Cronología de Jose María Escrivá y Albás. José Luis González Gullón

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Cronología de Jose María Escrivá y Albás - José Luis González Gullón Libros sobre el Opus Dei

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Un periodo de menor densidad biográfica que el que aquí se acomete. Una etapa imprescindible, sin duda, como telón de fondo de cuanto hizo, dijo o escribió después en Madrid. Los años que van desde 1902 a 1927 forman un tiempo vital secundario que, en todo caso, podría abordarse en el futuro con el nivel de detalle que tiene la etapa biográfica de este trabajo.

      El núcleo de este libro es la actividad de un sacerdote español que vive en Madrid entre abril de 1927 y julio de 1936 y que, al poco de arrancar ese tiempo, descubre que el sentido de vivir en la capital española no reside en doctorarse sino en poner en marcha el Opus Dei. Pretendemos ofrecer al lector el mayor grado de detalle posible sobre su actividad. Por actividad se entiende un conjunto de eventos susceptibles de ser acotados espacial y cronológicamente. En concreto, los eventos que hilvanan su vida, las personas con quienes se relaciona, los lugares que frecuenta, la ocupación de distinto orden que despliega durante nueve años, casi siempre en Madrid. Son datos, si se quiere, escuetos, que revelan una intensidad vital creciente y unas relaciones sociales cada vez más amplias. Así, el desconocido Escrivá de abril de 1927 será en el Madrid republicano y convulso que antecede inmediatamente a la guerra un sacerdote relativamente conocido en los círculos eclesiásticos de la capital y, también, en una parte de los ambientes estudiantiles universitarios.

      Es el nacimiento del Opus Dei en octubre de 1928 el epicentro que condiciona desde entonces a José María Escrivá. Al centrarse esta Cronología en la actividad del entonces joven sacerdote aragonés, su “vida espiritual” (su relación con Dios) nos interesa si se concreta en actos tangibles que, por otro lado, tienen con frecuencia pero no siempre una repercusión social o comunitaria y, por tanto, una innegable dimensión pública. En ese sentido, dejamos constancia de cuándo y dónde celebra misa o administra sacramentos, o a qué lugares y con quién acude a rezar o realizar prácticas de piedad. De hecho, sentirse llamado a fundar el Opus Dei es un episodio estrictamente interior o espiritual de tal impacto que, a partir de entonces, reconfigurará su itinerario vital. Aunque parece claro que esos actos nacen de la conciencia de sentirse interpelado por Dios, todo lo que es “interior” (propósitos y decisiones de mejora, pensamientos sobre cómo organizar la nueva institución) queda al margen de esta Cronología, que se ciñe a su actividad exterior y a sus relaciones sociales.

      José María Escrivá no es un clérigo más entre las decenas de miles de sacerdotes españoles del siglo xx. Es una figura destacada dentro de la Iglesia católica romana (y no solo del catolicismo español), ligado a una institución que con el tiempo se ha extendido por los cinco continentes, adquirido un protagonismo notable en algunos países y suscitado reacciones diversas. De una parte, alabanzas o críticas. De otra, también indiferencia, pues el Opus Dei no es un imán cuya historia o carisma espiritual atraiga o interese globalmente.

      La dimensión histórica que Escrivá ha alcanzado por su inseparable conexión con el Opus Dei justifica tratar de conocer los primeros pasos (en sentido amplio: años) que preceden y siguen al 2 de octubre de 1928 en el que se sintió llamado a fundar una Obra de Dios. Por tanto, el tiempo en torno a ese año es decisivo en su existir y en la vida de la propia institución.

      La bibliografía sobre el fundador del Opus Dei es copiosa, también para este periodo. No pretendemos añadir un estudio sobre su etapa madrileña hasta la guerra civil. Más bien, esta publicación ofrece un arsenal de fuentes que permiten seguirle cronológicamente a lo largo de ese tiempo, desde sus preparativos para viajar a Madrid el 17 de abril de 1927 hasta el inicio de la guerra española el 18 de julio de 1936. Esta Cronología aspira a ser un instrumento de trabajo para quien le interese un nivel de detalle relevante. Es una base de datos ambiciosa que deja al trasluz tanto su figura como sus relaciones con otras personas durante este periodo.

