a lograr más en la vida y cómo afecta a su rendimiento en los deportes, la escuela, el trabajo y las relaciones.
Puntos principales
La inteligencia no es una habilidad fija. Es algo que se puede adquirir con el tiempo.
Todos los seres humanos tienen la capacidad de aprender cosas nuevas y aumentar su inteligencia con el tiempo.
Tus creencias pueden llevarte al éxito.
Dentro de las mentalidades
Como se ha mencionado, hay dos tipos de mentalidades. La primera, la mentalidad fija, te empuja a probarte y validarte a ti mismo. La segunda, la mentalidad de crecimiento, te empuja a desarrollarte.
Cuando tienes una mentalidad fija, ves el ser despedido o rechazado como una señal de que no eres lo suficientemente inteligente o bueno. Ves el fracaso como una situación problemática, como perder un juego, perder tu negocio, o fallar en un curso universitario.
Cuando tienes una mentalidad de crecimiento, ves el fracaso como no hacer ningún progreso o no alcanzar tu máximo potencial. Crees que el esfuerzo te hace talentoso e inteligente. Ambas mentalidades son una colección de creencias poderosas. Pero, la buena noticia es que tienes una opción. Puedes elegir entre adoptar una mentalidad fija o de crecimiento. Las siguientes secciones de este libro te ayudarán a decidir cuál adoptar.
¿El éxito consiste en aprender o en demostrar que eres inteligente?
El éxito no consiste en demostrar que eres mejor que los demás. Se trata de aprender y de dar tu mejor esfuerzo. Al final, la inteligencia es algo por lo que tienes que trabajar.
La enfermedad del CEO
Mucha gente quiere ser vista como perfecta. Este comportamiento se llama acertadamente la "enfermedad de los CEO". El ex ejecutivo de Chrysler Motors, Lee Iacocca, tuvo un mal caso de esta enfermedad. Siguió trayendo los mismos modelos de coches (con solo pequeños cambios) una y otra vez mientras sus competidores japoneses ponían en el mercado coches innovadores. No mucho después, la compañía tuvo que declararse en bancarrota.
Muchos CEOs pretenden que no tienen defectos. Se rodean de acólitos que los adoran y exilian a sus críticos. La mayoría no ve el valor de aprender nuevas habilidades o de mejorarse a sí mismos.
No todos desarrollan esta enfermedad. De hecho, hay un número de líderes exitosos y poderosos que enfrentan sus fracasos y debilidades de manera regular.
Las mentalidades cambian el significado del fracaso
Los Martin aman a su hijo, Robert. Siempre piensan que es mejor que otros niños. Entonces, cuando tenía tres años, Robert hizo lo imperdonable —no entró en el mejor preescolar de la ciudad de Nueva York—. De repente, sus padres lo trataron de manera diferente. A esta temprana edad, ya se sentía como un perdedor y un fracaso. Desafortunadamente, mucha gente ha tenido el mismo destino que Robert.
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