Un Giro En El Tiempo. Guido Pagliarino
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Esa misma mañana del 14 de junio de 1933, en el mismo momento en que Moretti estaba tomando su desayuno en el trani, escuchando las noticias de la radio y hablando consigo mismo, Mussolini estaba en el mismo despacho reflexionando de nuevo acerca de esa aeronave desconocida: â¿Prototipo francés, inglés o alemán?â. âAlemaniaâ, se habÃa dicho, âme parece poco probable, ese histérico bigotito de Charlot está en el poder desde hace solo unos pocos meses y además, con todos los problemas que tienen los alemanes, seguro que no piensan en proyectar nuevos aviones.15 Pero ahora mismo el Bigotes16 Adolf está dando órdenes a toda prisaâ: Mussolini no sentÃa simpatÃa por aquel imitador polÃtico que le adoraba y que, hablando en público, caÃa en momentos de histeria y, como le habÃan dicho sus servicios secretos, caÃa a veces en privado en las más graves depresiones llenas de temor por el juicio del mundo y de sentimientos de inferioridad, cosa absolutamente inconcebible, sin embargo, para un arrogante apasionado como el Duce, que estaba absolutamente convencido de ser admirado, sobre todo por jefes de gobierno y ministros de otras naciones, como por ejemplo el Canciller de la Hacienda británico Winston (Winnie) Churchill, que le habÃa visitado en Roma en el 2917 y al que llamaba el cigarrón (âGran fumador de cigarros puros Montecristo número 1â, le habÃan informado los eficientes servicios del OVRA); pero ser admirado por el Bigotes Adolf no le agradaba tanto, ¡ya ves!
Y sin embargo habÃa sido precisamente el ejemplo de Mussolini el que habÃa inspirado la actividad de Adolf Hitler, jefe de un movimiento análogo al fascismo, surgido a partir de un minúsculo Partido Alemán de los Trabajadores convertido en Partido Nacionalsocialista, que habÃa expresado todo lo violentamente aberrante que habÃa detrás de la derrota alemana, en primer lugar el fuerte militarismo tradicional y el racismo, con el cual el Fhürer con bigote al estilo de Charlie Chaplin habÃa construido poco a poco su funesta doctrina que le habÃa llevado a la cumbre de Alemania el 31 de enero de ese mismo año 1933 en el que Italia habÃa capturado, en junio, el platillo volante.
HabÃa sonado el teléfono blanco del Duce. Aunque eran ya pasadas las 19, Mussolini estaba en su despacho presidencial.
Era Bocchini: â¡Duce, le saludo!â
â¿Novedades?â
âConocemos las nacionalidades probables de los tres cadáveresâ.
â¡Bravo! ¿Cómo lo han sabido?â
âFácilmente, gracias a los manuales del disco, todos en inglés, además de otros escritos en el mismo idioma en las etiquetas de la ropa interior de los tres muertos. Por cierto, sus camisetas y calzones nos han dado direcciones fiscales en Gran Bretaña y otros paÃses anglófonos, pero la primera nación, teniendo en cuenta su poderÃo y la situación polÃtica actual, parece las más prob...â
â... ¡Sin duda! ¡La Gran Bretaña es probabilÃsima! Allà son maestros en meter las narices en las casas de otros y aunque sea verdad que el cigarrón me tiene mucha simpatÃa, siempre será un patriota inglés. Bueno, Bocchini, ya sabes qué debes hacer con los servicios del OVRA, mientras que yo daré órdenes a los militaresâ.
âSiempre a sus órdenes, Duce, pero tengo otro par de cosas que decirleâ.
âDilasâ.
âAnte todo, su idea de que se trataba de pilotos de pruebas sino de espÃas ha resultado completamente exacta: lo hemos confirmado cuando en un compartimento interno hemos encontrado ropas burguesas, es decir, de estilo de ciudad y digamos no de vacaciones como las que llevaban los muertos y, sobre todo, se han descubiertos insignias fascistasâ.
â¡Ajá! QuerÃan aterrizar, disfrazarse y espiar ¡qué locos! ¿HabÃa en la aeronave rollos y pelÃculas cinematográficas ya reveladas?â
âNo, Duce, no se han encontrado, ni tampoco pelÃculas vÃrgenes, ni máquinas fotográficas ni cinematográficas: se han recogido diversos pequeños objetivos externos por todo el disco y a lo largo de su circunferencia, que muestran la peculiaridad de no usarse con cámaras, sino de conectarse, parece que a través de ondas de radio, a aparatos internos que parecen radiotransmisores, pero que, extrañamente, no tienen válvulas.
â¡¿Radios sin válvulas?! ¿Qué más han inventado esos malditos ingleses?â
âPodrÃa tratarse de cámaras de recogida y radiotransmisión de imágenes, del tipo de las de la televisión experimental inglesa, lo que apoyarÃa la hipótesis del espionaje por parte de esa nación, pero, Duce, son radiocámaras18 pequeñas, más bien pequeñÃsimas, no mastodónticas como las que hemos fotografiado secretamente en la BBCâ.19
âAhora necesitamos a Marconi, ¿eh?â
âSÃ, Duceâ.
Guglielmo Marconi era el inventor del telégrafo sin hilos y uno de los padres de la radio. Estaba entre los personajes más importantes del régimen, presidente desde septiembre de 1930 de la Academia de Italia, premio Nobel de fÃsica y además, entre otros muchos tÃtulos, almirante de la Real Marina Militar, en la cual, después de un breve paréntesis en el Genio, habÃa servido durante la Gran Guerra.
âBocchini, ¿piensas que querÃan enviar fotos y pelÃculas a Inglaterra?â
âLa sospecha me parece correcta, Duceâ.
â... Y ahora mismo Marconi está embarcado haciendo experimentos. ¿En qué zona se encuentra su barco?â
âEl almirante está volviendo del Océano Ãndico a través del Mar Rojo, pero sabemos por él mismo, a través de la radio, que echará el ancla varias veces para realizar otros experimentos que tiene programadosâ.
âNo podemos pedirle que vuelva, sus experimentos son siempre fundamentales para Italia, pero en cuanto esté en la patria le llamaré. Entretanto, mantenme informado constantemente de todas las novedades con respecto a esa aeronave extranjera, telefonéame aunque sea a Villa Torlonia20 si lo estimas necesario, pero sin fallos en caso de otro avistamiento de aeronaves extrañas. Adiós Bocchini y... ¡Muy bien!â.
Mussolini habÃa ordenado de inmediato a los servicios secretos militares prestar especial atención a Gran