Vampiro Géminis. Amy Blankenship
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Sabiendo que sólo habÃa podido sacar el borde de su memoria, Tadamichi cayó de rodillas junto a ella en el suelo. Hace tanto tiempo que se habÃa enamorado de ella... ¿ahora era su castigo? No podÃa hacerle daño de ninguna manera o el hechizo sobre los guardianes se romperÃa y vendrÃan por él con una venganza. Casi valdrÃa la pena por un momento con ella.
Su mirada se elevó hacia su hermano, la agradecida Hyakuhei nunca la habÃa conocido en el pasado o los guardianes que la habÃan robado de él... esa era su cruz para soportar.
Dando al destino la mano que necesitaba, Tadamichi sintió que el amanecer venÃa y pasó sus dedos por el aura de la chica para despertarla, sabiendo que Hyakuhei no tendrÃa la energÃa que aún no habÃa despertado. Observó cómo la suave luz empezaba a filtrarse entre las gruesas cortinas y se quedó en sus vigas un momento más antes de retroceder hacia la oscuridad.
Sólo esperaba que la sacerdotisa fuera lo suficientemente inteligente como para marcharse y no mirar hacia atrás. Si Hyakuhei hubiera encontrado lo que habÃa anhelado... ahora serÃa una lucha entre la pureza y el mal que atraÃa.
Su mirada adoró a su hermano por varios latidos de corazón sabiendo que esta vez el mal tenÃa un corazón. Pero si no podÃa tenerla... tampoco su hermano.
*****
Kyoko despertó en capas y puso una mano sobre sus ojos. Ella medio esperaba que el sol brillara en su rostro, pero después de romperse los ojos un poco, se dio cuenta de que en realidad era agradable y sombrÃo en la habitación. Ella alzó la cabeza, casi silbando de aprecio por sus alrededores. Dondequiera que ella estaba... era un lugar de primera lÃnea.
Ella rodó a un lado, pero se detuvo cuando sintió el pesado brazo extendido sobre su cintura. Mirando hacia atrás, todo lo que veÃa en las sombras era largo cabello negro y el contorno de un cuerpo magnÃfico... suspiró alegremente. Por fin habÃa sucedido. Ahora el abuelo no tendrÃa que enviar a Tasuki para salvarla de su virginidad.
Ella se encogió silenciosamente sabiendo que Tasuki nunca la perdonarÃa por esto si lo descubrÃa, pero no era como si alguna vez lo volviera a ver... este tipo o Tasuki. Su labio inferior hizo una mueca ante el pensamiento solitario.
Deslizándose cuidadosamente bajo el pesado brazo y fuera de la cama, Kyoko se dio cuenta de que estaba tan desnuda como su dÃa de nacimiento. Rozando doce tonos de rojo, rápidamente agarró su sujetador sin tirantes del suelo, poniéndolo en un tiempo récord.
-Por favor, por favor, que se quede dormido -susurró nerviosamente mientras se mantenÃa de espaldas al hombre-.
Sus mejillas estaban ruborizadas de vergüenza al despertar junto a un hombre igualmente desnudo. HabÃa visto su cuerpo cuando echó las tapas. Para empeorar las cosas, habÃa decidido no usar ropa interior la noche anterior. El hombre probablemente pensó que era una puta total. Sus movimientos disminuyeron al sentir el dolor dentro de su cuerpo. SentÃa que habÃa perdido una pelea. Le dolÃan los brazos y las piernas, pero lo que hacÃa que sus ojos se ensancharan era la extraña y espesa sensación... entre sus muslos.
Después de buscar durante unos minutos, encontró toda su ropa y se dio cuenta de que no tenÃa una chaqueta para cubrir su parte superior de corte bajo. Su mirada cayó sobre su chaqueta de cuero y ella la agarró sin pensar dos veces.
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