Egipto, la Puerta de Orión. Sixto Paz Wells
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Originalmente estaba previsto crear una fuerza antagónica de oposición que dificultara al máximo el acceso a la información y presionara tanto a los seres que los obligara a extraer de lo más profundo lo mejor de sí y canalizar con ello sus aptitudes. Por eso se permitió la presencia de los disidentes en la Tierra.
Los exiliados, con el paso del tiempo murieron en la Tierra, quedando sus almas atrapadas aquí como espectros, siendo capaces de manipular psíquicamente a gente llena de frustraciones y resentimiento, o débil de carácter y voluntad, a la que usaron para sus fines, como crear el caos y llevar a la humanidad hacia la autodestrucción, para procurar con ello liberarse de su prisión.
En la segunda mitad del siglo XVIII surge en Europa una sociedad secreta oculta conformada por sirvientes de los exiliados. Esta organización encubierta actuaría como un gobierno interno negativo planetario, auto-denominándose «los Illuminati».
Para mantener el equilibrio planetario, un grupo de treinta y dos seres extraterrestres de alto nivel de evolución descendió al desierto del Gobi en Mongolia y allí fundó la mítica Shambala hace unos 12.000 años de los nuestros. Prepararon a gente de la Tierra para que con el tiempo los reemplazaran a ellos y ocuparan el simbólico puesto 33, actuando como guardianes de los Archivos Ocultos de la Historia Planetaria, con miras a que más adelante la humanidad entera tuviera acceso a dicha información. Esta gente llegarían a ser los miembros de la Orden Blanca o Gran Hermandad Blanca de los Retiros Interiores.
Los Illuminati se han enfrentado a lo largo de los siglos a diferentes crisis de poder habiéndose hecho ellos mismos con el poder para administrarlo adecuadamente conforme a sus propios intereses, procurando por encima de todo el control absoluto de la información y orientación de las corrientes de pensamiento y hasta de la moda. Su filosofía ha girado en torno a la creencia de que tanto el poder como el conocimiento deben estar en pocas manos, pero en las que consideran adecuadas y convenientes para poder fiscalizarlas y controlarlas.
Los Iluminados se consideran a sí mismos los únicos capaces de establecer e imponer el «Nuevo Orden Mundial». Por ello a lo largo de la Historia han venido controlando las grandes instituciones vinculadas a la política, la educación, la justicia, la salud, los derechos humanos, el comercio y la economía. No todos pueden ni deben llegar al nivel que ellos manejan, porque, según los Illuminati, esto depende de la selección y predestinación que ellos controlan.
La Tierra es un planeta entre miles de billones de mundos esparcidos por el vasto universo material en el que nos encontramos, pero que fue elegido por ciertas características muy especiales. Fue seleccionado dentro de lo que se ha venido a llamar el «Plan Cósmico», junto con otros siete planetas de una categoría llamada «UR», para experimentar aquí la emoción y el sentimiento. Los planetas UR son planetas donde ingenieros genéticos extraterrestres experimentan con patrones nuevos de evolución.
Muchas civilizaciones de otros mundos han avanzado tanto y tan rápido que en el camino dejaron de lado los sentimientos y las emociones para sobrevivir a graves diferencias y crisis de crecimiento. Avanzaron mucho, pero se estancaron evolutivamente.
La Tierra era un planeta ideal para la experimentación por sus condiciones de diversidad y dinámica interna. Pero en su proceso evolutivo se destruyó totalmente y desapareció físicamente. Sin embargo se le dio una segunda oportunidad para poder experimentar aquí patrones nuevos de evolución distintos a los del común denominador de otros planetas.
Al haberse destruido, hubo que buscar este mundo a través de ventanas del tiempo para localizarlo antes de su destrucción. Una vez encontrado, el portal quedó abierto, y al interactuar en él, ambas realidades empezaron a correr paralelas. Según esto, el tiempo en el universo no es lineal sino una espiral ascendente, como las espirales del ADN. En una de las curvas de la espiral, la Tierra murió y desapareció, siendo seleccionada por su condición ideal de ser originalmente un planeta de gran biodiversidad aunque sin futuro, creándosele un futuro alternativo.
