¡Viva Cataluña española!. José Fernando Mota Muñoz
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El último presidente del Centro Maurista fue el abogado Salvador Palau Rabassó,12 nacido en El Vendrell en 1894 en el seno de una familia acomodada de ideas monárquicas y religiosas. Su padre, acaudalado propietario agrícola, había sido presidente del Sindicato Agrario y la Cámara Agrícola del Vendrell y cabo del Somatén local, además de padrino de Pau Casals. Salvador entró pronto en política. En su pueblo había fundado la Juventud Derechista y ya en Barcelona presidió la Agrupación Escolar Maurista en 1918. Licenciado en Derecho en 1919 y doctorado en 1920 con excelentes notas, fue diputado provincial por el distrito de Tarragona-Vendrell entre 1921 y 1924 y vicepresidente de la Diputación de Tarragona. Pasó por la UMN y en 1922 participó en Integración Maurista, un intento de refundar el maurismo en Barcelona. También fue presidente de la Unión Patriótica en El Vendrell. Como buena parte de estos mauristas, acabará en las filas de Derecha de Cataluña. Salvador Palau será uno de los hombres de Antonio Goicoechea en Barcelona. Su hermano Joaquín María será alcalde de El Vendrell en 1930 y candidato monárquico en abril de 1931, y su otro hermano, Francisco, será uno de los líderes de la Peña Ibérica, de la que también fue miembro Salvador. Nos reencontraremos con frecuencia a los hermanos Salvador y Francisco Palau Rabassó.
También resurgen en 1930 los estrambóticos socialistas-monárquicos. En 1916 se había creado Acción Protectora del Obrero Socialista Monárquico Español de Alfonso XIII, que en 1922 había cambiado su nombre a Partido Socialista Monárquico Obrero Alfonso XIII. Agrupaba entonces a algo más de un centenar de socios. Su impulsor y presidente era José Ferrando Albors. Su líder fue recibido en diversas ocasiones por el rey. En 1923 se adhieren al golpe de Estado y pronto ingresan en la Unión Patriótica. El partido será reorganizado en marzo de 1930, en julio inauguran su Centro de los Socialistas Monárquicos y en octubre firman una alianza con un pequeño grupo de liberales romanistas, las Juventudes Liberales, presididas por Joaquín Jiménez de Alcaraz Carreras. En noviembre Ferrando Albors es apartado de la dirección por irregularidades contables. Desaparecerán con la proclamación de la República. Su «socialismo» se concretraba en pedir cierta protección de los obreros al rey. Su programa lo explica así:
... engrandecimiento de la Patria y sus regiones. Mejoramiento y defensa de la salud pública. Mejoras para la ciudad, conjurando la crisis obrera que se avecina. Abaratamiento de las subsistencias. Construcciones de barrios obreros. Fundación de sanatorios y escuelas. Dignificación, protección y educación de la mujer en todos sus órdenes. Defender los intereses morales y materiales de las clases productoras y obreras para que sea un hecho el respeto y concordia entre el capital y el trabajo. Captar a la clase media, digna de nuestro cariño, por ser el factor más importante de la sociedad. Laborar con las autoridades, por el mantenimiento del orden, el respeto a la propiedad y a la libertad de trabajo.13
Otro reaparecido es Acción Nacional, que no llevaba ni un año en la Unión Patriótica. Se trata de un grupúsculo formado en torno a Rafael Suñén Beneded, un aragonés afincado en Barcelona desde joven. Suñén había sido miembro de los Jóvenes Bárbaros de Lerroux, para pasar a partir de 1923 a colaborar con el Gobierno Civil como censor de prensa y quizás algo más. Suñén había tratado de reconstituir en julio de 1925, con elementos españolistas desencantados con el upetismo, la Juventud Nacionalista Española. El grupo irá mutando de nombre, siempre actuando con autonomía de la Unión Patriótica. Durante un tiempo funcionarán como Juventud Nacionalista Española (Tercio Unión Patriótica), luego como Juventudes Patrióticas y más tarde como Juventudes Recreativas Patrióticas. Con el tiempo algunas agrupaciones reingresarán en la Unión Patriótica y los grupos restantes se convertirán, en noviembre de 1926, en Acción Nacional. Suñén es escogido jefe de la nueva entidad, que tiene como lema «¡Viva España! ¡Viva la unión racial, étnica y geográfica!». Visita al dictador, que le muestra su disgusto por su actuación al margen de la Unión Patriótica. En 1928 publica su Ideario nacional. Sus partidarios no solo se dedican a cuestiones teóricas; en mayo de 1928 boicotean el estreno de la obra dramática La Dolorosa, de Ventura Gassol, por su mensaje catalanista. Finalmente, en octubre de 1929, Suñén dará su brazo a torcer e ingresará, junto con toda su organización, en la Unión Patriótica.
