Ciberpsicología. Juan Moisés De La Serna

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Ciberpsicología - Juan Moisés De La Serna

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a través de las tabletas en sustitución de los libros, además de que el profesor usa su pizarra electrónica todo ello conectado a Internet, donde se diseñan materiales de consulta específicos para las clases.

      Pero cuando uno empieza con Internet, no existe limitación en su uso, sobre todo cuando se adentra uno en los juegos o en las redes sociales, una actividad que cada vez va requiriendo de mayor tiempo, hasta que sin saber cómo se puede llegar a desarrollar una adicción.

      Uno de los riesgos más destacados en este ámbito es el de la adicción a la tecnología, ya que hay que tener en cuenta que cualquier sustancia o actividad humana se puede convertir en adictiva siempre que se den las siguientes condiciones:

      - Pérdida de control de la voluntad.

      - Usar excesivo tiempo en dicha actividad quitándosela de otras ya sean relaciones laborales o sociales.

      - Cierto nivel de aislamiento, a menos que sean "adicciones sociales"

      - Con consecuencias negativas tanto económicas, emocionales como familiares, debido a dicha dependencia.

      - Con "inclusiones" de pensamientos, haciéndose difícil no pensar en ello, y provocando una elevación de la ansiedad y del desasosiego cuando está un tiempo sin acceder a dicha adicción.

      - Con consecuencias negativas en el desempeño académico.

      - En algunos casos además conlleva cierta desatención personal que se puede mostrar con desaliño y falta de higiene.

      

      

      Todo ello explicado por los mismos mecanismos neuronales que permite tender a repetir conductas. dado por sus consecuencias agradables y positivas facilitando así el aprendizaje.

      Igualmente sucede con el uso de las nuevas tecnologías, las cuales, si dejan de ser útiles para el trabajo o la vida cotidiana, y pasan a ser "necesarios" o "imprescindibles" puede que se esté dando origen a una adicción tecnológica, ya sea al uso "excesivo" de nuevos terminales, teléfonos inteligentes, Smartphone o tabletas, así como del uso intensivo y "descontrolado" de servicios de mensajería instantánea, como Mesenger, Whatsapp, Twitter o Tuenti.

      Esto ha provocado la aparición de fenómenos novedosos que no existían con anterioridad, por lo que se han tenido que crear nuevos términos para contemplarlo, como es el caso del F.O.M.O. (Fear Of Missing Out), o miedo a perderse lo último, es decir, la necesidad de estar pendiente de la redes sociales en todo momento para no perderse el último dispositivo móvil que ha salido o el último vídeo de su cantante favorito, identificado por la Universidad de Essex (Inglaterra) junto con la Universidad de California y la Universidad de Rochester (EE.UU.) publicado en la revista científica Computer in Human Behaviour.

      Por su parte desde la Universidad Villanova (EE.UU.) se ha descrito por primera vez un nuevo fenómeno denominado "Sleep Texting", que se refiere al fenómeno de no tener un sueño regular, al producirse constantes interrupciones para leer los mensajes recibidos y mandar nuevos mensajes. Este fenómeno da cuenta de una disminución de la cantidad y calidad del sueño entre los jóvenes, que son los principales usuarios que lo padecen.

      En este sentido se ha realizado por un estudio por parte de la Universidad de Washington y la Universidad Lee (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Psychology of Popular Media Culture.

      En el mismo se analiza la influencia del uso de M.S.N. (siglas en inglés de textos por mensajería) en la salud de los universitarios. En este estudio participaron ochenta y tres estudiantes, donde se analizaron la calidad de salud mediante el Pittsburgh Sleep Quality Index, el cual proporciona información sobre tres índices: el agotamiento, los problemas de sueño y las relaciones sociales.

      Se quería estudiar el efecto en estos tres índices en función del número de mensajes que se recibían y enviaban durante el día, encontrando que se veían afectados negativamente los tres índices a medida que crecía el número de mensajes que tenían que "administrar", pero donde mayores efectos se encontraron fue con respecto a los problemas de sueño, donde a partir de unos niveles "moderados" de mensajes ya empezaban a provocar altos niveles de ansiedad y con ello dificultades para conciliar el sueño.

      La menor cantidad y calidad del sueño va a traer consecuencias en la "vida diurna", con una menor capacidad retentiva y de atención entre los estudiantes, y si esta situación se mantiene en el tiempo, puede llegar incluso a afectar en la salud.

      De ahí la importancia de "educar" a los más jóvenes en el uso de estos dispositivos electrónicos, ya que como se ha indicado, estos pueden generar problemas de desempeño y concentración, además de afectar en las relaciones sociales y lo más grave de todo, puede afectar a su salud, debido al mantenimiento de elevados niveles de estrés y a la falta de un sueño de calidad.

      Y todo ello suponiendo que la persona, es "dueña de su voluntad", es decir, que todavía no ha caído en una adicción tecnológica, lo que acarrearía aún mayores efectos negativos. El principal problema de la detección de este tipo de situaciones, es que los padres no saben valorar hasta qué punto es algo “normal” o ya ha pasado la raya de lo adecuado y se ha convertido en insano.

      Igualmente, la persona que lo sufre, a pesar de darse cuenta de las dificultades y consecuencias nocivas que le acarrea, es incapaz de reconocer que tiene un problema y que requiere de ayuda de los demás para superarlo, incluso que puede precisar de un especialista para superar su adicción.

      Como se puede observar en el resultado anterior, la tecnología puede provocar graves dificultades en el día a día de la persona, tanto que puede poner en riesgo su salud, como en el caso de perjudicar la calidad y cantidad del sueño para tener que contestar los m.s.n. que se reciben.

      Hoy en día es difícil pensar que un joven no conozca y tenga cuenta en Facebook, Twitter o Tuenti entre otros, ya que han nacido en la era de las redes sociales, considerándose unos "nativos digitales", es decir, aquellos que nacieron tras la década de los ochenta y que tuvieron desde pequeño acceso a las nuevas tecnologías.

      Los que tienen unos años más, aquellos que nacieron antes de los años 80, tienen que hacer un esfuerzo por mantenerse informado y formado con esto de las redes sociales, y es a lo que se denomina "inmigrantes digitales", es decir, personas que nacieron sin estas posibilidades y que ahora tienen que adentrarse en este mundo, a veces confuso y otras veces desconcertante, pero en todo caso útil y necesario.

      Igual que con anterioridad se solicitaba para algunos puestos de trabajo tener el carnet de conducir y un nivel educativo mínimo, ahora se requiere que los candidatos tengan unas destrezas suficientes en el manejo del ordenador y de las redes sociales. A raíz de estas nuevas herramientas han surgido empleos impensables hace unos años, como el de Community Manager, responsable de foros y comunidades virtuales, o los más técnicos encargados de la promoción de los sitios web como los consultores S.E.O. y S.E.M., que buscan lograr una mayor visibilidad en las redes sociales y en Internet de una determinada marca o empresa.

      Los jóvenes por su parte han ido incorporando las herramientas que ofrece esta nueva tecnología dentro de su vida, tanto académica como de ocio, ya son muchas las universidades que imparten parcial o totalmente su docencia on-line, pudiéndose conectar desde cualquier dispositivo fijo o móvil, como tabletas,

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