La llamada (de la) Nueva Era. Vicente Merlo
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«OMnia es una joven que practica una telepatía de alto nivel y que acepta responder, con el objetivo de servir, a las preguntas de orden general o espiritual presentadas a Pastor, su Guía cósmico», dice la presentación del índice de grabaciones pertenecientes a los años citados.
De algunos años contamos con 12 o 14 conferencias, de otros hasta 20. En ocasiones de tres y hasta cuatro horas de duración, generalmente de dos o dos horas y media. Durante 10 años supone más de 150 conferencias en cada una de las cuales uno tiene la impresión de asistir a un acontecimiento cósmico. Y es que no es para menos cuando uno tiene la fortuna de escuchar las palabras de un Maestro de Sabiduría. Y en pocas ocasiones la certeza de estar escuchando palabras de semejante altura y autenticidad es tan firme, al menos en mi caso. En bastantes ocasiones, a lo largo de mi peregrinaje espiritual se me ha planteado la duda acerca de la autenticidad o validez, altura o calidad de lo que he escuchado o visto. O incluso cuando no había razones para dudar, el impacto sobre mí no ha sido tan profundo (Ananda Mayee, Anandamurti, Krishnamurti, Sai Baba, Amritananda Mayee, serían ejemplos de ello) como lo ha sido con OMnia/Pastor. Este disfrute espiritual y esotérico, el gozo por poder beber de este agua que sacia y poder compartir esta “espiritualidad esotérica de la Nueva Era,” dura hasta el momento presente, pues son muchas las cintas que he ido pidiendo, y cada vez que escucho una de ellas es una bendición que clarifica y fortalece mi visión y mi actitud, mi energía interior y mi pensamiento, mi confianza y mi convicción respecto a la existencia de Maestros de Sabiduría como Pastor. Es quizás el broche final de la cosmovisión esotérica con la que más identificado me he sentido y me siento, la concepción del mundo que despierta en mi interior a través de Blavatsky y el largo equipo de teósofos que comienza con A. Besant y C.W. Leadbeater, pero continúa con A. Powell, E. Schuré, Y. Ramacharaka, Jinarajadasa o Taimni; concepción teosófica algo confusa en su presentación que se profundiza, clarifica y depura con la grandiosa obra de A. Bailey, cobra vida y cercanía con la presencia, el testimonio y las enseñanzas de V. Beltrán, recibe retoques y matices de muchos autores entre los que he destacado a Anne y Daniel Meurois Givaudan, pero de los que podrían citarse otros afines a la presentación posteosófica como Dane Rudhyar o Ciril Scott, y llega a su plena madurez y consumación con la fuerza, flexibilidad y actualización enriquecedora de las palabras de Pastor/OMnia.
No es cuestión de pasar revista a los temas desplegados por Pastor, quien ha insistido, por otra parte, en que no era su propósito ofrecer una “nueva” enseñanza ni una gran revelación, sino transmitir una llama y una confianza, una esperanza y una fuerza anímica, que realmente se despiertan al vibrar con una conciencia tan luminosa y sabia. Digamos tan sólo que se parte de la realidad del momento crucial en que se encuentra la humanidad. Se va a producir un “impasse,” una “pausa” –decía Pastor en la última grabación que conservamos de OMnia– sobre todo en los campos de la Economía, las Finanzas y la Política (áreas relacionadas con el 7° rayo, relacionado a su vez con el planeta-arquetipo Urano-Prometeo, regente del signo zodiacal de Acuario, y por tanto en estrecha relación con la Nueva Era de Acuario), pues para pasar a otra civilización hay que esperar a que se derrumben los viejos y gastados edificios, corroídos por la corrupción y la mentira, o mejor dicho, no hay que esperar, sino que al mismo tiempo que tales áreas dejan de recibir energía y atención por parte de la Jerarquía, otras áreas, otros proyectos, un nuevo suelo sobre el que edificar la nueva humanidad, están ya en preparación y recibiendo la atención de los Maestros que conocen el Plan y lo sirven, ayudando de mil modos a la humanidad, sobre todo enviando telepáticamente las ondas que contienen las semillas del futuro, la nueva vibración que ha de implantarse.
