Solo los Destinados. Морган Райс

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Solo los Destinados - Морган Райс El Camino del Acero

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PROMESA DE HERMANOS (Libro #14)

      UN SUEÑO DE MORTALES (Libro #15)

      UNA JUSTA DE CABALLEROS (Libro #16)

      EL DON DE LA BATALLA (Libro #17)

      LA TRILOGÍA DE SUPERVIVENCIA

      ARENA UNO: TRATANTES DE ESCLAVOS (Libro #1)

      ARENA DOS (Libro #2)

      ARENA TRES (Libro #3)

      LA CAÍDA DE LOS VAMPIROS

      ANTES DEL AMANECER (Libro #1)

      EL DIARIO DEL VAMPIRO

      TRANSFORMACIÓN (Libro #1)

      AMORES (Libro #2)

      TRAICIONADA (Libro #3)

      DESTINADA (Libro #4)

      DESEADA (Libro #5)

      COMPROMETIDA (Libro #6)

      JURADA (Libro #7)

      ENCONTRADA (Libro #8)

      RESUCITADA (Libro #9)

      ANSIADA (Libro #10)

      CONDENADA (Libro #11)

      OBSESIONADA (Libro #12)

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      Derechos de autor © 2018 por Morgan Rice. Todos los derechos reservados. Excepto como permitido bajo el Acta de 1976 de EE. UU. de Derechos de Autor, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida en ninguna forma o medio, o guardada en una base de datos o sistema de recuperación, sin el permiso previo del autor. Este e-book otorga licencia solo para uso personal. Este e-book no puede ser revendido o pasado a otras personas. Si deseas compartir este libro con otra persona, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estás leyendo este libro, pero no lo compraste, o si no fue comprado solo para tu uso, por favor regrésalo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo duro de este autor. Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, negocios, organizaciones, lugares, eventos, e incidentes son o producto de la imaginación del autor o usados de manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es completa coincidencia. Jacket image Copyright Dm_Cherry, usado bajo licencia de Shutterstock.com.

      CAPÍTULO UNO

      Royce iba al frente cruzando los brezales, cabalgando hacia la costa con la velocidad de una flecha, sus ojos avellanos fijos en su destino. Su cabello rubio azotando sobre su cuello mientras cabalgaba, con los hombros fuertes con determinación.

      Un cuarteto de figuras cabalgaba con él, más y hubiera llamado la atención. Mark iba a su lado, su amigo se veía más fuerte que nunca desde que Royce lo encontró, su cabello oscuro en su lugar bajo un casco de metal, parte de un juego de armadura de uno de los guerreros de la Isla Negra brillando en el sol.

      Matilde y Neave iban juntas, la aldeana y la chica Picti, que ocasionalmente cruzaban miradas, se veían muy diferentes ahora. Matilde tenía el cabello rojo y pasaría hasta por angelical si no fuera tan feroz, mientras que Neave tenía su cabello oscuro en trenzas, y una piel más oscura tatuada en azul. Una vez que Matilde declaró que iría con él, Neave tomó su decisión al instante.

      La única sorpresa vino de Sir Bolis, cabalgando en su armadura de borde de cobalto, resplandeciendo cuando la golpeaba el sol, que anunciaba tanto su riqueza como su habilidad en la batalla. Era un año o dos mayor que Royce, y Royce estaba seguro de que él le caía mejor ahora que cuando llegó a la casa del Conde Undine. Royce no sabía por qué había querido venir en este viaje, pero también debía aceptar toda la ayuda que pudiera conseguir.

      Sobre su cabeza, su halcón, Ember, revoloteaba sobre el brezal, y a través de sus ojos Royce podía ver la ruta frente a ellos clara, segura, y plana, llevándolos al puerto en Ablaver. Una vez que llegaran ahí, Royce estaba seguro de que encontrarían un barco que los llevaría a las Siete Islas, en donde Lori le dijo que el Espejo de la Sabiduría estaba oculto.

      Allí, podrían encontrar a su padre.

      Eso era algo que llenaba a Royce de anticipación y temor. Anticipación porque quería encontrar a su padre más que nunca ahora; lo necesitaba encontrar si quería llevarlo para liderar la batalla contra los nombres. El temor era por el lugar al que debían llegar para encontrarlo.

      “¿Estás seguro de que debemos ir a las Siete Islas?” preguntó Sir Bolis.

      Royce levantó los hombros. “Eso fue lo que dijo Lori”.

      Sobre él, su halcón chilló como afirmándolo. El Conde Undine fue capaz de decirle a Royce que su padre había ido en búsqueda del espejo, mientras que la bruja le proporcionó la ubicación a Royce.

      “¿Y estás dispuesto a cruzar el océano por lo que dijo una bruja?” gruñó Sir Bolis.

      “Siempre te puedes quedar, si quieres”, sugirió Mark, en un tono que mostraba su poca confianza hacia el caballero.

      “¿Y confiarles algo tan importante a unos criminales y Picti?” reclamó Sir Bolis. Royce solamente pensaba en cómo alguien tan joven podía sonar tan pedante.

      “¿Tienes algún problema con mi gente?” Demandó Neave, buscando su cuchillo.

      “Suficiente”, dijo Royce. “Esto ya de por si es difícil. Necesitamos trabajar juntos”.

      Para su sorpresa, dejaron de quejarse.

      “Ellos confían en ti”, Le dijo Mark, viendo a los demás cabalgando alejados uno del otro. “Cuando tu lideras, la gente te sigue”.

      “¿Es por eso qué vienes conmigo?” Preguntó Royce.

      Mark sacudió la cabeza. “Sabes que no”.

      “¿Incluso cuando crees que las Siete Islas son peligrosas?”

      “Son peligrosas”, insistió Mark. “Hay criaturas allí que… que no se acercan a nada humano. Hay cosas como trolls y espíritus de muertos, y peor. ¿Estás seguro de que allá es a donde debemos ir?”

      ¿Cómo lo podría explicar Royce? ¿Cómo podría explicar lo que vio con Lori, la vieja mujer que recuperó su juventud, y qué ha visto demasiado? Ella le dijo en dónde encontrar a su padre, y Royce tenía que verlo, sin importar lo difícil que fuera.

      “Estoy seguro”, respondió.

      “Bueno, me has salvado la vida bastantes veces”, contestó Mark. “A donde sea que vayas, te seguiré”.

      Royce

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