Evolución imposible. John Ashton
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En un intento por llenar esta notoria brecha en la explicación evolutiva de cómo los animales y las plantas desarrollaron su asombrosa variedad y complejidad, el profesor de Biología de la Escuela de Medicina de Harvard, Dr. Marc W. Kirschner, y el profesor de Biología Celular y del Desarrollo, de la Universidad de California, en Berkeley, John C. Gerhart, elaboraron una nueva teoría, relacionada con el moderno campo de la Epigenética, a la que llamaron “variación facilitada”. Los detalles de esta teoría se describen en el libro The Plausibility of Life: Resolving Darwin’s Dilemma [La credibilidad de la vida: Resolviendo el dilema de Darwin], publicado por Yale University Press, en 2005.22 Estos autores sugieren que los “procesos centrales”, codificados en el ADN de un organismo y responsables de su estructura básica, son tan estables que son inmunes a los cambios causados por las mutaciones a pequeña escala. Sin embargo, las mutaciones acumuladas en el tiempo pueden ser activadas por cambios ambientales posteriores y dar lugar a unos “procesos centrales” totalmente nuevos, y a una nueva configuración de parte del organismo. En caso de que se demostrara que esta teoría explica adecuadamente algunos cambios en los sistemas biológicos, aun quedaría por determinar de dónde procede la información genética de los “procesos centrales” originales. Los mismos autores admiten, en la conclusión del libro, que su teoría plantea numerosas preguntas sobre el origen de los “procesos centrales” altamente conservados.
Otros problemas de la teoría evolutiva fueron señalados por el filósofo de la Universidad Rutgers, Dr. Jerry Fodor, quien presenta, en un extraordinario artículo titulado “Why Pigs Don’t Have Wings” [Por qué los cerdos no tienen alas], poderosos argumentos que afirman la incapacidad de la selección natural darwiniana de ser un motor eficaz para la evolución de las especies.23 El artículo del Dr. Fodor atrajo muchos comentarios de otros científicos, por lo que decidió continuar desarrollando sus argumentos en un libro más reciente, coescrito con el Dr. Masimo Piattelli-Palmarini, profesor de Ciencia Cognitiva de la Universidad de Arizona, titulado What Darwin Got Wrong [En lo que Darwin se equivocó].24
Debido a que la selección natural es el núcleo esencial de la teoría de Darwin, la publicación de Fodor representó un serio desafío a la integridad científica de la evolución. Por consiguiente, en julio de 2008, 16 de los principales científicos evolucionistas del mundo se reunieron en el Instituto Konrad Lorenz, para investigar sobre la evolución y la cognición, con la finalidad de discutir acerca de esta seria amenaza a la ciencia evolutiva. La cobertura de la conferencia estuvo a cargo de la periodista científica Suzan Mazur,25 quien entrevistó tanto a los asistentes como a otros expertos mundiales en el campo de la Biología Evolutiva. De entre los comentarios recogidos, destaca la creciente comprensión por parte de los científicos de que si la selección natural fuera rechazada y perdiera su posición como puntal de la evolución, la teoría de Darwin estaría muerta. Mazur cita al Dr. Jerry Fodor, diciendo: “Básicamente, no creo que nadie sepa cómo funciona la evolución”.26
Esta declaración se aleja bastante de las rotundas afirmaciones de libros de texto de Biología y de las exposiciones de los museos. En realidad, nadie sabe cómo trabaja la evolución porque nunca nadie la ha observado; la evolución nunca ha sido observada, ni en condiciones naturales ni en el laboratorio. Nadie ha sido capaz de diseñar un experimento y conseguir que cierto tipo de organismo evolucione en otro nuevo tipo de organismo (a menos que deliberadamente se elimine información genética o se inserte información genética procedente de otro organismo, opciones de las cuales ninguna sería verdadera evolución). No disponer de mecanismos plausibles ni de ninguna evidencia experimental para explicar cómo ocurre la evolución, la deja bien lejos de poder ser considerada un hecho científico.
Los científicos expertos en evolución se enfrentan actualmente con un grave dilema. ¿Qué teoría podría reemplazar al neo-Darwinismo? Nadie lo sabe. Los evolucionistas están buscando, a tientas, mecanismos creíbles que puedan explicar la multitud y la diversidad de formas de vida presentes en nuestra biósfera. Las entrevistas reportadas por Susan Mazur presentan una vívida imagen de las incertidumbres y los vehementes desacuerdos de estos científicos, que continúan aferrándose incondicionalmente a su fe en que la evolución es un hecho incuestionable de la historia. Pero, los mecanismos internos propuestos para la evolución se han manifestado extraordinariamente ineficaces, frente a los recientes descubrimientos de la biología molecular como los que presenta el Dr. Stephen C. Meyer, filósofo graduado en la Universidad de Cambridge, en su reciente libro Signature in the Cell: DNA and the Evidence for Intelligent Design [La firma en la célula: el ADN y las evidencias del diseño inteligente].27
El actual debate científico sobre los mecanismos de la evolución demuestra que la evolución no es un “hecho” demostrado de la ciencia, sino su “deseo”, extravagante a la luz de las evidencias abrumadoras en contra, de que se descubrirá, en algún momento, un proceso mecánico natural capaz de explicar cómo apareció la vida. Según algunos comentaristas sociales, Darwin estableció una concepción mecánica de la vida orgánica en la “era de las máquinas” –justo tras la primera exposición mundial de Londres en 1851–, cuando la máquina devino en la principal preocupación de la época.28 Esta obsesión con la “cosmovisión mecánica” ha seguido dominando la ciencia hasta el día de hoy, desarrollándose especialmente en la controversia acerca de la evolución.
Antes de considerar más evidencias en contra de la evolución, repasaremos la Teoría de la Evolución de Darwin en el próximo capítulo.
7 N. H. Barton, D. E. G. Briggs, J. A. Eisen y N. H. Patel, Evolution (Cold Spring Harbour, NY: Cold Spring Harbour Laboratory Press, 2007), p. 81.
8 Science, Evolution and Creationism, National Academy of Sciences and Institute of Medicine (Washington, DC: National Academy Press, 2008), p. 11. En línea: www.nap.edu/catalog.php?record_id=11876.
9 “ ‘Young Earth Creationism’, ‘Creation Science’ and ‘Intelligent Design’ ”. Declaración de la Sociedad Geológica de Londres (11 de abril de 2008). En línea: www.geolsoc.org.uk/creationism.
10 Australian Academy of Science, “Intelligent Design Is Not Science”. Carta publicada en los principales periódicos australianos (21 de octubre de 2005). En línea: www.noanswersingenesis.org.au/id_archer_et_al_aust.htm.
11 The Interacademy Panel on International