Flores violetas. Sonia Salio
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FLORES VIOLETAS
SONIA SALIO
FLORES VIOLETAS
EXLIBRIC
ANTEQUERA 2020
FLORES VIOLETAS
© Sonia Salio
Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric
Iª edición
© ExLibric, 2020.
Editado por: ExLibric
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ISBN: 978-84-18230-58-5
Depósito Legal: MA-691-2020
Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.
A todas aquellas mujeres valientes
que decidieron abrir sus corazones
«Al final del día podemos soportar mucho más
de lo que creemos».
Frida Kahlo
Prólogo
Este libro es un grito de ayuda que lanzo en boca de seis mujeres maravillosas que lo único que quieren es cambiar esta situación. La idea de este libro surgió en 2016, cuando empecé a entender que gente cercana comenzaba a tener problemas que les consumían como personas. Fue en ese punto cuando decidí que tenía que hacer algo para cambiarlo. Como siempre me ha gustado escribir, decidí empezar a hacerlo y documentar todas sus historias con la mayor exactitud posible e intentando empatizar con cada una de ellas para poder tratar de la forma más exacta cada una de sus historias.
El fin de este libro no es más que concienciar y ayudar, además de ser una forma de desahogo para estas flores. Y sí, digo flores, pues estas tienen muchos símbolos, pero esto mejor me lo quedo para mí. Simplemente quiero que la gente que lo lea pueda sacar sus conclusiones sobre el porqué.
Mucha gente a día de hoy se sorprende cuando digo que este libro empecé a escribirlo con diecisiete años y que la idea la tenía desde los quince. Es bastante difícil que una niña con quince, en vez de centrarse en lo típico de la edad (estudios, amigos, algún problema leve), ya empezara a ver la cara más oscura de la sociedad y a intentar reivindicar. Tal vez fuese porque todo esto lo tenía muy cerca o simplemente porque siempre he sido bastante avanzada para mi edad.
Aquí comienza este pequeño viaje lleno de sentimientos y tristeza, pero sobre todo repleto de valentía. Muchas veces nos planteamos hasta dónde podemos llegar y qué podemos aguantar, pasamos momentos muy difíciles e incluso llegamos a mentalizarnos de que tal vez no hay nada más allá. Por eso estas maravillosas flores han decidido alzar sus voces con el fin de denunciar todas estas injusticias y dar esperanza y amor. Cada una de estas flores está llena de historias que puede que te ayuden a reflexionar o incluso a salir si la tuya es parecida.
Hoy en día no paramos de recibir noticias donde, por desgracia, la mujer es la que más paga: acoso, violaciones, maltrato… Me sigo preguntando si ya incluso se ve como algo normal. Indagando por redes sociales me he dado cuenta de que la gente no abre los ojos hasta que de verdad no vive algo así o lo tiene muy cerca. Por eso vengo a contaros con detalle y delicadeza un poquito de todo aquello que a lo mejor no veis o desconocéis.
Este pequeño libro está dividido en tres partes. En la primera os relato el sentimiento de ser acosada y violada; la segunda, como dice Pamela Palenciano, viene a demostrar que «no solo los golpes duelen», y la última narra hasta dónde puede llegar esta situación.
Espero que cada vez que leáis una de estas historias simplemente abráis los ojos, pues tal vez fuera encontréis flores como estas, que simplemente necesitan que las ayudéis a teñirse de violeta.
Azafrán
¿Alguna vez habéis sentido miedo? Pero no el que te pueden causar las películas de terror, sino miedo de salir de casa.
Mi historia comienza con diez años. Quién lo diría. Tan solo siendo una niña fui capaz de sentir los pequeños ápices de oscuridad que derrocha la sociedad. Seguramente no sepáis a qué me refiero o simplemente os estaréis preguntando qué me pudo pasar para pensar así.
Nos remontaremos a 2010. Por aquella época yo tendría unos diez años y me había ido con mis padres, unos amigos suyos y su hija a la terraza de un bar de un hotel a tomar algo. Todo iba bien. Me acuerdo de que llevaba un vestido negro con un lacito a la espalda, del cual no recuerdo muy bien su color. Entre risas mi amiga me pidió que la acompañase al baño, que estaba dentro. Teníamos que atravesar el bar y un salón para llegar. No vi ningún peligro; iba con mi amiga y en el bar solo había dos hombres sentados en la barra, así que nos adentramos. Comencé a notar como esos dos hombres no nos quitaban la mirada de encima y pensé que les sorprendería ver a dos niñas en un bar. En resumidas cuentas, no le di importancia. Al regresar del baño volvimos a atravesar el bar, en el cual seguían sentados estos dos hombres, pero esta vez no se limitaron a mirarnos, sino que mientras uno se relamía los labios el otro nos silbaba. Estaba realmente asustada, aunque no entendía por qué ni lo que estaba pasando.
Cuando salimos a la terraza me di cuenta de que en el baño se me había olvidado mi pulsera y sin pensarlo entré corriendo, me dirigí al baño y la cogí, pero la sorpresa vino cuando al abrir la puerta me encontré a esos dos hombres en la barandilla. Solo tenía dos opciones: quedarme sentada en el baño y salir con alguien o echar a correr. Por impulso hice lo segundo y estos hombres me siguieron por detrás, diciéndome: «Guapa, no te vayas». Cuando llegué donde estaban mis padres les conté lo sucedido. Mi padre fue a encararlos, pero ya no estaban. Él pensó que me lo había inventado, pero siempre recordaré esas miradas que me echaban cada vez que pasaba por delante de ellos.
Esta no fue la única vez que sufrí este tipo de acoso. Dos años más tarde había quedado con una amiga para dar una vuelta. Estuvimos hablando, comiendo pipas… No sé, como cualquier adolescente de la época.