Cuántas veces me ha dado la impresión de estar escuchando al mismo Tibetano, al Maestro D.K. (no me extrañaría que fuera él). Por la terminología, por los temas, por las referencias, por las preocupaciones. Pero, al mismo tiempo, de un modo tan nuevo y fresco, tan actualizado, tan variado. Desde temas cosmogónicos, como el papel de los Grandes Devas, Arcángeles y Elohim en su elaboración de los mundos, hasta cuestiones concretas y candentes como las raíces ocultas de enfermedades como el cáncer y el sida, o en su momento la crisis del Golfo Pérsico. Pero lo característico es la amplitud de la visión, la referencia constante a los Maestros de Sabiduría que forman parte de Shamballa y la Jerarquía de nuestro planeta, sin faltar referencias a Jerarquías extraplanetarias, sea en las Pléyades o en Sirio, aunque este “esoterismo galáctico” (como me gusta llamarlo) que recientemente abunda sigue estando en un segundo plano. Es el trabajo interno, la actitud que hay que adoptar ante los problemas cotidianos, la clarificación del sentido de la meditación y el modo de practicarla, la llamada a trascender nuestras ataduras, nuestros conflictos y traumas psicológicos apelando a la fuerza de nuestra alma, lo que abunda en sus conferencias.
En fin, una vez más, desde el fondo de mi corazón y de mi alma, brota con fuerza y reconocimiento un enorme agradecimiento hacia Pastor por todo lo que ha vivificado en mi alma, todo lo que ha clarificado en mi mente, todo lo que ha llenado mi alma, con esa renovada y fortalecida confianza en la existencia del Gran Sentido, por una parte, y de los Maestros de Sabiduría, por otra, pero también y sobre todo en la presencia y luminosidad de nuestra propia alma, como ser de luz que trata de hacerse cada vez más presente en nuestras vidas, pese a las dificultades y crisis de la personalidad que irremisiblemente nos es necesario vivir.
* Darshan: momento en que el Maestro se hace presente entre sus discípulos. (N. del A.)
1. INTRODUCCIÓN:
NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS
CUESTIONES CONCEPTUALES
E INTENTOS DE CLASIFICACIÓN
Vamos a intentar aproximarnos a lo que se ha llamado “nuevos movimientos religiosos” o “nuevas religiones” y que yo preferiría denominar “nuevos movimientos espirituales”. Comencemos analizando qué significa en ellos decir que son “nuevos,” por qué llamarlos “movimientos” y denominarlos “religiosos” o “espirituales” y a continuación presentaremos algunos modos de clasificarlos.
J. Martín Velasco (1977) aclara bien nuestra cuestión al apuntar que “nuevos” no significa sólo recientes o actuales, sino que implica una cierta ruptura con las formas religiosas representadas por las religiones ya establecidas. En este sentido no se incluirían movimientos surgidos en el interior de una religión tradicional y que se mantienen en ella aunque la intenten renovar o reformar. Es el caso, en el cristianismo, de los movimientos de renovación carismática, el movimiento neo-catecumenal, etc. Por el contrario, los nuevos movimientos religiosos reivindican una identidad diferente y exigen de sus miembros algún tipo de conversión.
En este sentido, F. Díez de Velasco afirma: «El término nuevas religiones no se puede aplicar a cualquier grupo religioso por el mero hecho de que su fundación se haya producido en los dos últimos siglos, es necesario que el corpus de creencias presente diferencias sustanciales con el de las religiones tradicionales» (Díez de Velasco, 2000:21-22). Por ejemplo, no serían nuevas religiones los Testigos de Jehová (con un mensaje que intenta ahondar en una interpretación literal y exacta de la Biblia), pero sí podría considerarse así La Iglesia de los Santos de los Últimos Días [mormones] que genera una literatura sagrada nueva, adaptada al papel de los Estados Unidos en el marco de la modernidad.
“Movimientos” tiene un sentido amplio, válido para cualquier colectivo incluso