Las alas de las hormigas. Carlos Martín

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Las alas de las hormigas - Carlos Martín

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      CAPÍTULO 1

      Ningún acontecimiento mundial ha agitado la conciencia de la humanidad como lo hicieron los atentados del 11-S. Las imágenes que vomitaban los televisores desafiaban la comprensión que teníamos de la realidad. Apenas podíamos creerlo y en cierto modo seguimos sin ser plenamente conscientes de lo ocurrido. Como muchas personas pienso que aquel día cambió algo importante en nuestro interior y quizás por ello conservo un claro recuerdo de lo acontecido. Una de las cosas que más me impactaron fue la atmósfera que inundó el ambiente durante los días siguientes. Un profundo silencio invadía las calles y la misma expresión se repetía en cada uno de los rostros con los que me cruzaba. Era la expresión de un niño que acaba de perder la inocencia. Fue un golpe muy duro. Para todos.

      LA VERSIÓN OFICIAL DE LOS HECHOS

      "Cuatro aviones de pasajeros fueron secuestrados y desviados de su ruta. En menos de una hora, dos de los aviones se estrellaron contra las torres del World Trade Center incendiándolas y derribándolas. La fuerza del impacto y el fuego intenso provocado por el combustible causaron el colapso de su estructura de acero".

      Esta es, a grandes rasgos, la explicación oficial que dio el Gobierno de los EE. UU. acerca de las causas que ocasionaron el derrumbe de las torres del World Trade Center (WTC), y así lo aceptamos. ¿Por qué deberíamos ponerla en duda? El mundo funciona así, suceden desgracias, los gobiernos las investigan, comunican sus conclusiones a la prensa y esta las traslada a la ciudadanía. Una simbiosis perfecta en la que cada uno asume su papel. ¿Pero qué ocurre si invertimos los papeles? ¿Qué sucede si un ciudadano encuentra algo que contradice las explicaciones del gobierno y lo transmite a los medios de comunicación? Jamás será publicado. Este ciudadano solo podrá difundir su información a través de una página web, un blog privado o un video casero colgado en Youtube con la esperanza de que logre difundirse. En la actualidad miles de aportaciones de ciudadanos concienciados circulan por la red poniendo en duda la versión oficial de lo ocurrido el 11-S. No se trata de rumores injustificados, absurdos y faltos de fundamento difundidos por personajes conspiranoicos o malintencionados que ansían protagonismo. Es información justificada, muy convincente y tan valiosa que ya debería haber ocupado los noticiarios reduciendo la versión oficial del Gobierno de los EE. UU. a la categoría de "cuento de hadas".

