Tepito, cabrón y frágil a la vez. Adriana María Isabel Núñez García

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Tepito, cabrón y frágil a la vez - Adriana María Isabel Núñez García

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contra el Estado-Nación, lo que convierte su reconstrucción en una causa de guerra, una estrategia de mercado y un negocio. La economía de mercado regula y suplanta al Estado, el cual ya no tiene el control absoluto de los cuerpos mediante sus aparatos disciplinarios: ahora el liberalismo económico y su política se convierte en un apéndice y sostén del mercado.

      Esta estructura que llamamos Estado moderno neoliberal genera diversos problemas sociales, como la marginación, la violencia y la criminalización a los jóvenes del barrio, que son un grupo vulnerable por ser discriminado y estigmatizado. Estos jóvenes no cuentan con recursos económicos, redes sociales y familiares, vivienda digna y oportunidades de trabajo; además de su bajo nivel educativo y adicciones a sustancias ilegales. El marginal no sólo es señalado por la carencia económica, sino que se le relaciona con el crimen, al desapego a la norma de lo establecido, lo que le convierte en un inadaptado que requiere ser destruido, olvidado y desterrado de la sociedad. Se le observa de forma desdeñosa, nombrándolo con calificativos como parásito, lacra o criminal. Se le criminaliza por el hecho de vivir en un espacio geográfico determinado como marginal. Los medios de comunicación juegan un papel preponderante en la visualización y estigmatización de estos sectores marginados.

      El capítulo II aborda el tema de la construcción de juventud en la era moderna neoliberal: el deber ser.

      Para Foucault, el sujeto “es aquel que se sirve de medios para hacer cualquier cosa. Cuando el cuerpo hace algo, es que existe un elemento que se sirve de él y este elemento no puede ser más que el alma. El sujeto de todas estas acciones corporales [es] el lenguaje del alma” (Foucault, 2002, p. 46). De esta forma, el hombre se ha valido de su cuerpo para manifestar síntomas o expresar sentimientos reflejando así su alma. El espíritu de los hombres se manifiesta en la acciones del alma que se plasman mediante sus cuerpos y, durante siglos, los jóvenes han manifestado su espíritu y alma de esta forma. Si algo caracteriza a las sociedades modernas es justamente el control de los cuerpos, y la población juvenil resulta un grupo bastante importante para el control de sus acciones mediante las instituciones y el poder pastoral, que intentan formar, dirigir y controlar a los cuerpos juveniles (Foucault, citado en García, 2010, pp. 35-37). Este control tiene una razón de ser: los jóvenes se manifiestan sobre todo en las coyunturas políticas, económicas y culturales, y en las revoluciones siempre están presentes.

      En México, los conceptos joven y juventud nacen a mediados del siglo XX; sin embargo, las acciones sociales dirigidas a la población juvenil por parte del gobierno, se dan en los inicios de ese mismo siglo, proceso que va unido con la entrada de la etapa moderna. Estas acciones se ven reflejadas en el fortalecimiento de la escuela preparatoria y de las carreras liberales, a principios del año 1900.

      La definición de juventud tiene que ver con una construcción del deber ser del sujeto joven, y fueron los aparatos ideológicos del Estado quienes comenzaron a establecer discursos en la sociedad sobre lo que deben “ser los jóvenes”. La educación, el deporte institucionalizado y la iglesia católica juegan un papel preponderante para las adecuaciones sociales e históricas del deber ser del sujeto joven.

      En el capítulo III se aborda la historia de sobrevivencia y resistencia de Tepito. La idea de barrio choca con la idea de modernidad. En un barrio se dan ciertas prácticas cotidianas, religiosas, mitológicas, mágicas, de indumentaria, lenguaje, formas de expresión y de trabajo, mientras que la modernidad busca el progreso y lo nuevo.

      En este capítulo se realiza un viaje histórico por la construcción social del barrio de Tepito, sus crisis, coyunturas, resistencias y sobrevivencias, un viaje sobre su vida cotidiana, haciendo referencia a algunos hallazgos sobre los jóvenes de épocas distintas.

