Los números de los valores en dos Perúes. Franklin Ibáñez B.

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Los números de los valores en dos Perúes - Franklin Ibáñez B.

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entre los puntajes de valores y la felicidad

       Tabla 6: Estadística descriptiva de las características de los jefes de hogar de los dos Perúes

       Tabla 7: Estadísticas descriptivas de las circunstancias de los jefes de hogar de los dos Perúes

       Tabla 8: Resultados de los modelos para circunstancias y cuadrantes de valores del Perú pobre

       Tabla 9: Resultados de los modelos para circunstancias y cuadrantes de valores del Perú rico

       Tabla 10: Información estadística de los distritos muy pobres y muy ricos (Perú)

       Tabla 11: Las dimensiones, indicadores, umbrales de privación y ponderaciones del IPM modificado

       Tabla 12: Técnicas estadísticas utilizadas por capítulo

      Introducción

      El Perú es un país diverso y fragmentado en el que encontramos diferencias observables y tangibles, como la lengua materna, el nivel de educación, el material de las viviendas, el acceso a la salud, y las demás condiciones y características que construyen la identidad de cada grupo social que habita en él. Algunas de estas particularidades y diferencias las abordamos en el libro Los números de la felicidad en dos Perúes (Vásquez et al., 2021), con el objetivo de medir la felicidad de dos grupos en los extremos sociales de nuestro Perú. Estos se representan por la muestra de los 943 jefes de hogar de los cinco distritos más ricos y los cinco distritos más pobres según el INEI (2015). Para ello, se eligió el instrumento conocido como el Cuestionario de Felicidad de Oxford (Hills & Argyle, 2002), a partir del cual se aplicó la escala de Mateu et al. (2020a). Con este instrumento, medimos la felicidad de los jefes de hogar ricos y pobres, y asociamos los respectivos puntajes con sus condiciones de vida. De manera complementaria, para la muestra de jefes de hogar pobres, se implementó el enfoque de pobreza multidimensional (Alkire & Foster, 2011), constituido por tres elementos: salud o asistencia sanitaria, educación y calidad de vida.

      La investigación que presentamos ahora, titulada Los números de los valores en dos Perúes, constituye la continuación de aquel primer esfuerzo (Vásquez et al., 2021). El presente volumen desarrolla una tercera dimensión que asociamos a la felicidad de cada uno de los grupos estudiados. Luego de observar las condiciones de vida y características tangibles de nuestros jefes de hogar pobres y ricos en aquel primer volumen, nos fijamos ahora en las intangibles, aquellas características subjetivas y difícilmente observables: los valores. Para ello, partimos de la teoría de Schwartz (1992) de los 10 valores universales y tratamos de identificar cuáles están presentes en el Perú de los ricos y en el Perú de los pobres.

      Schwartz (2012) toma en cuenta el componente cultural en relación con la preferencia por valores en los grupos sociales. Para explicar esta relación, se parte de la premisa de que al vivir en sistemas sociales particulares los individuos experimentan los valores normativos de la cultura de su sociedad como una prensa cultural a la que están expuestos, y que influencia sus actitudes, creencias, comportamientos y pensamientos (Berger & Luckman, 1969). Esta prensa cultural, como la llama Schwartz (2012), se expresa de distintas formas: las interacciones cotidianas; los patrones de lenguaje (Kashina & Kashima, 1998); las posibilidades de acción en un grupo social (Norman, 1988); las posibilidades o restricciones de acuerdo con el rol que se cumple en el grupo social; entre otras. En suma, el medio en el que se desenvuelven los individuos influencia su preferencia por determinados valores. En este libro, consideramos los 10 valores de Schwartz (1992), que a su vez son agrupados en cuatro cuadrantes: conservación, autotrascendencia, apertura al cambio y automejora. Desde este enfoque, nos preguntamos lo siguiente: ¿cuáles prefieren los jefes de hogar ricos y cuáles prefieren los jefes de hogar pobres? ¿A qué se deben sus elecciones? Y ¿cómo se relacionan estos valores con sus puntajes de felicidad?

