Bazar. Jorge A. Freire
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ni tertulia sobre regentes huidos,
ni amantes revenidos.
La gente importante te visita si estás solo,
te ayuda a cruzar la calle,
te da indicaciones,
te llama cuando los demás te olvidan,
te coge de la mano si agonizas,
llora tu pérdida.
La gente importante no hace estadísticas,
ni convierte en un número lo que te importa.
La gente importante te mira a los ojos,
no les importa llorar, aunque la mires,
escucha cuando hablas,
sabe tu nombre y sabe nombrarlo.
La gente importante no necesita casas grandes,
duerme en camas compartidas,
te deja hueco,
no respira fuerte para no robar tu aliento,
no hace ruido al despertar,
y si faltas, lo lamenta.
La gente importante no estudia ingenierías,
prefiere anatomías,
para saberte tocar,
para dar con las teclas,
que te hagan vibrar.
Lo demás es accesorio
y lo pone en los grafitis,
que otros deben borrar;
que no importa tu rostro,
si reconocen tu obra.
La gente importante no reserva mesa,
se sabe bien recibida,
no alza la voz,
camina de puntillas,
se calla a tiempo,
se pone la mascarilla,
no besa anillos,
no mea fuera del tiesto.
La gente importante asume riesgos,
acepta culpas,
vive al día,
pide perdón.
FANTASMA
Yo no quiero ser fantasma,
si no impongo condiciones,
si no elijo los pasillos
que conduzcan a tu alma.
Yo no quiero ser fantasma,
ni habitar en tus desvanes,
que después cuando te duermes,
no distingo mis contornos,
y eso es lo que más me duele,
que si no cierras los ojos,
ya no te acuerdas de mí.
Yo no quiero ser fantasma,
ni tener sábanas blancas,
ni cadenas arrastrando,
ni una tumba a mi nombre,
tan llena de flores secas,
que pretendan retirarlas.
Yo no quiero ser fantasma,
para volver a estar solo,
que si lo sé, no me muero,
y si espero tres días,
igual me resucitan,
aunque no me queden fotos,
ni haya signos de violencia,
ni tampoco me apetezca,
que nada es lo que parece,
ni lo que hubieras querido,
pero no pidas milagros,
si antes no los has pagado.
ALGÚN DÍA SE HABLARÁ DE MÍ
Algún día se hablará de mí,
y entonces ya será tarde,
pero no sé para quién,
ni lo pienso preguntar,
que saber demasiado
solo conduce a los acantilados
que quisiste visitar,
que eran demasiado bajos
para tus expectativas,
y por eso no saltaste,
y porque no había nadie grabando,
y entonces, ¿para qué?
Algún día se hablará de mí
y seré famoso,
y si me buscas en Google,
tendré tantas entradas
como las que luzco ahora,
que tienen sus salidas
y sus vistas al mar,
desde el que lanzo la botella,
que tu mar me devuelve dos veces cada día,
y eso es cosa de la luna,
que me da la espalda,
aunque me muestre su cara.
Algún día se hablará de mí,
pero yo no quiero hacer daño,
ni causar temor,