Será por poco tiempo. Tras la desaparición del partido único, Suñén volverá a reorganizar su Acción Nacional. En septiembre de 1930 brinda la colaboración del partido al gobernador civil «para la represión de las tendencias separatistas». Con la proclamación de la República, el partido desaparecerá y su jefe, Rafael Suñén, abandonará la política, dedicándose a buscar por Europa financiación para su invento, un supuesto petróleo sintético. Fue otro intento de organización con aparentes características fascistas: jefe carismático, españolismo, juventud y sin renunciar a la acción directa.14
Otro grupúsculo desgajado de la Unión Patriótica fue el que impulsó Eduardo Aunós, antiguo ministro de Trabajo de la Dictadura, que funda en febrero de 1930 el Partido Laborista Nacional, de corte corporativista. Su base la componían antiguos colaboradores suyos en el Ministerio, miembros de los comités paritarios y militantes libreños. A Aunós le costó desarrollar su partido más allá de Madrid. El Centro Laborista de Barcelona no se constituirá hasta abril de 1930 y en su comité figuran destacados dirigentes de los Libres como José M. Pons Escoda o José Baró Bonet, que habían sido concejales del Ayuntamiento de Barcelona, o los periodistas Feliciano Baratech Alfaro y Estanislao Rico Ariza, director de La Protesta y redactor de Unión Obrera.15 El partido tendrá poco recorrido y desaparecerá sin pena ni gloria.
Otros recién llegados, separados también de la Unión Patriótica, presentarán pronto sus cartas españolistas en Barcelona. Un españolismo rudo y pendenciero, el del PNE y sus Legionarios de España, que se estaban organizando al margen de la UMN, a pesar de compartir con ellos su admiración por Miguel Primo de Rivera, su adhesión a la corona y su ultraespañolismo. En Barcelona, el PNE tiene su origen en un grupo de militantes españolistas, bronco y peleón, que había nacido durante la Dictadura y que se mantuvo en el tiempo, un grupo y unos militantes que darán mucho que hablar en este libro, los ibéricos, los miembros de la Peña Ibérica.
ESPAÑOLISTA EN LO POLÍTICO Y LO DEPORTIVO: JOSÉ MARÍA POBLADOR ÁLVAREZ
Domingo 23 de noviembre de 1924. Tarde de fútbol. Sexta jornada del Campeonato de Cataluña. Derbi en el estadio de Les Corts. Se enfrentan el FC Barcelona y el RCD Español. Máxima rivalidad y máxima tensión. La reventa está haciendo su agosto en noviembre. El campo se llena. La prensa habla de 30.000 espectadores. A las 14:50 h comienza el partido. El Barça sale en tromba. El público aprieta desde la grada. El ambiente está caliente y se caldea más cuando cae lesionado sobre el césped Paulino Alcántara, una de las estrellas culés. El juego se torna violento y esa violencia se traslada a las gradas, donde andan mezclados aficionados de los dos equipos. Una entrada del españolista Caicedo al azulgrana Samitier es respondida por este con una patada. El árbitro expulsa a Samitier. Revuelo en el campo. El público lanza monedas contra el árbitro –el partido pasará a la historia como el derbi de la calderilla– y contra los jugadores blanquiazules. El colegiado decide suspender el partido.
En las gradas hay puñetazos y garrotazos. Han de intervenir las fuerzas del orden para calmar la situación y vaciar el estadio. El encuentro se repetirá a puerta cerrada el 15 de enero de 1925. Fuera del estadio se reproducirán los enfrentamientos entre aficiones. Guardias civiles a caballo han de disolver el tumulto. El partido finalmente lo ganaría el Español por 0-1.
En estas peleas e incidentes entre grupos de hooligans avant-la-lettre, destacan por el lado culé los componentes de Penya Ardèvol, fundada por miembros de la Sección de Lucha Grecorromana del club azulgrana y capitaneada por el campeón catalán Emili Ardèvol. La Penya