Textos bizarros. Pedro Montalbán-Kroebel

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Textos bizarros - Pedro Montalbán-Kroebel

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Te acostumbrarás. Alcánzame el suéter.

      ABUELA: Nos destrozaremos. Afluente suizo del Rhin. ¡Ya estamos con los afluentes!

      HIJA: No seas exagerada.

      ABUELA: No me perdona haberla criado sin padre.

      HIJA: Y tú no le perdonas que se divorciara del inútil de mi padre.

      ABUELA: Es mejor un mal marido que dormir sola en una cama fría. Esta es fácil... ese, a, ele... ¡Sal! Qué soso sería todo sin ella.

      HIJA: No estoy de acuerdo.

      ABUELA: No tienes más que ver lo amargada que está.

      HIJA: También tú dormías sola.

      ABUELA: No te confundas. Yo vivía sola, pero por mi cama me he pasado a todo el que me ha caído en gracia. Un poco de diversión y luego puerta. Eso sí, comportándome con mucha discreción. Sin escándalos. Cada uno en su casa y Dios en la de todos.

      HIJA: ¡Alucino!

      ABUELA: Tú te piensas que el amor libre lo habéis inventado los jóvenes.

      HIJA: ¡Abuela!

      ABUELA: Eso ha existido siempre.

      HIJA: Ya veo, ya.

      ABUELA: Es cuestión de carácter. Tu madre en cambio, no. Es una estrecha.

      HIJA: Abuela, por favor.

      ABUELA: Desde que se separó, nunca se ha escarranchado. Nada de nada. Por eso está tan amargada.

      HIJA: Tú que sabrás.

      ABUELA: Te lo digo yo.

      HIJA: ¿Cómo lo sabes?

      ABUELA: Hay cosas que a una madre no se le escapan. Y a una abuela tampoco. Tú has salido a mí.

      HIJA: Tengo una abuela bruja.

      ABUELA: No me preguntes por qué, pero te lo noto en la cara.

      HIJA: Prométeme una cosa, abuela. Prométeme que no vas a martirizar a mamá.

      ABUELA: No te vayas.

      HIJA: Esto ya está.

      ABUELA: Quédate conmigo, por favor.

      HIJA: Me voy a hacer la maleta.

      ABUELA: ¿Nos lo jugamos?

      HIJA: El azar no puede decidir por nosotras.

      ABUELA: Dale una oportunidad a tu abuela.

      HIJA: Cara.

      ABUELA: Si gano, te quedas hasta que me muera.

      HIJA: No digas eso, abuela.

      ABUELA: Entonces hasta que yo diga.

      HIJA: ¡Cara! Lo siento, abuela.

      [Sale]

      ABUELA: Corre. Vuela. Aquí me dejas, para que me coman los gusanos. Es ley de vida. Algún día te arrepentirás del tiempo que no has pasado conmigo. ¡Eres valiente! Yo soy valiente. Aquí, dentro de casa, soy valiente. Desde aquí me como el mundo. Reto al universo. Quiero salir de esta casa. Pero no me atrevo. Me falta valor. Soy cobarde, muy cobarde. ¿Dónde vas a ir, vieja? ¿Tú crees que a tu edad puedes valerte por ti misma? ¿Serías capaz de hacerlo? Yo no la martirizo. Es ella. Ella la que intenta despedazarme. Yo lo único que hago es defenderme. Solo soy una pobre anciana indefensa. