Dramas. Уильям Шекспир

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Dramas - Уильям Шекспир

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á tu mano?

PÓRCIA

      Véte nombrándolos, yo los juzgaré. Por mi juicio podrás conocer el cariño que les tengo.

NERISSA

      Primero, el príncipe napolitano.

PÓRCIA

      No hace más que hablar de su caballo, y cifra todo su orgullo en saber herrarlo por su mano. ¿Quién sabe si su madre se encapricharia de algun herrador?

NERISSA

      Luego viene el conde Palatino.

PÓRCIA

      Que está siempre frunciendo el ceño, como quien dice: «Si no me quieres, busca otro mejor.» No hay chiste que baste á distraerle. Mucho me temo que quien tan femenilmente triste se muestra en su juventud, llegue á la vejez convertido en filósofo melancólico. Mejor me casaría con una calavera que con ninguno de esos. ¡Dios me libre!

NERISSA

      ¿Y el caballero francés, Le Bon?

PÓRCIA

      Será hombre, pero sólo porque es criatura de Dios. Malo es burlarse del prójimo, pero de éste… Su caballo es mejor que el del napolitano, y su ceño todavía más arrugado que el del Palatino. Junta los defectos de uno y otro, y á todo esto añade un cuerpo que no es de hombre. Salta en oyendo cantar un mirlo, y se pelea hasta con su sombra. Casarse con él, seria casarse con veinte maridos. Le perdonaria si me aborreciese, pero nunca podria yo amarle.

NERISSA

      ¿Y Falconbridge, el jóven baron inglés?

PÓRCIA

      Nunca hablo con él, porque no nos entendemos. Ignora el latin, el francés y el italiano. Yo, puedes jurar que no sé una palabra de inglés. No tiene mala figura, pero ¿quién ha de hablar con una estatua? ¡Y qué traje más extravagante el suyo! Ropilla de Italia, calzas de Francia, gorra de Alemania, y modales de todos lados.

NERISSA

      ¿Y su vecino, el lord escocés?

PÓRCIA

      Buen vecino. Tomó una bofetada del inglés, y juró devolvérsela. El francés dió fianza con otro bofeton.

NERISSA

      ¿Y el jóven aleman, sobrino del duque de Sajonia?

PÓRCIA

      Mal cuando está en ayunas, y peor despues de la borrachera. Antes parece menos que hombre, y despues más que bestia. Lo que es con ése, no cuento.

NERISSA

      Si él fuera quien acertase el secreto de la caja, tendrias que casarte con él, por cumplir la voluntad de tu padre.

PÓRCIA

      Lo evitarás, metiendo en la otra caja una copa de vino del Rhin: no dudes que, andando el demonio en ello, la preferirá. Cualquier cosa, Nerissa, antes que casarme con esa esponja.

NERISSA

      Señora, paréceme que no tienes que temer á ninguno de esos encantadores. Todos ellos me han dicho que se vuelven á sus casas, y no piensan importunarte más con sus galanterías, si no hay otro medio de conquistar tu mano que el de la cajita dispuesta por tu padre.

PÓRCIA

      Aunque viviera yo más años que la Sibila, me moriria tan vírgen como Diana, antes que faltar al testamento de mi padre. En cuanto á esos amantes, me alegro de su buena resolucion, porque no hay entre ellos uno solo cuya presencia me sea agradable. Dios les depare buen viaje.

NERISSA

      ¿Te acuerdas, señora, de un veneciano docto en letras y armas que, viviendo tu padre, vino aquí con el marqués de Montferrato?

PÓRCIA

      Sí. Pienso que se llamaba Basanio.

NERISSA

      Es verdad. Y de cuantos hombres he visto, no recuerdo ninguno tan digno del amor de una dama como Basanio.

PÓRCIA

      Mucho me acuerdo de él, y de que merecia bien tus elogios.

      (Sale un criado.)

      ¿Qué hay de nuevo?

EL CRIADO

      Los cuatro pretendientes vienen á despedirse de vos, señora, y un correo anuncia la llegada del príncipe de Marruecos que viene esta noche.

PÓRCIA

      ¡Ojalá pudiera dar la bienvenida al nuevo, con el mismo gusto con que despido á los otros! Pero si tiene el gesto de un demonio, aunque tenga el carácter de un ángel, más quisiera confesarme que casar con él. Ven conmigo, Nerissa. Y tú, delante (al criado). Apenas hemos cerrado la puerta á un amante, cuando otro llama.

      ESCENA III

Plaza en VeneciaBASANIO y SYLOCKSYLOCK

      Tres mil ducados. Está bien.

BASANIO

      Si, por tres meses.

SYLOCK

      Bien, por tres meses.

BASANIO

      Fiador Antonio.

SYLOCK

      Antonio fiador. Está bien.

BASANIO

      ¿Podeis darme esa suma? Necesito pronto contestacion.

SYLOCK

      Tres mil ducados por tres meses: fiador Antonio.

BASANIO

      ¿Y qué decis á eso?

SYLOCK

      Antonio es hombre honrado.

BASANIO

      ¿Y qué motivos tienes para dudarlo?

SYLOCK

      No, no: motivo ninguno: quiero decir que es buen pagador, pero tiene muy en peligro su caudal. Un barco para Trípoli, otro para las Indias. Ahora me acaban de decir en el puente de Rialto, que prepara un navío para Méjico y otro para Inglaterra. Así tiene sus negocios y capital esparcidos por el mundo. Pero, al fin, los barcos son tablas y los marineros hombres. Hay ratas de tierra y ratas de mar, ladrones y corsarios, y ademas vientos, olas y bajíos. Pero repito que es buen pagador. Tres mil ducados… creo que aceptaré la fianza.

BASANIO

      Puedes aceptarla con toda seguridad.

SYLOCK

      ¿Por qué? Lo pensaré bien. ¿Podré hablar con él mismo?

BASANIO

      Vente á comer con nosotros.

SYLOCK

      No, para no llenarme de tocino. Nunca comeré en casa donde vuestro profeta, el Nazareno, haya introducido sus diabólicos sortilegios. Compraré vuestros géneros: me pasearé con vosotros; pero comer, beber y orar… ni por pienso. ¿Qué se dice en Rialto? ¿Quién es éste?

      (Sale Antonio.)

BASANIO

      El señor Antonio.

SYLOCK

      (Aparte.) Tiene aire de publicano. Le aborrezco porque es cristiano, y ademas por el necio alarde que hace de prestar dinero sin interes, con lo cual está arruinando la usura en Venecia. Si alguna vez cae en mis manos, yo saciaré en él todos mis odios. Sé que es grande enemigo de nuestra santa nacion, y en las reuniones de los mercaderes me llena de insultos, llamando vil usura á mis honrados tratos. ¡Por vida de mi tribu, que no le he de perdonar!

BASANIO

      ¿Oyes, Sylock?

SYLOCK

      Pensaba en el dinero que me queda, y ahora caigo en que no puedo reunir de pronto los tres

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