Abrir los Registros Akáshicos. Maureen J. St. Germain
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Queremos recordar a todos y cada uno de los que deseen elegir aprender o escuchar a alguien que ha aprendido que nunca mantengan los registros abiertos por un tiempo indefinido. Y aseguraos de trabajar desde un lugar de profunda veneración. Poder acceder a los registros akáshicos es un favor cósmico que se os ha concedido. Podéis considerar que aprender de la sabiduría de vuestros registros akáshicos es muy parecido a contar con un «infiltrado» que puede daros la visión completa de lo que está sucediendo en vuestra vida, no solo la parte que veis.
Es por esta razón que os animamos a que aprendáis a abrir vuestros propios registros akáshicos. Amamos a la humanidad y a los humanos, y los alentamos a ser la mejor versión de sí mismos en todo momento. El acceso a los registros akáshicos es una herramienta de la que podéis serviros con esta finalidad.
Eso es todo.
1 Los guardianes de las puertas del akasha denominan «bibliotecarios de consultas» a los custodios y guías de los registros akáshicos. Esta es una denominación general para ayudar al lector u oyente a comprender la naturaleza de su trabajo con un ejemplo del ámbito de lo humano. Estos bibliotecarios de consultas son seres altamente evolucionados que han elegido incorporar los registros akáshicos y están al servicio de aquellos que buscan conocer y comprender. Su trabajo en los registros akáshicos es recuperar información cuando dirigimos la atención a ese campo. Cuando sintonizamos con ellos, están listos para revelarnos dicha información.
2 La Ascensión es un proceso al que cada uno se suma a medida que evoluciona espiritualmente. Esto significa que toda la creación está ayudando al conjunto de los humanos a volverse como los santos y los sabios; cuando eso suceda, todas las personas podrán expresar su naturaleza divina, ser amorosas y no juzgarse a sí mismas ni juzgar al prójimo.
3 Según las enseñanzas que se encuentran en la teosofía, que no he estudiado, se cree que los maestros ascendidos son seres espiritualmente iluminados que en encarnaciones pasadas fueron humanos comunes pero que pasaron por una serie de transformaciones espirituales llamadas, originalmente, iniciaciones. En algunos casos, el maestro ascendido logró la perfección como ser humano y las experiencias de la vida le sirvieron como iniciaciones, lo cual le permite operar como un ser benevolente hacia el conjunto de la vida. Los custodios de los registros nos han informado de que muchos de estos maestros ascendidos han regresado para ayudar en la transformación del planeta. Me dijeron que el libro Return of the Revolutionaries [El retorno de los revolucionarios] constituye un ejemplo sustancial de su regreso.
Prefacio
LA LLAMADA
¿Cómo llegué a ser una mensajera
de los registros akáshicos?
En 2004 me permitieron acceder a una dimensión que había estado cerrada a la humanidad durante eones. En realidad, no lo estaba buscando en ese momento, pero soy una incesante buscadora e instructora. Mi vida consiste en una oración continua por la iluminación de la humanidad y la mía propia. Soy un canal limpio de luz y amor para todos los que buscan mis servicios. Sin embargo, fue a posteriori cuando advertí y entendí el hecho de que había suscrito un contrato divino para trabajar con los registros akáshicos.
Todo empezó cuando recibí un mensaje en un sueño lúcido. Estaba en Atlanta esperando a mi anfitriona, que estaba reunida con un electricista con motivo de las obras en su nueva oficina. Me encontraba dentro de su cálido coche después de dirigir un taller que había durado todo el día. La estaba esperando para irnos a cenar, pero me quedé dormida. Me desperté del sueño con un mensaje muy claro.
Me dijeron que una conocida astróloga, que también se encontraba en Atlanta, debía transmitirme un mensaje. La llamé por teléfono y hablé con su marido, a quien informé de lo que me habían comunicado. Cuando finalmente hablamos, al día siguiente, le pregunté a la astróloga sobre la actualización de mi carta astral. En un primer momento, me informó de que no transmitía mensajes de sus guías a otras personas, si bien a menudo le daban mensajes para ella misma. Sin embargo, cuando les preguntó si debía actualizar mi carta astral, le dijeron: «No, en absoluto; tenemos un mensaje para ella». En una conversación que mantuvimos más tarde ese mismo día, insistió en que nunca recibe mensajes para otras personas, así que estaba muy sorprendida de haber recibido uno para mí.
Sus propios ángeles y guías, los mismos que la orientaban en su trabajo, me comunicaron varios contenidos en ese mensaje. El primero y más importante era que me daban permiso para acceder a una dimensión que había estado vedada a la humanidad durante mucho tiempo. Además, iba a contar con orientación permanente. También me dieron otras informaciones, que son demasiado personales para que pueda revelarlas en este momento.
Les pregunté a mis ángeles y guías por qué se me transmitía ese mensaje a través de alguien con quien hablaba, aproximadamente una o dos veces al año. La respuesta fue clara y simple: «Si te hubiéramos dado este mensaje directamente, no lo habrías creído». Supe que tenían razón. Siempre he sido contraria al engrandecimiento y la autoimportancia de los instructores, y me recordaron que a causa de ello habría descartado un mensaje de este tipo tras concluir que lo había creado la mente egoica.
Después de recibir la «llamada», leí todo lo que pude encontrar sobre los registros akáshicos. Estaba familiarizada con Edgar Cayce, psíquico estadounidense de principios del siglo XX que canalizó mensajes procedentes de esta fuente. 1 Encontrándose en trance, Cayce dijo que los registros akáshicos son el «libro de la vida», el cual constituye «el registro que la propia entidad individual escribe en la madeja del tiempo y el espacio a través de la paciencia y que se abre cuando el yo ha sintonizado con el infinito y puede ser leído por quienes sintonicen con esa conciencia». 2
Al principio de la veintena, estuve en uno de los grupos de estudio Búsqueda de Dios de Cayce durante varios años. 3 También estudié con una organización que impartía enseñanzas sobre los registros akáshicos, pero abandoné esa línea para unirme al linaje directo de los custodios de los registros.
Enseguida recibí información clara y precisa sobre determinadas modificaciones que había que efectuar con el fin de evitar que energías ajenas interfiriesen en el acceso a los registros. Sin embargo, fui reacia a proceder. Quería respetar su tradición, pero el espíritu tomó medidas por mí. Mientras fui profundizando en mi propio conocimiento de los registros akáshicos, fui viendo muy claro lo que debía hacer. Cuando empecé a ofrecer el servicio de abrirlos para otras personas, me di cuenta de que gran parte de la información que había estado dando en clase durante los veinte años que hacía que impartía enseñanzas espirituales también provenía directamente de ese espacio.
Hay quienes