      UN CUENTO DE HADAS

      Para entender lo irrelevante que resultó la supuesta "fuerza del impacto de los aviones" en la caída de las Torres Gemelas basta con una sencilla descripción de su fabulosa estructura. El elemento más destacable de su moderno diseño estaba en su corazón, un compacto endoesqueleto de 47 fabulosas columnas de acero con paredes de cinco pulgadas de espesor, una columna vertebral de impresionante fortaleza que ejercía de eje principal del edificio. Los pisos de 65 por 65 metros eran prefabricados de metal y hormigón, soldados en largueros que se conectaban a los marcos de acero por medio de sólidas soldaduras y pernos. Entre estos pisos cientos de pilares se extendían en una tupida malla vertical que reforzaba el conjunto. Y por último un exoesqueleto de 236 columnas de acero excepcionalmente robusto rodeaba el exterior. Creer que dos aviones Boeing 767 de aluminio fueron capaces de herir de muerte a dos monstruos de acero como las Torres Gemelas es como creer que las leyes de la física se tomaron un descanso el 11 de septiembre del 2001. Los daños reales del impacto de los aviones se asemejarían al efecto que causaría un huevo lanzado contra una malla metálica enrollada sobre una barra de acero. Aunque los restos del avión y la deflagración del combustible se expandieran por el espacio interior del edificio creando un efecto visualmente espectacular lo cierto es que el aluminio con que estan construidos los aviones apenas podría dañar la estructura exterior del edificio y mucho menos el endoesqueleto situado en el centro. Algunas personas podrían plantearse este interrogante: los aviones, pese a estar hechos de aluminio, volaban a casi 500 millas por hora, entonces, dadas su tremenda masa y velocidad tenían suficiente energía cinética como para dañar las torres a pesar de que estas fueran de acero. Este enfoque es incorrecto. ¿Qué piensas que podría suceder, hipotéticamente, si con el avión detenido en el aire alguien tomase una de las enormes torres del WTC, la sacudiera violentamente y golpeara dicho avión con una velocidad de impacto de 500 millas por hora? Piensa un poco acerca de esta pregunta hipotética porque ya sea que el avión impacte una torre detenida o que la torre impacte a un avión detenido la física de la situación es la misma. La respuesta intuitiva al daño ocasionado por un "veloz avión en movimiento" es solo eso: intuitiva. Existen algunas investigaciones como September Clues o Foxed Out, disponibles en Youtube, que incluyen análisis de todas las filmaciones existentes del impacto de los aviones donde parece probarse satisfactoriamente que los aviones son construcciones digitales. Visualízalas si quieres, están muy bien, pero yo prefiero ir directamente a la evidencia: el aluminio no puede penetrar al acero, punto. En cuanto al "fuego intenso que ocasionó el combustible" podemos apreciar en las filmaciones como al poco tiempo ya no se observaban llamas, solo humo. Si alguna vez has tratado de quemar madera sabrás que si la madera humea es porque no se está quemando bien, el humo indica que al fuego le falta oxígeno. Fuera cual fuera el combustible que alimentó la explosión, un 80 % de este se volatilizó durante la deflagración inicial y en cuestión de minutos el fuego siguió alimentándose, con menor intensidad, del contenido de las torres pero en ningún caso del acero de su estructura. Si revisamos la historia de la arquitectura veremos que nunca ha colapsado la estructura de acero de un edificio a causa de un incendio. En ningún lugar del mundo. Sin ir más lejos, en el año 1975 la Torre Norte del World Trade Center sufrió un grave incendio nocturno y ardió durante tres horas en un fuego que se esparció verticalmente desde el piso once hasta el diecisiete. Ardió en llamas por el doble de tiempo que los incendios del 11-S sin insinuar un riesgo de colapso. En febrero del 2005 la Torre Windsor de Madrid, un rascacielos en proceso de reconstrucción, sufrió un incendio infernal de veinte horas ardiendo como una antorcha. La estructura del edificio se mantuvo en pie soportando el sobrepeso de una gran grúa de obra. Compara un infierno de veinte horas de pura llama con noventa minutos de humo. Expertos en la fabricación de acero han realizado estudios donde demuestran que un fuego provocado por combustible de aviones no puede debilitar el acero hasta el punto de torcerlo, quebrantarlo o fundirlo y provocar un colapso. El acero se funde a 1350 °C o temperaturas superiores, dependiendo de la aleación. Estas temperaturas solo son asumibles en hornos de fundición especializados o mediante explosivos muy específicos. El fuego de un combustible como el que llevan los aviones podría alcanzar un máximo de 600 °C en una combustión controlada, añadiendo combustible a medida que se consumiera y manteniendo el espacio en ciertas condiciones. Y suponiendo que se hubieran dado esas condiciones imposibles, gracias a un milagro, ambas torres deberían haber ardido durante un tiempo similar o por lo menos parecido. La torre sur se derrumbó cincuenta y nueve minutos después del supuesto impacto del segundo avión mientras que la torre norte, que recibió el supuesto primer impacto, se derrumbó una hora y cuarenta y cinco minutos después de recibirlo. Mucha diferencia de tiempo para compartir dos escenarios prácticamente idénticos. Todo resulta rarísimo. ¿Cómo es posible que se debilitaran las 47 columnas principales de acero que formaban el durísimo corazón de los edificios, 236 columnas exteriores y miles de pilares de acero, todos al mismo tiempo? ¿En los 110 pisos? Y aunque así sucediera por una prodigiosa manifestación simultánea de situaciones imposibles, ¿cómo pudo no quedar absolutamente nada de la estructura en pie? ¿Por qué no se veían montañas de pisos en la zona cero? En el peor de los casos, en que los pisos cedieran realmente en un efecto "torta contra torta", el corazón extremadamente duro debería haber permanecido en pie. Si analizas el vídeo de la caída de la Torre Sur, observarás que aproximadamente las 30 plantas superiores empiezan a rotar en bloque hacia el sudeste. Caen hacia un lado y el "efecto palanca" producido por la gravedad es enorme, como lo es su momento angular. Sin embargo este bloque se convierte en polvo durante su caída. ¿Cómo puede entenderse este comportamiento? Nada lo aplasta, es un sólido bloque de acero inclinándose en el aire, debería impactar en la inexistente montaña de pisos de la superficie para deteriorarse. Escapa a toda lógica. Y también escapa a todo entendimiento el tiempo en que

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