso de envejecimiento que los países desarrollados, con una de cada cinco personas de 60 años o más. De hecho, en Colombia en 2018 fue una de cada cuatro.

      En consecuencia, la transición demográfica se ha producido rápidamente. Aunque todavía hay cierta diversidad entre los países y dentro de ellos, a nivel regional se han dado dos cambios importantes. En primer lugar, una reducción de la dependencia demográfica y la edad de la población. Por ejemplo, en países con poblaciones viejas y muy viejas (Cuba, Barbados, Argentina y Uruguay), se espera una situación drástica durante la segunda mitad del siglo XXI, comparable a la de Europa en términos de la estructura de edad de la población. Gracias a los avances médicos y de salud, los índices de esperanza de vida están en niveles impensables hace apenas unas décadas. En los últimos 25 años, la esperanza de vida en ALC aumentó en 17 años: el 79% de la población alcanzará la vejez y al menos el 40% vivirá hasta los 80 años. La esperanza de vida en la región a los 60 años es de 19 años para los hombres y 22 para las mujeres. Sin embargo, este fenómeno de rápido envejecimiento no ha estado acompañado por reformas de políticas sociales y de salud que aborden adecuadamente las necesidades de un país que envejece.

      La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha clasificado a los países de América Latina y el Caribe en cuatro etapas de la transición demográfica de acuerdo con la esperanza de vida y las tasas de fecundidad. Cuba y Barbados son los países de la región que han sido clasificados como en una etapa muy avanzada de la transición demográfica, ambos países han visto disminuir la mortalidad más lentamente que la tasa de fertilidad. Entre los países en una etapa avanzada de transición demográfica se encuentran Argentina, Uruguay y Chile, los tres países vieron una caída temprana en sus tasas de crecimiento que están por debajo del 1%. Brasil, Colombia, Costa Rica y México tienen tasas de crecimiento de entre 1,3% y 1,4% y Brasil y Colombia han logrado un aumento de la esperanza de vida (72,4 años y 72,8 años, respectivamente). En plena transición demográfica están la República Bolivariana de Venezuela, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Panamá y Perú; su fertilidad ha disminuido considerablemente en las últimas dos décadas. Finalmente, los países en una etapa moderada de transición demográfica son Bolivia, Guatemala y Haití.

      Desde el principio del siglo XX, en Colombia se dieron grandes cambios demográficos y socioeconómicos producto del proceso de urbanización paralelo a la industrialización en los años treinta, el crecimiento del sector terciario de la economía correspondiente al desarrollo del sector servicios y de la pequeña empresa que contribuyó al incremento del empleo total. Posteriormente con el aumento del nivel educativo de la población y en particular el de las mujeres, junto con su incorporación masiva al mercado de trabajo, el uso generalizado de anticonceptivos modernos, el desarrollo científico y tecnológico, la reducción de la mortalidad particularmente la infantil, el reconocimiento de la mujer como eje del desarrollo, así como también la transformación de las estructuras familiares creó a un ambiente favorable para la transformación demográfica y el envejecimiento poblacional.

      En este contexto, desde finales del siglo XX en Colombia, la transición demográfica ha estado determinada por la disminución de la mortalidad y la transición de la fecundidad. Esta transición se ha caracterizado históricamente por un descenso de la mortalidad en la década de los treinta y una disminución de la fecundidad a partir de los años sesenta del siglo XX, lo cual incidió en el envejecimiento poblacional, aunque la mortalidad descendió antes que la fecundidad. Por esto, Colombia está situada entre los países con transición demográfica entre avanzada y muy avanzada, la curva de crecimiento poblacional presenta una inequívoca tendencia a la estabilización, lo que indicaría una entrada en la cuarta fase de transición demográfica. En este fenómeno han influido, en forma secundaria, la disminución de la mortalidad en ancianos, debida al mejoramiento de la atención en salud y la disminución de enfermedades agudas, principalmente infecciosas, aunados a los progresos en tecnología médica, armas terapéuticas más eficaces, especialmente antibioticoterapia, mejores condiciones de vida y mejor estado nutricional.

      La variación en la velocidad del envejecimiento depende, en primer lugar, de la velocidad en la caída de la natalidad. Cuando disminuye el número de niños, y a medida que aumenta la esperanza de vida, el peso relativo de los ancianos aumenta. En Colombia las tasas de fecundidad muestran una caída importante, en menos de medio siglo la fecundidad en Colombia ha descendido en un 60%. Los descensos más importantes en la tasa total de fecundidad se dieron entre 1965 y 1990. A finales de siglo XX, con una fecundidad casi estable, el país se encontraba en una etapa avanzada de la transición de la fecundidad, similar a la situación de Costa Rica, Brasil, México, Ecuador, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela.

      La contracción de la natalidad se aprecia también en la disminución del número promedio de hijos, se estima que entre 2000 y 2005 el promedio era 2,55 y el número proyectado para 2095 es de 1,85, inferior a 2,1, que es el índice de reemplazo de las generaciones.

      La disminución de la población infantil y adolescente junto con la estabilidad de la población adulta y el no crecimiento de la población mayor constituye el fundamento del bono demográfico. Se denomina bono demográfico a una ventana temporal, también llamada ventana de oportunidad demográfica, en la cual la proporción de la población en edades potencialmente activas crece con respecto a la de personas en edades potencialmente inactivas y la relación de dependencia disminuye. Se puede decir que es el proceso inverso al del envejecimiento y lo antecede. Es una situación potencialmente favorable al desarrollo social, en un momento en el que se considera que la actividad productiva en términos económicos de la población mayor se reduce.

      Como consecuencia del rápido y sostenido descenso de la fecundidad en las últimas cuatro décadas, Colombia ha transitado por un rápido proceso de cambio demográfico. Esta situación se caracteriza por un incremento de la población joven, así como del grupo de personas mayores de 60 años, que lo sitúa en pleno periodo del bono demográfico. De esta forma, la menor presión de las demandas de la población infantil y juvenil, relativamente reducidas, sin que aumente notablemente el grupo de personas mayores, sustenta la idea del bono demográfico. Esta distribución de la población entre potencialmente activos y no activos, permite generar inversiones productivas o aumentar la inversión social en el mejoramiento de la educación, la salud, así como en la lucha contra la pobreza. Esta distribución

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