      En el primer libro, Los números de la felicidad en dos Perúes, nos enfocamos en dos grupos sociales extremos del Perú que, por sus diferencias, pueden ser vistos como distintas culturas, a pesar de habitar el mismo territorio. Entonces, encontramos, en un extremo, que los jefes de hogar del Perú rico son mayoritariamente hombres (66,54%), con 51 años de edad promedio y con educación superior (78%). Se dedican a actividades laborales en las siguientes áreas: empresarial (19,46%), ingeniería (6,16%), medicina (5,67%), urbanismo (5,67%), docencia (4,68%), negocios (3,94%) y leyes (3,45%). Estos jefes de hogar residen en los distritos más ricos del Perú (INEI, 2015): San Isidro (Lima), Miraflores (Lima), San Borja (Lima), Wánchaq (Cusco) y Pacocha (Moquegua); y gozan de acceso a servicios básicos de agua (80,94%) y desagüe (99,98%) (INEI, 2015). De acuerdo con la escala de Mateu et al. (2020a), del 0 al 20, tienen un nivel de felicidad de 14.

      Con este perfil, nos centramos en el plano de sus valoraciones, y entramos a una dimensión difícilmente observable y cuantificable: los valores. Para comprender sus preferencias es necesario conocer sus circunstancias de vida, que, como las llama Schwartz, son la prensa cultural a la que están expuestos los jefes de hogar del Perú rico. Sobre la base de nuestros hallazgos, presentados en el primer volumen, ellos expresan que la familia, los amigos y el apoyo que estos brindan son determinantes para su felicidad, mientras que los problemas sociales, el sufrimiento de otros y la pobreza les causan infelicidad. ¿Cómo pueden ser leídas estas fuentes de felicidad o infelicidad desde el enfoque de Schwartz? ¿Con qué valores se identifican estos intereses por la familia, la amistad y las problemáticas sociales? ¿A qué se deben tales preferencias?

      En el otro extremo, describimos a los jefes de hogar pobres mayoritariamente como mujeres (54,23%), con una edad promedio de 41 años. El 91% de estos jefes de hogar alcanzó un nivel de educación por debajo de la secundaria, y sus actividades laborales principales son la agricultura (57,73%) y las labores del hogar (29,98%). Viven en los distritos más pobres del Perú (INEI, 2015): Chetilla (Cajamarca), Curgos, Huaso, Condormarca (La Libertad) y José Sabogal (Cajamarca), y participan sobre todo del mundo de la sierra rural del norte, donde el acceso a servicios básicos como agua (33,26%) y desagüe (13,35%) es escaso. Su puntaje de felicidad en la escala de Mateu et al. (2020a) es de 11 puntos.

      Nos encontramos en un espacio muy distinto al de los jefes de hogar ricos. Hemos pasado de una zona urbana a una rural, donde la principal actividad económica es la agricultura y donde los servicios básicos son aún precarios. Naturalmente, el medio en el que viven repercute en su cultura y, por lo tanto, en sus valores. En el primer libro, resaltó la pertenencia de los jefes de hogar pobres (36,69%) a la organización social de base de las rondas campesinas, principalmente por la necesidad de mantener el orden social en su territorio y la seguridad de sus medios de vida (Rodríguez, 2007; Piccoli, 2009). Esto concuerda con los hallazgos de Yamamoto, Feijoo y Lazarte (2008), quienes sostienen que el bienestar subjetivo de las comunidades andinas de nuestro país está conformado por cuatro elementos: necesidades, recursos para satisfacerlas, percepción del logro de estas y un componente cultural (los valores).

      Además, en contraste con los jefes de hogar del Perú rico, los jefes de hogar de la zona rural norte del Perú mencionan que la buena salud de ellos y sus familiares, así como tener trabajo y una casa, son motivo de felicidad; mientras que la enfermedad de ellos o sus familiares, la ausencia de trabajo, la carencia de recursos para mantener a sus familias y la precaria infraestructura de servicios básicos (agua y desagüe) repercuten en su infelicidad. Estas preocupaciones nos brindan una idea de sus circunstancias de vida, muy distintas de las de los jefes de hogar del Perú rico. A partir de estas declaraciones, nos preguntamos, sobre la base de la teoría de valores universales de Schwartz: ¿qué valores son más importantes para los jefes de hogar del Perú pobre? ¿Cómo puede ser leída la preocupación por la salud, la familia, el trabajo y la vivienda? ¿De qué manera se relacionan la cultura y las circunstancias de vida de los jefes de hogar pobres con sus preferencias de valores?

      Entonces, mientras que los jefes de hogar ricos muestran sensibilidad

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