La Búsqueda Del Tesoro. Stephen Goldin
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Читать онлайн книгу La Búsqueda Del Tesoro - Stephen Goldin страница 5
Se agarraron las muñecas el uno al otro e hicieron dos largos pasos. “Me ha dado el mando temporal de su nave.”
“¿Y por qué estás tan interesado, de repente? Siempre has preferido las fiestas de los juegos.”
“Siempre ha habido un...”
En este punto, el baile requirió un intercambio momentáneo de parejas. Se enfrentaron a una pareja cercana e hicieron unos ligeros giros con otros antes de reunirse de nuevo. “DeVrie en la Búsqueda del Tesoro” continuó Tyla con facilidad “Y por lo general hemos ganado también.”
“La sonrisa de Jusser se ensanchó.” Pero no la última vez.
Su enojo hacia él se duplicó. “No necesitas ser tan macabro. Si mis padres no hubieran muerto, habrían ganado. Tuvo suerte.”
Estaba tan loca que casi se perdió un paso, pero se recuperó a tiempo y mantuvo su dignidad haciendo que su lapso pareciera ser un adorno.
“La suerte no tuvo nada que ver con eso, querida.” Se abrazaron las manos y caminaron en un pequeño círculo.
“Simplemente jugué eso como si tocara todo lo demás: ganar. Y lo hice.”
Los rígidos requisitos de los Zolthen ahora exigían un abrazo. Tyla puso los brazos discretamente alrededor de su compañero, pero no había nada planeado para achuchar a Jusser.
“Mis agentes han encontrado recientemente nuevos afrodisíacos exóticos para mí” susurró al oído “y estaría encantado de compartir mi primera muestra de ellos contigo.”
Empezaron a darse un achuchón, cuando el baile les obligó a dar un giro sobre ellos mismos con el pie derecho, para volver a juntarse. Jusser lo hizo perfecto. Tyla simplemente se alejó de él, dejando Jusser a adrede sin pareja en el medio del salón.
Nadie más había dejado solo a su pareja en el medio del Zolthen. Tal acción era considerada como un insulto, y Jusser quedó completamente mudo. Lo peor de todo, a demás de haberlo echo sin decir palabra alguna, fue el hecho de que al instante todos los allí presentes se dieron cuenta, y la sala se convirtió en un hervidero. Nadie regresó al baile.
Tyla estaba furiosa, incluso para alguien que siempre mantenía la cabeza fría como ella. Abandonando a Jusser en el medio del Zolthen era un insulto de grandes proporciones, pero tenía que haber algo más que pudiera hacer. Regresar junto la alejaría del resto de la fiesta. Tyla DeVrie era una gran experta en andar por el filo de la espada, y un insulto tan ordinario como eso no cambiaría nada.
Anduvo con resolución hacia la solitaria figura del androide que estaba sentada en una de las mesas. Había sido tan fuerte el haber sido desmoralizado que no se dio cuenta de su llegada. “¿Te importaría terminar este Zolthen conmigo?” preguntó ella.
El androide la observó, contemplando ensimismado. “Eh... ¿quien? ¿yo?”
Ella repitió la pregunta.
“Pero nosotros... nadie nos ha presentado. Quizás no sabes quien soy.”
“¿Es necesario?”
“Eh, no, no. Creo que no. Bueno, ningún problema. Los androides salen de las fábricas ya adultos, por lo que parecen que el tiempo no pasa en balde para ellos” dijo “sesenta o por ahí, supongo.”
Este parecía tener apenas veinte años, más un chico que un hombre. Según los cánones de la Sociedad, vestía de etiqueta, ropa de marca, pero del año pasado, cosa que mostró su ignorancia.
Es una entidad artificial, recordó Tyla a si misma, creada en un tubo de prueba y evolucionado en un tanque para servir a una función específica.
Tomó su mano y la llevó de vuelta a la pista de baile, observando la reacción de Ambic Jusser por el rabillo del ojo. Era tan bueno como había anticipado. No estaba muy contento. Tampoco había ninguna de las otras personas en la fiesta que había trabajado duro toda la noche para ignorar el androide. Ahora su presencia había sido reconocida por una de las personas más importantes de la Sociedad y su condición había sido planteada por su invitación a la danza.
Tyla podía percibir la ira y la indignación que irradiaban por el vestíbulo, disfrazados por las sonrisas cortés y las expresiones vacías. Y no le importaba. Su posición era lo suficientemente estable como para aguantar cualquier tormenta; Lo importante era que su venganza sobre Jusser fuera lo más completa posible. No se recuperaría rápidamente de este golpe.
Cuando empezaron a bailar se volvió dolorosamente obvio que el androide era tan torpe como parecía. Tyla fingió no darse cuenta, e incluso hizo lo mejor que pudo para ocultar algunos de los errores más evidentes de la criatura. Ella se mantuvo a distancia y se concentró en el baile, con los ojos enfocados hacia delante.
“Bueno, yo debería presentarme a mi mismo, por lo menos” dijo el androide con un tono de preocupación. “Mi nombre es Johnathan R.”
“Muy bien por ti” contestó Tyla. Las circunstancias la llevaron a tener que bailar con esa criatura, pero no tenía pensado ser educada con él.
El androide se dio prisa y pasó por alto dos pasos. “Sé que eres Tyla DeVrie, porque oí al androide anunciar tu llegada junto a la puerta.”
“Que listo.”
Se ahorró unos pasos más y Tyla se estremeció. ¿Tenía que ser un bufón?
“Mistress DeVrie, eres muy hermosa y estoy seguro de que podrías haber bailado con cualquier hombre en la fiesta esta noche. Obviamente no me gustas. ¿Por qué me pediste que bailara?”
“Nunca antes había bailado con alguien como tú.”
Se detuvo por completo. “Oh. Bueno, estoy seguro de que lo encontraste una experiencia novedosa y emocionante. Ahora, si me disculpas, señora DeVrie, tengo algo importante que hacer en mi mesa. Muchas gracias por el baile.” Y se fue, volviéndose de espaldas a ella y caminando hacia la mesa que había ocupado toda la noche.
La orquesta dejó de tocar. Todo el mundo dejó de bailar. Las conversaciones cesaron. Y todos los ojos se fijaron rígidamente en un solo punto dentro del enorme vestíbulo.
Tyla podía sentir, de manera remota, la atención que estaba recibiendo, pero necesitaba incluso ese poder tan concentrado para registrar algo en su cerebro. Su mente se había quedado entumecida. Esto no podía estar pasandole a ella, no a Tyla de Vrie. ¿Cómo podría un androide atreverse a pisarla de aquella manera, especialmente después de que ella se condescendió a bailar con él? Su única compensación por su gracia había sido despreciarla a los ojos de todos los que le importaban.
La sonrisa estaba de nuevo en los labios de Ambic Jusser. Había vengado el insulto de Tyla sin siquiera intentarlo.