Érase mi alma. Giovanni Quessep
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Todo ilumina en pasado
Todo florece en perdido
Músicas de lo que ha sido
O irrealidad del que cuenta
Blanca luna o rosa cruenta
Contar es ir al olvido
Alguien se salva por escuchar al ruiseñor
Digamos que una tarde
El ruiseñor cantó
Sobre esta piedra
Porque al tocarla
El tiempo no nos hiere
No todo es tuyo olvido
Algo nos queda
Entre las ruinas pienso
Que nunca será polvo
Quien vio su vuelo
O escuchó su canto
Palabras para recordar a la Bella Durmiente
Al borde de las hadas
La piedra del castillo
Una sola palabra el hondo patio
Te da sombra en el tiempo
Tu historia es lo que sueñas
Lo real es ya fábula naciendo de tu mano
Oh muerte lejanísima
Duración del encanto
Parábola
Estaba seguro por el vuelo de las generaciones
Que era una posibilidad legendaria
Oyó contar a los soldados del rey
Historias que brotaban de la mano del tiempo
O se perdían en la penumbra
Donde la Flor de Loto confabulaba con su blancura
Para tejer el olvido
Que habría de salvarlos de la ignominia y la guerra
La que él consideraba la más extraña de las fábulas
Lo perseguía desde su infancia
La oyó contar a su padre al borde del fuego
Mientras la nieve de todos los caminos
Terminaba en sus mejillas angulosas
La oyó contar a los sacerdotes al pie de los verdugos
Cuando la cabeza del sentenciado traidor o amante
Rodaba como una flor de madera
Soñó la historia o la leyenda
Y algunas veces despertó con la sensación del olvido entre los ojos
O sus manos tocaban una columna
Como si la piedra no fuese más que un cuello de paloma
Pero la leyenda que atravesaba los siglos
No resultaba más que una leyenda
Transcurrieron milenios sucediéndose las dinastías
Los pueblos soportaron el hambre y la peste
Reyes brutales o invasores sanguinarios
No hicieron más que multiplicar el sueño
De los devoradores de lotos
Y las sectas se multiplicaron
Y hubo divisiones y grandes matanzas
Entre los mismos que mantenían la fábula
Como el hilo de una madeja perdida entre un laberinto de juguetes
Sólo existía una posibilidad de que naciera la Flor de Loto
En cualquiera de los jardines
O en el más apartado de los bosques
Sólo una posibilidad de salvación
Que el destinado la encontrara en el tiempo
Antes que comenzara a marchitarse
Un loto entre millones de lotos
Sólo entonces comenzaría a olvidar
A deshacer la historia de su vida y la de los demás
La historia de la nieve y la piedra
Del dragón y la mariposa
Del hermano o el enemigo
A destejer el destino como quien deshace un dibujo
Grabado por agujas milenarias en la carne torturada
Hasta olvidar su nombre y el nombre de todo ser
Así comenzaría desde la primera letra del tiempo
A contarlo de nuevo
A nombrar la leyenda y transformar la fábula en el mundo real
Pero ¿quién podría aseverar que la Flor de Loto
La única posible
No era ya un puñado de polvo en el verano
Desde hacía un minuto o quizá siglos?
¿Cómo preservar durable una esperanza semejante a un castillo
Construido sobre la punta de una aguja?
Por eso cuando empezó a comprender que olvidaba
Cuando ya no pudo repetir el nombre de un país o de un pájaro
Creyó que era un sueño como tantos otros
Y se dispuso a soñarlo
Pero su sueño era la posibilidad legendaria
Lo que tocaron sus manos empezó a olvidarse y recordarse
Y los objetos se convirtieron también
En portadores de olvido
No pudo reconocer las puertas ni el patio de