más graves. Por ejemplo, hay votantes de los Estados Unidos que están seguros que los inmigrantes ilegales están cometiendo crímenes, que asesinan a sus conciudadanos y creen que deben elegir a un hombre con fuertes propuestas para contener la inmigración ilegal, expulsarlos del país y que proteja a su pueblo.
Mientras más grave sea el peligro, las posibilidades de enfrentarse con personas que tienen opiniones contrarias son más altas. Entonces, cuando ambos lados están seguros de que tienen la verdad, el diálogo se vuelve inviable. Aunque existe un modo de polemizar productivamente sobre temas complejos.
La clave aquí es: Las conversaciones “absurdas” pueden ser productivas cuando se vuelven colaborativas.
¿Qué es una conversación “absurda o imposible”?
Se puede decir que es ese tipo de de conversación que no llega a una conclusión positiva, una disputa inútil que divide ideas, creencias y puntos de vista de mundo.
El diálogo se torna acalorado porque no se produce un intercambio de frases, no hay un dar y recibir. En cambio, los interlocutores ponen atención en hablar a los otros, se turnan para verter sus ideas y ninguno de los bandos escucha. Entonces se convierte en una guerra verbal, cada uno trata de obligar al oponente a aceptar sus ideas y el tono de voz se eleva cada vez más.
Pero no todo está perdido porque todavía está la posibilidad que si alguien está dispuesto a hablar, puedan tener una conversación productiva. Las convicciones pueden experimentar cambios y cambios, aunque hay formas buenas y malas de cambiarlas.
Si pretende cambiar la opinión de otra persona en forma coercitiva estaría empleando una mala manera. Imponer con voz alta sus pensamientos no tiene demasiado resultado, aparte de no ser sólo ético. Es una razón lógica por el simple hecho que la coerción no funciona. ¿O usted ha visto que alguien analice sus ideas y cambie su forma de pensar después de haber recibido un golpe de puño en la cabeza? Pueden llegar a decir que sí, solo para parar la agresividad de la discusión, pero es nada más que un deseo.
Muchas personas, sin embargo, han cambiado de parecer luego de haber entablado una conversación
Y se debe a las charlas son colaborativas. Si una persona llega a ver las cosas de manera diferente es gracias a que usted le produjo las creencias que lo impulsaron a cambiar de opinión. Es una de las causas por las que las conversaciones pueden ilustrar más a las personas para que reevalúen sus creencias.
Cuando usted elabora un análisis junto a otra persona, se consiguen mejores respuestas que cuando drásticamente le dice que “está equivocado” o ya más violentamente que es un “estúpido”.
Aunque posiblemente le suene ficticio en nuestros tiempos de división polarizada, en las siguientes páginas conseguirá aprender algunas técnicas para que implemente este tipo de charlas.
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