Causa para Matar . Блейк Пирс
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"Necesitas una orden para eso," interrumpió Dylan.
"Solo si alguien la pide," contestó Avery. "Y a veces una sonrisa amable y una conversación entretenida pueden llevar muy lejos. Esa tienda ha sido víctima de vandalismo como diez veces en el último año," continuó ella. "Recientemente instalaron una cámara afuera. Ahora, la tienda está del otro lado de la calle con respecto al callejón, y como media cuadra más abajo, pero puedes ver claramente una chica, y yo creí que era Cindy Jenkins, siendo abordada debajo de unos árboles."
"Ahí fue cuando me llamó," dijo Ramírez. "Yo pensé que estaba loca. De verdad. Vi el video y no hubiese pestañado dos veces. Black, por el contrario, me hizo llamar a los forenses e involucrar a todo el equipo en esto. Como pueden imaginarse, estaba furioso. Pero," dijo con ojos entusiasmados, "tenía razón. Hay otra cámara en el muelle de carga en la parte trasera del callejón. Le pedimos a la compañía con nos dejara ver que había en ella. Estuvieron de acuerdo y pum," dijo y abrió sus brazos a lo ancho. "Un hombre sale del callejón abrazando a nuestra víctima. Mismo vestido. Mismos zapatos. Es de constitución delgada, más bajo que Cindy, y está bailando. De verdad estaba abrazándola y bailando. Ella estaba claramente drogada. Arrastrando los pies y todo. En un momento, él incluso mira a la cámara. Ese enfermo nos estaba haciendo burlas. La pone en el asiento delantero de una camioneta y se aleja conduciendo como si no fuese nada. El auto es un Chrysler, azul oscuro."
"¿Matrícula?" preguntó Dylan.
"Es falsa. Ya la busqué en el sistema. Debe haber puesto una placa ficticia. Estoy compilando una lista de todas las camionetas Chrysler de ese color vendidos en los últimos cinco años en un radio de cinco condados. Llevará un tiempo, pero tal vez podamos reducir la lista con más información. También debe haber usado un disfraz. Apenas se le veía el rostro. Tenía bigote, posiblemente peluca, anteojos. Todo lo que podemos medir es la estatura, como un metro sesenta y cinco, un metro setenta, y tal vez el color de piel: blanco."
"¿Dónde están las cintas?" preguntó O'Malley.
"Abajo con Sarah," respondió Avery. "Dijo que tal vez le llevaría un rato, pero iba a intentar tener un bosquejo del asesino basado en lo que ve para mañana. Una vez que tengamos reconocimiento facial, podemos compararlo con nuestros sospechosos y pasarlo por la base de datos a ver qué surge."
"¿Dónde están Jones y Thompson?" preguntó Dylan.
"Espero que todavía estén trabajando," dijo Avery. "Thompson está a cargo de la vigilancia del parque. Jones está tratando de rastrear el auto desde el callejón."
"Cuando nos fuimos," agregó Ramírez, "Jones había encontrado al menos seis cámaras distintas en un radio de diez cuadras desde el callejón que podrían ser de ayuda."
"Incluso si perdemos el auto", dijo Avery, "al menos podemos limitar la dirección. Sabemos que giró al norte desde el callejón. Eso, unido a cualquier cosa que encuentre Thompson en el parque, y podremos triangular un área e ir casa por casa si es necesario."
"¿Y qué hay de los forenses?" preguntó O'Malley.
"Nada en el callejón," dijo Avery.
"¿Eso es todo?"
"También tenemos algunos sospechosos. Cindy estuvo en una fiesta la noche de su secuestro. Un tipo llamado George Fine estuvo allí. Aparentemente ha estado siguiendo a Cindy durante años: toma las mismas clases que ella, se la encuentra casualmente en eventos. Besó a Cindy por primera vez, bailó con ella toda la noche."
"¿Has hablado con él?"
"Aún no," dijo, y miró directamente a Dylan. "Quería tu aprobación antes de empezar una búsqueda exhaustiva en la Universidad de Harvard."
"Menos mal que tienes algún sentido del protocolo," gruñó Dylan.
"También está el novio," agregó dirigiéndose a O'Malley. "Winston Graves. Se suponía que Cindy fuese a su casa esa noche. Nunca apareció."
"Así que tenemos dos potenciales sospechosos, imágenes de los eventos, y un auto que rastrear. Estoy impresionado. ¿Y la motivación? ¿Has pensado en eso ya?"
Avery esquivó la mirada.
Las imágenes que había visto, y la posición y manejo de la víctima, todo indicaba a un hombre que amaba su trabajo. Lo había hecho antes y lo haría de nuevo. Su motivación debía tener que ver con sentirse poderoso, ya que le preocupaba muy poco la policía. La reverencia a la cámara del callejón le hizo saber eso. Eso requería valor, o estupidez, y nada en la forma en que se deshizo del cadáver o el secuestro indicaban falta de juicio.
"Está jugando con nosotros," dijo ella. "Le gusta lo que hace, y quiere hacerlo de nuevo. Yo diría que tiene algún tipo de plan. Esto no ha terminado."
Dylan resopló y sacudió la cabeza.
"Ridículo," dijo.
"De acuerdo," dijo O'Malley. "Avery, tienes permiso para hablar con tus sospechosos mañana. Dylan, contacta a Harvard y avísales. Yo llamaré al jefe esta noche y le diré lo que tenemos. También veré si puedo conseguir algunas órdenes amplias para las cámaras. Mantengamos a Thompson y Jones preparados. Dan, sé que has estado trabajando todo el día. Una cosa más y terminas por esta noche. Consigue las direcciones de esos dos chicos de Harvard si es que todavía no las tienes. Pasa por allí de camino a tu casa. Asegúrate de que están bien arropados. No quiero que nadie se escape."
"Yo puedo hacer eso," dijo Ramírez.
"De acuerdo." O'Malley aplaudió. "Pónganse en marcha. Buen trabajo ustedes dos. Pueden estar orgullosos. Avery and Dylan, esperen afuera un minuto."
Ramírez señaló a Avery.
"¿Quieres que pase a buscarte por la mañana? ¿A las ocho? ¿Vamos juntos?"
"Claro."
"Le preguntaré a Sarah por el bosquejo. Tal vez ya tendrá algo."
La repentina disposición de un compañero a ayudar, por su cuenta y sin tener que empujarlo, era nueva para Avery. Todos los demás con los que había formado equipo desde el momento en que se unió a la policía habían querido dejarla muerta en alguna cuneta.
"Suena bien," dijo.
Una vez que Ramírez se hubo marchado, O'Malley hizo a Dylan sentarse de un lado de la mesa de conferencias y a Avery del otro.
"Escuchen bien ustedes dos," dijo en una voz calmada pero firme. "El jefe me llamó hoy y me dijo que quería saber que estaba pensando al darle este caso a una conocida y caída en desgracia ex-abogada defensora de criminales. Avery, le dije que eras la policía indicada para este trabajo y mantengo mi decisión. Tu trabajo hoy prueba que estaba en lo cierto. Sin embargo, son casi las siete y media y aún sigo aquí. Tengo una esposa y tres hijos esperándome en casa y quiero desesperadamente llegar y verlos y olvidarme de este miserable lugar por un rato. Obviamente, ninguno de ustedes comparte mis preocupaciones entonces tal vez no entienden lo que digo."
Ella le devolvió la mirada, pensativa.