Glitter Season. Victory Storm
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“ ¿Y tú como sabes que yo no tengo novio?”, explotó preguntándose si lo tenía escrito en la cara que estaba tristemente soltera, después de una marea de historias fallidas.
“ Si así fuera, ya habrías corrido hacia él, en lugar de estar aquí suplicándome que te deje este apartamento.”
“ Ya no te soporto. ¡Piensa si vamos a vivir juntos!”, dijo enojada.
“ Alcanzará con mantener los espacios separados. Admítelo, nunca has vivido sola o lejos de tu madre hasta ahora.”
“ Es la primera vez, ¿ok? Y tú la estas transformando en una pesadilla.”
“ Si eso es lo que piensas, la puerta está allá. Vete.”
“ No, espera”, se alarmó. “Intenta entenderme. Yo no te conozco.”
“ Me llamo Ethan Campert. Soy barman en el pub Misothis, aquí enfrente. Estoy felizmente soltero pero cada tanto me gusta divertirme por lo que, sí, podrías encontrar alguna muchacha que se queda a tomar el desayuno con nosotros. Si te tranquiliza, no me gusta acostarme con las mujeres en contra de su voluntad y además del cigarrillo, no tengo otros vicios. Además, no robo y no he asesinado nunca a un compañero de apartamento mientras dormía… por ahora.”
¿Por qué esa última frase la hizo entrar en pánico, en lugar de calmarla?
Preocupada, hizo la única cosa que podía calmarla: encontrarse con sus amigas. Estaba segura de que Rachel le habría dado el mejor consejo gracias a su lado práctico y objetivo, mientras que Emma tenía el don de quitarle todas sus dudas.
8
“ Estaba en una reunión, Abby”, le respondió Rachel, que siempre conseguía permanecer impasible ante sus lágrimas.
“ Tendrás otra”, murmuró Abigail, llorando desesperadamente.
“ Soy la directora de la serie de narraciones de la Carter House, ahora. No puedo dejar a mi equipo en mitad de una reunión sobre las tres próximas ediciones, incluida la edición económica para quioscos de la novela de Emma. Es más, todavía no recibí la edición de La esposa del príncipe , que tienes que enviarme con las modificaciones que te pedí.”
“ ¡Rachel, ahora no! ¡No ves que estoy en plena crisis existencial!”, gritó destruida, llevándose el frasco de flores de Bach, que siempre llevaba consigo en caso de un ataque de pánico.
“ ¡Deja esas gotas y háblame! Me has hecho cancelar una reunión. ¡Al menos explícame qué pasó! Es obvio que, si no has podido esperar hasta la noche para encontrarnos con Emma, significa que algo pasó… algo poco agradable.”
“ ¡Poco agradable es un eufemismo! ¡Fue un auténtico desastre, Rachel! ¡Anduvo todo mal!”.
“ ¿Pero cómo puede ser? Habías dicho que la señora Dowson estaba contenta de alquilarte su apartamento.”
“ ¡Precisamente es culpa de esa vieja sorda! ¿Te acuerdas de que siempre me llamaba Abigail Campert?”
“ Sí, nos reíamos de eso. Pobrecita, es un poco sorda. Sabes, con la edad…”
“ ¡La edad un demonio! Existe de verdad un Campert, pero no soy yo. Se trata de Ethan Campert.”
“ ¡¿Ethan Campert?!”, repitió confundida Rachel.
“ ¡Sí! Y él dijo que quiere esa casa a cualquier precio porque no puede seguir durmiendo en el sofá del pub.”
“ Abigail, cálmate. ¡No estoy entendiendo nada! Ahora, ¿qué tiene que ver un pub contigo? ¿Y quién es este Ethan Campert?”
“ Ethan es el presumido muchacho maloliente que encontré fumando delante de la casa. La señora Rosemary le prometió la casa también a él, pensando que nosotros fuéramos la señora y el señor Campert.”
“ ¿Marido y mujer?”, comprendió Rachel.
Abigail asintió decidida y la amiga se puso a reír.
“ No hay nada de qué reírse. ¡Es una tragedia! ¿Sabes lo que me dijo? Ha dicho que soy la prueba viviente de que los hombres no son tan estúpidos como para estar con una loca ambientalista hipocondríaca y aterrorizada de la propia sombra, como yo, aunque si soy guapa”, le dijo molesta y ofendida, pero la otra se puso a reír aún más fuerte. “Rachel, así no me estás ayudando. Yo estoy muy mal y tú te ríes.”
“ Disculpa, es sólo que este Ethan, parece ser alguien que ya has visto antes, ¡ha sabido describirte muy bien! Tienes que haber dado lo mejor de ti.”
“ Tú no entiendes. Él es sólo un maleducado y, ahora que me ha pedido que compartamos el apartamento, entré en crisis.”
“ ¿Te pidió que fueras a vivir con él, a pesar de haberse dado cuenta de que eres hipocondríaca y todo lo demás?”, se maravilló Rachel, pero Abigail le respondió con una mirada homicida que quitó la sonrisa divertida de la amiga del rostro. “En definitiva, ¡es un tipo con coraje!”
“ ¡Rachel! ¿Eres amiga suya o mía?”, la regañó.
“ ¡Tuya! ¡Siempre y a pesar de todo!”, aseveró Rachel.
“ ¿Qué está pasando?”, las interrumpió la voz cálida y dulce de Emma que entró en la oficina.
“ Oh, ¡Emma!”, se puso a llorar de nuevo Abigail, sabiendo cuánto era sensible Emma, al contrario de Rachel.
“ Tesoro, ¿qué sucedió? Rachel sólo me escribió que viniera lo antes posible”, le explicó, abrazándola dulcemente. “Yo ya había organizado una noche de festejo en el Bounce y hoy a la tarde ya había concertado una cita con mi personal de mantenimiento para elegir las lámparas para tu lúgubre pasillo y para llevar las cajas al nuevo apartamento, que no veo la hora de conocer.”
Abigail se puso a llorar aún más fuerte. Sólo Emma sabía cómo hacerla sentir siempre adorada y mimada. Adoraba estar con ella.
Amaba también a Rachel, pero Emma era especial.
Sin embargo, ambas eran extraordinarias: si Emma tenía el don de saber consolar y dar afecto, Rachel por el contrario sabía motivar e impulsar a las personas para que tengan confianza en sí mismas… y odiaba las lágrimas. Gracias a ella se había dado cuenta que tenía talento como editor, por lo que Rachel la había contratado y le había confiado las ediciones de su serie. Por el contrario, en lo que refería a la escritura, según Rachel, todavía era inmadura porque los personajes de sus historias eran demasiado superficiales y falsos. “Tienes que dejar de idealizar a las personas. Intenta darles un enfoque realista a tus personajes. Eres inteligente, Abigail. Escribes bien y tus cuentos capturan la atención, pero todavía no estás lista para una novela real”, le decía a menudo.
“ Por lo que parece, se entrometió un cierto Ethan Campert y ahora son dos los que quieren el apartamento”, le explicó brevemente Rachel.
“ ¿Cómo pudo pasar?”