      Este libro sigue el día a día de Escrivá. Aspira a exponer del modo más exhaustivo posible el haz de situaciones cotidianas que vivió. Y, al mismo tiempo, la enumeración de esos eventos es necesaria y afortunadamente incompleta, porque es imposible historiar una vida como si se reprodujera de nuevo en su totalidad. Los cementerios de papel que son los archivos hasta principios del siglo xxi son incapaces de tal nivel de recreación biográfica. Quizá el futuro depare al historiador otro nivel de hondura y una maraña infinita de datos, gracias a la asombrosa capacidad acumulativa del cosmos digital. Pero, felizmente, esta cronología diaria de Escrivá, una especie de armazón biográfico, tiene lagunas y carencias. No todo está en las fuentes consultadas con el nivel de precisión propuesto en este trabajo y, de hecho, apenas han dejado huella en la documentación sus numerosísimas relaciones informales o no duraderas con muchas personas: enfermos y familiares de enfermos que atendió o de niños a los que administró la primera confesión o comunión; enfermos a los que visitó semanalmente los domingos a partir de 1931; eclesiásticos, estudiantes, etc.; o personas a las que en algún momento orientó espiritualmente pero sin continuidad temporal, o sin que lo conozcamos por la documentación conservada.

      Fuentes y metodología

      Escrivá guardaba papeles. Aunque ni todos, ni siempre, pues en estos años tuvo múltiples ocupaciones y careció de un secretario a quien confiar la organización sistemática de su archivo. De hecho, no conservó copia de sus cartas manuscritas: al menos, consta que trescientas veinte siete no se conservan o están extraviadas, como se irá comprobando. También se deshizo de papeles de conciencia que le confiaban personas que le contaban su vida espiritual. A su actitud hacia los papeles hay que añadir el interés de la institución cuando, fallecido Escrivá en 1975, su sucesor Álvaro del Portillo decidió constituir una Oficina Histórica para localizar y obtener recuerdos o documentos suyos de parientes, amigos y conocidos. Todo ese material sirvió para la causa de canonización del fundador del Opus Dei y después se guardó.

      Por tanto, el Archivo General de la Prelatura del Opus Dei (AGP, en adelante) es la fuente principal para conocer su vida y elaborar esta Cronología. Sin embargo, no todo el material que se conserva ahí es pertinente para este trabajo. Hemos empleado casi exclusivamente documentos de época y desechado los muchos testimonios redactados para su causa de canonización a partir de junio de 1975 por personas que le conocieron, algunos de los cuales se publicaron en torno a su beatificación en 1992. Quienes le trataron en los años treinta compactan sus recuerdos y generalizan inevitablemente cuarenta años después al exponer las circunstancias del trato o la amistad existentes con él muchos años antes. Son, en suma, fuentes que carecen del rigor preciso para afinar los eventos con el detalle que aquí buscamos.

      Por el contrario, todo el material “de época” conservado sí ha sido de utilidad. Hemos revisado la correspondencia de Escrivá (activa y pasiva), sus anotaciones personales o “Apuntes íntimos”, los diarios de la Academia y luego Residencia DYA, los informes y relatos escritos en esos años por él o por quienes trataba, los elencos de quienes iban a las charlas doctrinales que impartía, y otra documentación relacionada con la historia del Opus Dei. Son los papeles guardados por Escrivá y los primeros de la Obra.

      Además, la Oficina Histórica buscó información sobre el fundador del Opus Dei. Para esta época, se recogieron datos en su colegio de los escolapios de Barbastro y en el instituto de Logroño donde estudió, en los archivos de las diócesis por donde pasó (Barbastro, Logroño, Zaragoza y Madrid), en los de las Universidades de Zaragoza y Madrid, y en las instituciones donde trabajó o colaboró, como la Academia Cicuéndez, el Patronato de Enfermos, el Patronato de Santa Isabel y la congregación de san Felipe Neri.

      Este material conservado en el Archivo de la Prelatura del Opus Dei ahorra hoy el esfuerzo de búsqueda, pues cuanto había sobre Escrivá en esos y otros fondos se localizó y empleó para documentar su causa de canonización. Que sepamos, la única fuente no localizada para esta época fueron algunos números de la Gaceta de Madrid y el libro de registro de lectores de la Biblioteca Nacional (ver los registros 237, 258, 284 y 2553). En fin, el acervo que conserva el AGP para esta etapa 1927-1936 es prácticamente exhaustivo y constituye la principal mina archivística del presente trabajo.

      El AGP se estructura en tres

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