Ética demostrada según el orden geométrico. Baruj Spinoza

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Ética demostrada según el orden geométrico - Baruj Spinoza Torre del Aire

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sobre los demás y dirigiese toda la naturaleza al uso de su ciego deseo y su insaciable avaricia. Y así, este prejuicio se ha trocado en superstición y ha echado raíces profundas en las mentes, lo que ha sido la causa de que cada cual se haya esforzado al máximo por entender y explicar las causas finales de todas las cosas. Pero mientras intentaban mostrar que la naturaleza nada obra en vano (o sea, que no sea útil para los hombres), no parecen haber mostrado ninguna otra cosa sino que la naturaleza y los dioses deliran como los hombres. Te ruego que veas en qué ha parado la cosa. Entre tantas ventajas de la naturaleza, han debido hallar no pocas desventajas, como las tempestades, los terremotos, las enfermedades, etc., y de estas sostuvieron que ocurrían porque los dioses23 estaban airados por las injurias hechas a ellos por los hombres, o por los errores cometidos en su culto. Y aun cuando la experiencia reclamara día tras día y mostrase con infinitos ejemplos que las ventajas mezcladas con las desventajas recaían indistintamente sobre píos e impíos, no por ello desistieron de su inveterado prejuicio. Pues les fue más fácil poner esto entre otras cosas desconocidas, cuyo uso ignoraban, y mantener así su actual e innato estado de ignorancia, que destruir toda aquella fábrica y excogitar otra nueva. De ahí que sostuvieran como cierto que los juicios de los dioses superan con mucho el alcance humano. Esto, sin duda, habría sido la única causa de que la verdad hubiese permanecido eternamente oculta para el género humano. Pero las matemáticas, que versan no sobre los fines, sino solo sobre las esencias y las propiedades de las figuras, han mostrado a los hombres otra norma de verdad. Y aparte de la matemática se pueden asignar también otras causas (cuya enumeración es aquí superflua) por las que pudo hacerse que los hombres24 rechazasen estos prejuicios comunes [80] y fuesen guiados hacia el verdadero conocimiento de las cosas.

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