Pero aquellos interventores que participaron del experimento vieron que uno a uno los otros siete planetas seleccionados en igualdad de condiciones se volvían a destruir o se estancaban evolutivamente. El único de los mundos implicados en el Plan que parecía tener posibilidades era la Tierra, por lo que concentraron su atención aquí. Pero algunos de estos interventores, en contacto con la humanidad, se vieron afectados por las emociones y los sentimientos, por lo que temieron que si dejaban que los acontecimientos siguieran evolucionando, el imprevisible futuro de la Tierra podía poner en peligro el orden universal. Los seres de este mundo podíamos llegar a evolucionar tanto que podríamos llegar a tomar conciencia de que vivimos en un tiempo alternativo y que existe un tiempo real con el que podríamos conectar, y esto acercaba la posibilidad de que ambos tiempos se juntaran más adelante, creando una tercera realidad o un nuevo tiempo. El orden cósmico se podría modificar tanto que el cambio sería incontrolable. La idea era experimentar aquí e incorporar allá, y luego cancelar esto para que todo ello no afectara negativa ni radicalmente a la otra realidad. Finalmente sería como si la Tierra nunca hubiera existido.
La historia demuestra que la actuación e intervención en el experimento han sido mayores de lo que estaba previsto, y las consecuencias también. Por todo ello, solo quedaban dos posibilidades: una era cerrar definitivamente la ventana dimensional antes de que la paradoja empezara a afectar a toda la Creación; y la otra, si no hubiese vuelta atrás, seguir adelante con los acontecimientos reproduciendo en la mayor medida posible el estado anterior de cosas. Y esa ha sido la idea de los Illuminati que ha prevalecido después de la sincronización de los tiempos profetizada por los mayas para el 21 de diciembre del 2012.
Desde el inicio del Plan Cósmico, y aún antes, hubo diferencias de opinión entre los interventores sobre cómo hacer que se desenvolviera el proceso y hasta dónde llevarlo. Las diferencias fueron haciéndose más y más profundas, hasta el punto de que la tensión degeneró en guerras cósmicas, en las que hubo vencedores y vencidos. Los líderes de los vencidos fueron exiliados a este planeta. Ellos eran los seguidores de Satanel, un ser de apariencia reptiliana procedente de Orión y líder de una de las facciones en pugna. Satanel era a su vez el sumo sacerdote de Lucifer, un ser ultraterrestre de un universo paralelo.
Satanel consideraba que a pesar de que la Tierra se encontraba en una paradoja espacio-temporal era posible que el potencial de los seres humanos les hiciera ser capaces de descubrir la otra realidad, con lo que procurarían viajar al otro lado del espejo, traspasándolo. Como en la historia de Alicia y el espejo de Lewis Carroll, donde se sugiere un viaje a través del espacio-tiempo, lo que podría poner en peligro la existencia del real tiempo del universo, generando una reacción de cambios en cadena.
Los que fueron dejados aquí en el exilio al principio tuvieron muchas prerrogativas, pero su comportamiento con los terráqueos no fue del agrado de los demás guardianes y vigilantes, que lo juzgaron de arbitrario, lo que llevó a que se extremaran las condiciones de su encierro aislándolos definitivamente, por lo que murieron tiempo después, quedando sus almas y espíritus encapsulados en esta realidad de tercera dimensión. Con el tiempo se las ingeniaron para liberarse, y algunos hasta lograron encarnar en este mundo en cuerpos humanos. Más adelante se fueron haciendo con el poder y el control político y económico, procurando frenar el avance consciente de toda la humanidad para evitar la reconexión de los tiempos.
Algunos Illuminati son esos mismos espíritus reencarnados ansiosos de liberarse de este mundo y este tiempo; otros son solo servidores que han aceptado unirse a ellos y disfrutar de todos los lujos y placeres de la ilusión de esta vida a cambio de servirlos. A ellos no les importa si su liberación trae consigo