Raices históricas de san Juan de la Cruz. José Carlos Gómez-Menor Fuentes
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[7]En el ámbito de la lingüística es habitual contraponer el esencialismo, que sostiene que las palabras captarían la esencia de aquello que designan, frente al convencionalismo, que insiste en que las palabras tienen un significado convencional, que depende del uso de unas reglas que se manejan en una comunidad de hablantes.
[8]Uno de los principales errores del marxismo es su visión fatalista de la historia en cuanto considera que la historia conduce, necesariamente, a la sociedad comunista. Y si la historia desemboca en ese modelo político donde el hombre podrá ser feliz pues lo mejor es anticiparlo cuando antes, a través de la revolución. En su encíclica Spe Salvi Benedicto XVI afirma que el error de Marx consiste en que "ha olvidado que el hombre es siempre hombre. Ha olvidado al hombre y ha olvidado su libertad. Ha olvidado que la libertad es siempre libertad, incluso para el mal. Creyó que, una vez solucionada la economía, todo quedaría solucionado. Su verdadero error es el materialismo: en efecto, el hombre no es sólo el producto de condiciones económicas y no es posible curarlo sólo desde fuera, creando condiciones económicas favorables", 20.
El politólogo F. Fukuyama afirma que la historia ha terminado, en el sentido de que ya no es posible esperar un sistema político que mejore el que ofrece la democracia liberal, Vid. F. Fukuyama, El fin de la historia y el último hombre, trad. P. Elías, Planeta, Barcelona, 1992.
[9]Vid. B. Casado (coord.), Tendencias historiográficas actuales, UNED, Madrid, 2004. En esta obra encontramos una laguna importante por el olvido casi total de la hagiografía y de la importancia, en el siglo XVII, de Jean Bolland y su escuela. Los bolandistas, apunta E. Pacho, implantaron "el rigor histórico en el campo de la hagiografía tradicional. Desde el nacimiento de los Acta Sanctorum no es posible identificar la hagiografía con la leyenda o la deformación histórica. Por lo mismo, tampoco cabe la confrontación excluyente entre hagiografía y biografía, a no ser que se haga referencia únicamente a la temática", E. Pacho, "Hagiografias y biografías de san Juan de la Cruz", A. García Simón (dir.), Actas del congreso internacional sanjuanista, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1993, pp. 119- 142, p. 131.
[10]No hay que despreciar o minusvalorar ninguna de esas ciencias auxiliares de la historia, como la genealogía y la heráldica, cuando su ayuda puede resultar valiosa. En relación con esta rama Vid. VV.AA., Apuntes de Nobiliaria, y nociones de Genealogía y Heráldica, Madrid, Instituto Luis de Salazar y Castro, 1960. En genealogía y heráldica es muy útil la obra enciclopédica de los hermanos Alberto y Arturo García Caraffa. Pero las obras de don Luis de Salazar y Castro conservan todo su valor, acerca de la nobleza de primer orden formada en la Baja Edad Media, como la Historia genealógica de la Casa de Silva de 1685, que consta de dos volúmenes, y la Historia genealógica de la Casa de Lara, en cuatro volúmenes, terminada entre 1694 y 1697. También son útiles ciertos estudios humanísticos de profesionales de la antropología y de la medicina. Es muy interesante, al respecto, la obra del doctor J. Álvarez, Mística y depresión: San Juan de la Cruz, Trotta, Madrid, 1997, sobre todo los capítulos 4, 5 y 6.
[11]Vid. A. Comte, Discurso sobre el espíritu positivo, trad. C. Berges, Aguilar, Madrid, 1982. Un espléndido estudio del pensamiento histórico de Comte en K. Löwith, El sentido de la historia, Aguilar, Madrid, 1958.
[12]L. Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus, trad. J. Muñoz e I. Reguera, Altaya, Barcelona, p. 183.
[13]A.J. Perona, "Popper", J. Muñoz (dir.), Diccionario de filosofía, citado, p. 692.
[14]P. Pérez-Ilzarbe, voz "Hipótesis" en A.L. González (ed.), Diccionario de Filosofía, Eunsa, Pamplona, 2010, pp. 524-527, p. 525.
[15]Por ejemplo, el padre Emilio J. Martínez plantea la hipótesis de que santa Teresa y san Juan de la Cruz tuvieron un desencuentro, según se deduce de una carta que la autora de Las Moradas envía, sin citar expresamente la persona de la que está "cansada", a don Pedro Castro y Nero. El autor acaba así esta exposición:"¿Hubo un desencuentro entre Teresa y Juan esa última vez que se vieron? Nos movemos en el terreno de la hipótesis." Tras las huellas de Juan de la Cruz, Espiritualidad, Madrid, 2006, p. 141, nota 87.
[16]Como cuenta Javierre, ocurrió "que sus propios colegas desataron contra fray Juan en la última etapa de su existencia una terrorífica persecución hasta el punto de iniciar expedientes cuya finalidad era echarlo de la Orden carmelitana, quitarle el hábito. El "inquisidor" oficial anduvo cazando papeles que pudieran comprometer a fray Juan. Aterradas las monjas descalzas de Granada, depositarias de muchas cartas y escritos suyos, decidieron quemarlas: "Porque no fueran a manos de este Visitador". La monja Agustina de San José dice que "una talega" de papeles sanjuanistas quemaron "entre cartas y cuadernos". Da vértigo imaginar semejante catástrofe cultural", J. M. Javierre, Juan de la Cruz. Un caso límite, Sígueme, Salamanca, 1991, p. 20.
[17]M. Vovelle, Ideologías y mentalidades, trad. J. Bignozzi, Ariel, Barcelona, 1985, p. 19.
II
Una revisión valorativa de la bibliografía sanjuanista
1. Una biografía colateral: José de Velasco, Vida, virtudes y muerte del venerable varón Francisco de Yepes (1616).
Antes de que apareciera ninguna biografía de san Juan de la Cruz se publicó en Valladolid, en 1616, una biografía de su hermano Francisco de Yepes redactada por el carmelita calzado fray José de Velasco. Vio la luz, por tanto, 25 años después de la muerte del Doctor Místico.
Algunos afirman (como Nicolás Antonio) que hubo una edición anterior, en 1615 en Medina del Campo, de la que no se conocen ejemplares[18]. Hubo otra edición (corregida y aumentada) en 1617, también en Valladolid. A ello hay que añadir una tercera de la que se conserva un solo ejemplar, que carece de algunas hojas –como la portada, de ahí que se ignore lugar y fecha de edición– en el Archivo Silveriano de Burgos, posiblemente acabada en 1619. Finalmente, una cuarta en Barcelona en 1624.
Este libro apareció incluido en el índice de los libros prohibidos por la Inquisición en 1634. En 1992 Ana Díaz Medina hizo una excelente edición de este libro que fue publicado por la Junta de Castilla y León.
Aunque se trate de una obra sobre su hermano Francisco, es importante resaltar que se dedican a fray Juan seis capítulos del libro segundo (apenas una veintena de páginas). Y que fray José de Velasco no conoce a Francisco de Yepes de oídas o a través de terceros, pues fue su confesor durante sus últimos tres años de vida. El hermano es, por tanto, la principal fuente de información que maneja José de Velasco[19]. Esto es importante porque, aunque en el libro se incurran en algunas exageraciones o excesos (como ciertas revelaciones ingenuas o exageraciones de difícil verosimilitud),