La Fuerza Pública colombiana en el posacuerdo. Alejo Vargas Velásquez
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UNDPO: United Nations Department Peacekeeping Operations
Unipep: Unidad Policial para la Edificación de la Paz
Unomsil: Misión de las Naciones Unidas en Sierra Leona
Unsas: Sistema de Acuerdos de Fuerzas de Reserva de las Naciones Unidas para Operaciones de Mantenimiento de la Paz
URNG: Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
La doctrina de la Policía Nacional de Colombia (1991-2017). Aproximaciones a la seguridad ciudadana ante los desafíos que plantea un escenario de posacuerdo
Tabla 1. | Diferenciación inicial de las doctrinas |
Tabla 2. | Marco de análisis de la doctrina policial |
Tabla 3. | Aspectos para destacar de las doctrinas |
Tabla 4. | Cambios a la doctrina en la reforma policial de 1993 |
Tabla 5. | Cambios en la doctrina con el Plan de Transformación Cultural |
Tabla 6. | Características de ambas doctrinas presentes en la doctrina colombiana en 2017 |
La transformación de la Armada Nacional de cara al posconflicto
Tabla 1. | Amenazas y problemas potenciales a la seguridad pública |
Los retos de la educación para la paz de la Fuerza Pública en el escenario de construcción de paz: los casos del Ejército Nacional y la Policía Nacional
Tabla 1. | Objetivos de las dimensiones de la educación para la paz en la Fuerza Pública colombiana |
Tabla 2. | Resumen de casos de reformas militares y policiales y la transformación en su educación |
Participación internacional en reforma al sector de seguridad en el posacuerdo
Tabla 1. | Comparación de objetivos en procesos SSR |
Tabla 2. | Apoyo de las Naciones a procesos de RSS en escenarios posacuerdo |
La transformación de la Armada Nacional de cara al posconflicto
Figura 1. | Pie de fuerza Armada Nacional 1999-2017 |
Figura 2. | Cantidad de cocaína incautada por la ARC 2002-2014 |
Participación internacional en reforma al sector de seguridad en el posacuerdo
Figura 1. | Evolución de los aportes en materia de RSS |
Figura 2. | Objetivos de la transformación del Ejército |
La Fuerza Pública colombiana (compuesta por las Fuerzas Militares —Armada Nacional, Fuerza Aérea y Ejército Nacional— y la Policía Nacional) tuvo a lo largo del último medio siglo el mayor desafío que hayan tenido unas fuerzas militares y policiales en la región: enfrentar un conflicto armado interno de larga duración, con la presencia de diversos actores de violencia —guerrillas heterogéneas, grupos de paramilitares, bandas de crimen organizado— y, adicionalmente, la presencia de cultivos de uso ilícito —marihuana, coca, amapola— que complejizaron el escenario. Esto llevó a que, progresivamente y para enfrentar esos grandes desafíos, tanto en las Fuerzas Militares como en la Policía Nacional se fuera dando una orientación hacia fuerzas de tipo contrainsurgente —reflejado esto en la movilidad, la flexibilidad, la inteligencia y el armamento—. Una vez que comienza a otearse en el horizonte la terminación del conflicto interno armado, es obvio que en el interior de las mismas Fuerzas Militares y Policiales se comience a plantear la necesidad de adecuarse a las nuevas realidades.
Históricamente, y en especial en el último decalustro, la Fuerza Pública colombiana, su desarrollo y su contexto, ha estado permeada, en sus relaciones, por diversas contingencias. Estos deben ser reevaluados en unas nuevas circunstancias, dado que la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno nacional colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) supone un parteaguas en la historia de las Fuerzas Armadas colombianas.
El presente texto del Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa (Gisde) de la Universidad Nacional de Colombia, La Fuerza Pública colombiana en el posacuerdo. Reflexiones acerca de su proceso de adecuación, pretende contribuir a la reflexión y al debate actual en nuestro país acerca de qué tipo de Fuerza Pública es la que requerimos en este periodo de posacuerdo con las FARC y cuando las posibilidades de avanzar en conversaciones serias con el ELN (Ejército de Liberación Nacional) no parecen claras.
En el interior del Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa hemos compartido la preocupación académica acerca de qué tipo de fuerza pública (Fuerzas Militares y Policía Nacional) requiere nuestro país una vez que se logre cerrar definitivamente el conflicto interno armado, y cuál debe ser el camino más adecuado para avanzar en esa dirección, seguros, como estamos, de que esas transformaciones deben ser más incrementales que rápidas, pero, sobre todo, ser lo más consensuadas posibles; para ello, es fundamental estimular no solo la información dentro de la sociedad (con puntos de vista argumentados y diversos), sino también el debate respetuoso. Nuestro libro pretende ser una contribución en esa dirección.
A lo largo del texto se encuentra una columna conceptual (concretada en el primer capítulo, a partir de las discusiones entre diferentes autores) construida con los preceptos históricos que contextualizan las discusiones sobre las fuerzas públicas.
En ese orden de ideas, el primer concepto es el de Estado, considerado como una figura histórica específica. Dentro de sus características se cuenta la atribución de una soberanía y, por lo tanto, de un control sobre determinado territorio y población; asimismo, busca ser el campo de monopolios tales como el de la coerción, la producción de la moneda y del derecho. Este se reclama como expresión de un “interés general”, sustentando principios institucionales como la igualdad y la libertad y garantizando las relaciones de mercado para el bienestar social (por lo menos en el marco normativo).
El segundo concepto de relevancia es el de fuerzas armadas. Este se encuentra ligado con el anterior, dado que dichas fuerzas son el reflejo de la pretensión estatal por el monopolio de la coerción. Al respecto se tienen que señalar dos aspectos: primero, esta pretensión tiene como fin último el sustento de las decisiones estatales, es decir, la fuerza termina siendo eficaz en el momento de imponer cualquier tipo de agenda en el ámbito nacional. No obstante, lo anterior no implica que el uso de esta sea eficiente, por el contrario, es costoso; así, el segundo aspecto a considerar es la relación de la fuerza legítima con otros ámbitos, a partir de dos acepciones: 1) existe una aceptación por parte de la sociedad y 2) está limitada por un marco normativo.
El tercer concepto base que el lector debe tener en cuenta en el momento de comenzar la lectura de este texto es el de guerra, asumida (un debate desarrollado con mayor amplitud en el capítulo primero) como la continuación de la política por otros medios —bajo una concepción derivada del autor alemán Clausewitz—. La guerra es un ámbito de violencia en el cual se busca la definición de una determinada agenda, en un contexto específico, con actores intervinientes y capacitados. Este concepto termina haciendo referencia al contacto entre dos grupos definidos y legitimados en el ámbito social desde la perspectiva de las fuerzas armadas.
El cuarto concepto es el de democracia, fundamental para cualquier estudio de las