Puesta en marcha y regulación de instalaciones de climatización y ventilación-extracción. IMAR0208. Prudencio Ostos Hidalgo
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Nota
Estas mezclas también se nombran por un número arbitrario de gases de la serie 500.
Aplicación práctica
La fórmula química de un refrigerante es CH2F2, ¿a qué refrigerante corresponde?
SOLUCIÓN
En esta fórmula se observa:
1 Que no hay dobles enlaces, por lo que se omitirá este número.
2 Que hay un átomo de carbono, luego, en el nombre del refrigerante, el dígito que lo representa será 1-1 = 0, que no se incluirá.
3 Que hay dos átomos de hidrógeno, con lo que en el nombre del refrigerante el dígito será 2 + 1 = 3
4 Que no hay átomos de cloro.
5 Que hay dos átomos de flúor y en el nombre de refrigerante el dígito que utilizaremos será 2.
6 Que no hay átomos de bromo ni de yodo.
La designación del refrigerante será R-32.
3. Generalidades
La problemática más importante que vienen arrastrando los fluidos frigorígenos utilizados para refrigeración, ha sido la destrucción de la capa de ozono a causa del cloro que contenían los refrigerantes de origen halógeno, como los CFCs (Clorofluorocarbonos) y los HCFCs (Hidroclorofluorocarbonos), utilizados tanto en refrigeración como en procesos industriales. Además de la destrucción de la capa de ozono, los CFC también contribuyen al calentamiento global al absorber la radiación infrarroja por el efecto invernadero.
Nota
Los CFC son compuestos procedentes del metano, etano o propano por sustitución parcial o total de los átomos de hidrógeno por átomos de cloro y flúor.
Los CFC contienen flúor y cloro en su molécula. Dejaron de utilizarse en la UE a finales de 1994.
3.1. Formación y destrucción de la capa de ozono
En las figuras que se observan a continuación se explica la formación y destrucción de la capa de ozono a través del efecto que produce el cloro en las moléculas de ozono que forman la capa.
1 Paso 1. El primer paso es la formación del ozono en la atmósfera, los átomos de oxigeno libre (O), se unen a las moléculas de oxígeno (O2), formando el ozono (O3).
1 Paso 2. Al liberar fluido frigorígeno (CFC) a la atmósfera, las moléculas de refrigerante por efecto de los rayos ultravioleta liberan átomos de cloro de la molécula.
1 Paso 3. El átomo de cloro liberado se une a la molécula de ozono formando una molécula de oxígeno y otra de monóxido de cloro.
1 Paso 4. Las moléculas de monóxido de cloro son más afines por los átomos de oxígeno libres que por las moléculas de oxígeno (lo que haría que se regenerara el ozono), por lo que cuando se unen el átomo de cloro se vuelve a liberar, para volver a destruir más moléculas de ozono.
Además de la destrucción de la capa de ozono, los gases refrigerantes también contribuyen al calentamiento global, ya que favorecen el efecto invernadero, al quedarse las moléculas de refrigerante en la atmósfera durante años.
Seguidamente se realizará en recorrido histórico con los hitos más relevantes relacionados con los fluidos frigorígenos y su daño a la capa de ozono.
3.2. Hechos históricos para los gases refrigerantes y la capa de ozono
En el siglo XIX comienzan a crearse los primeros gases refrigerantes, pero la gran mayoría eran tóxicos o perjudiciales para la salud de las personas. En 1930 químicos de la empresa DuPont desarrollaron los refrigerantes halogenados, que eran perfectos para la refrigeración por su seguridad, no toxicidad, no inflamabilidad, bajo costo y fácil manejo, entre otras ventajas.
Nota
La empresa DuPont destaca por el desarrollo de biomateriales, alternativa biológica para productos que se fabrican en la industria química a partir de derivados del petróleo.
En 1974, científicos americanos descubren por casualidad que el cloro destruye las moléculas de ozono de la atmósfera que son vitales para la vida humana (y prácticamente el 95 % de las instalaciones de refrigeración contenían CFCs como fluidos frigorígenos en sus instalaciones).
Más tarde, en 1987, fue acordado el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono. Este protocolo estableció los primeros acuerdos internacionales para la reducción de las materias que afectan a la capa de ozono. El tratado fue concertado el 16 de septiembre de 1987 y entró en vigor el 1 de enero de 1989.
Hasta 1997 existen varias revisiones del Protocolo de Montreal, en las que se aceleran las reducciones y se adecua la producción de HCFCs para hacerlos más respetuosos con el medioambiente. En dicho año, con motivo de los 10 años del Protocolo de Montreal, se acuerda la Enmienda de Montreal para reducir la producción de HCFCs.
Nota
Este convenio ha logrado en 20 años reducir en un 95 % las sustancias perjudiciales para la capa de ozono, fundamentalmente los CFC, estando prohibida su venta desde octubre del 2000.
La situación actual vigente es la siguiente: desde 1997 hasta 2008 se mantuvo la producción de HCFCs; a partir de este año se redujo la producción de estos gases un 65 %, estableciendo mantener esta cuota de producción hasta el 2014.
En 2014 se redacta un reglamento europeo que va a ser el encargado de fijar las directrices con respecto a la fabricación y uso de los gases refrigerantes en Europa, y que va a limitar el poder contaminante de estos.
El Reglamento (UE) n.º 517/2014 del Parlamento Europeo y del Consejo,