      La idea de barrio tiene que ver con la preservación de tradiciones, sentimiento de pertenencia, prevalencia de los lazos de amistad y ayuda mutua. El barrio se puede definir como una organización colectiva en donde no hay significación del uno sin el otro; en él existe una convención colectiva táctica, no escrita pero legible para sus habitantes a través de códigos de lenguaje y del comportamiento. Toda sumisión y transgresión a estos códigos es inmediatamente objeto de comentarios y existe una norma que se manifiesta en un contrato intangible, el cual hace posible la coexistencia de socios (la invención de lo cotidiano). El barrio no admite la transgresión de sus normas y valores, ya que está de por medio su inmediata legitimidad (Ranahit, 2002).

      La modernidad rompe con la idea de barrio, pues las sociedades modernas se levantan contra las sociedades tradicionales a las que denomina como primitivas, arcaicas, bárbaras o atrasadas, argumentando que carecen de razón e impiden el progreso individual y material. La diferencia entre la tradición y los principios de modernidad, es que la primera desarrolla al hombre como sujeto social y la segunda como sujeto individual. Tomando en cuenta que el egoísmo es la directriz dominante del concepto liberal de la vida económica y de la configuración del Estado moderno y de los sujetos, las relaciones sociales se convierten en relaciones comerciales.

      Probablemente el capítulo IV es el más importante de esta investigación, ya que en él se analizan tres casos de jóvenes en sobrevivencia y resistencia. Tomando en cuenta que el cuerpo juvenil es heterogéneo y que existen diferencias en los contextos, familias, vida cotidiana, economía, amistades, empleos, cultura y educación; cada sujeto arroja particularidades de sobrevivencia, resistencia y formas de vivir la juventud. En la presente investigación, y a partir del análisis de estos tres casos, entenderemos las particularidades y formas de ser joven en un espacio como el barrio de Tepito. No se pretende en este documento abordar las generalidades, sino justamente las particularidades de los jóvenes frente al contexto dual de un barrio en el tiempo político-económico llamado Estado moderno neoliberal.

      En el capítulo V se presentan las conclusiones, hallazgos y se da respuesta a las preguntas planteadas en esta investigación, las cuales dan pie al título de la misma. En México la palabra cabrón(a) es fuente de varios significados. La Real Academia Española la define como adjetivo, y se aplica a una persona de mal carácter; la definición en Cuba es de una persona experimentada. En el barrio, la frase entrecomillada tiene un significado para el lugar y sus habitantes.

      En el barrio de Tepito nació un movimiento cultural llamado “Tepito Arte Acá” y quienes formaban parte de dicha agrupación fueron Luis Arévalo Venegas (zapatero), Daniel Manrique (artista plástico) y Alfonso Hernández (cronista de Tepito). Dentro de ese movimiento surgiría la frase: “Tepito, cabrón y frágil a la vez”, atribuida al maestro Daniel Manrique. Para él, dicha frase sintetiza lo que es el barrio, en cuyos murales plasmó el sentir barrial y lo definió con otra frase: “Si todos jalamos parejo, la vida sería más chida” (Milenio, 31 de enero de 2016).

      En los recorridos y diálogos con la gente del barrio, tuve la oportunidad de entrevistar al maestro Luis Arévalo (zapatero), quien me explicó el valor de ser tepiteño, los problemas sociales que desde su opinión desencadenó el comercio informal y el comercio ilegal, también explicó que los tepiteños son gente “cabrona” (la connotación que él le da a esta palabra es de gente trabajadora, fuerte, entrona, inteligente, lista, experimentada; en general, una connotación positiva). En cuanto a la fragilidad, Luis Arévalo opina que ésta radica en sus jóvenes, insertos en la adicción de alguna droga ilegal o metidos en el mercado ilícito, lo que tiene serias implicaciones en la familia y en el tejido barrial.

      Concluyo señalando que esta investigación está diseñada etnográficamente, en la cual se analizan las ideas, creencias, significados, conocimientos y prácticas cotidianas que arrojan el sentido del ser joven

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