Nueva escritura sumaria. Ricardo Yáñez
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Nueva escritura sumaria - Ricardo Yáñez страница 4
Hay un Ricardo Yáñez que me pega, que todo el día me pega,
y hay un Ricardo Yáñez que te ama. Ése es el bueno.
A VECES ES una araña la palabra amar
una araña en las vigas de la casa
y uno es la mosca la tonta mosca
A veces el amor es una aspirina
vieja olvidada en el botiquín
y uno no el dolor de cabeza sino el aburrimiento
A veces el amor es una botella de tequila
escondida en el fondo del ropero
y uno la mano oscura y el trago rápido.
Baccatum monile
Olvida, si pudieras, aquel collar de perlas
que desnudo
tu cuerpo acarició, y olvida el vino
de la voz que en tu vientre y tu mirada
anduvo haciendo sus deberes,
el murmullo de árboles
inmenso y silencioso
que nos solía rodear cuando el abrazo
donde no convenía, el calor que sudamos
en el cuarto derruido, olvida
del amor
lo que amor dijo, lo que fue
del amor, deja atrás
toda vida que fue vida, regrésate
a tu vida.
SUPE DE TI, de tu sudor, de las rosas dispersas de tus senos,
supe de tus palabras, abrevadas casi recién salidas de tu boca;
supe de la canción que nos decía como a la sombra
de un muy extenso árbol, luminoso tal vez por el lenguaje de los pájaros.
Supe de los silencios de tus ojos, a veces desvaídos y otras veces rezumando dulzor;
supe del tiempo tuyo, en que he aprendido la música del mío, de mi tiempo, de mis contradictorios muchos tiempos
cuyo concierto y orden nunca hubiera sabido
de no ser en tus brazos, de no entender el arpa de mi espalda gracias a la llovizna de tus dedos.
Supe de la encendida veladora a que baja a beber la golondrina que llamamos amor.
Supe saberme nube, barca, estallido de ola;
supe saberte flauta, tierra para macetas, pisada de venado;
supe sabernos álamo en un vaso, su coruscante plata rumorosa
acallar hasta hallar la claridad en la que nos decíamos, qué violín el decirlas,
las prístinas zonceras de todos los amantes, de los recién amados.
Supimos circular la misma sangre en dos cuerpos distintos,
anduvimos la colcha como un lago, la cama como un río,
la ciudad como un cuarto en que no falta nada
salvo el amor que falta, siempre falta, para que nada falte en el amor.
HAY UN HOMBRE que camina
jornadas jornadas largas
por oír pulsar el viento
las arpas de tus ventanas
hay un hombre que se moja
de lluvia hasta las entrañas
por ver cómo tú te asomas
corroída por las aguas
a oír entreverar el viento
sus manos en tus ventanas
hay un hombre que camina
y se llega hasta tu casa
y te descuartiza a besos
sin que puedas hacer nada
y a besos te reconstruye
lejos de toda mirada
hay un hombre que camina
jornadas jornadas largas
hay un hombre que se moja
de lluvia hasta las entrañas
VIAJO, AMOR, EN tus ojos,
en la luz de tus ojos, amor, viajo,
en el paisaje de tus ojos.
Subo las escaleras de tus ojos,
desciendo sus barrancas,
miro pasar parvadas en tus ojos.
Ando, amor, en tus ojos, por tus ojos,
que hace tiempo no ven
que vivo en ellos.
OÍ TU VOZ,
a 600 y tantos kilómetros de distancia oí tu voz,
y todo fue clarísimo
en el día más contaminado de la ciudad de México.
HE VUELTO AL mar
y no estoy en el mar
sino en tus ojos.
He vuelto al mar
y no estoy en el mar
sino en el tiempo de tus ojos.
He vuelto al mar.
Me he vuelto el mar, amor,
pero en tus ojos.