Sexo Fora de norma. Varios autores
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Sexo Fora de norma - Varios autores страница 6
Me lavaba bien después; volvía a ser una chica decente antes de salir de casa. En el parque, aparentando que vigilaba a Marc, me olía las manos y buscaba, debajo del jabón, el olor de la fiebre. Cuando venía el niño y me tiraba del brazo para que jugara a la pelota con él o le empujara en los columpios, yo apartaba las manos como si quemaran, como si no estuviera bien tocar a una criatura con aquella piel perfumada de placer.
En el instituto, las clases iban pasando. Estábamos a punto de acabar segundo de bachillerato, pronto llegaría la selectividad, era todo una mezcla extraña de miedo y esperanza. Yo escuchaba y tomaba apuntes y me reía con mis amigas, y a las dos y media empezaba a ponerme nerviosa, porque todos los días estaba ahí y todos los días me miraba.
—¿Qué, hoy también vendrá a recogerte tu novio, Natàlia? ¿O es tu novia?
Mi grupo y el de Natàlia no solíamos mezclarnos, pero en gimnasia la profe nos había puesto en el mismo equipo y el imbécil de Edu, mientras esperábamos que la profe volviera con los balones y la red, había tenido que hacer el comentario de mierda de turno.
—¡Qué dices, imbécil! ¡Que soy su hermana! Estoy castigada y mis padres le han dicho que tiene que venir a recogerme.
Habría sido tan fácil, tanto, deshacer el equívoco. Podría haber dicho: «es mi hermano», «es mi hermana». Podría haber dicho: «lo obligan a venir», «la obligan a venir». Pero no lo hizo, no sé si por casualidad o para preservar una intimidad que no merecía ser desvelada por el comentario idiota de un payaso en la clase de educación física.
Sonreí, ese día. Me sonrió desde su columna ocupada. Dúnia acabó notando algo y me preguntó y se lo conté. No las maratones de amor propio a las cuatro de la tarde, sino las miradas, el interrogante, las ganas.
—Dile algo. Si quiere ir a dar una vuelta por la tarde o el sábado, yo qué sé.
—Tú estás loca. ¿Delante del instituto entero?
No quise reconocerlo entonces, pero no era eso lo que me lo impedía. ¿Y si me decía que sí? ¿Y si me llevaba en moto y no sentía nada de lo que quería sentir? ¿Y si no sabía cómo besarme, cómo desabrocharme la camisa, cómo acercarse?
Se acabó el curso, aprobé la selectividad, nunca vi de nuevo a Natàlia. Jamás he sabido cómo se llamaba la persona de la columna, quién era, qué cuerpo ocultaba su ropa. Y agradezco a Natàlia y a mi yo de dieciocho años no revelarlo, no descubrirlo. Todavía hoy tengo tardes en las que ese deseo tan denso, aquella fiebre como un relámpago súbito que ilumina el cielo gris de lluvia cansada, me atrapa y me transporta atrás en el tiempo, al cuerpo que jamás besé pero que tantas veces ha acompañado al mío hasta el orgasmo.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.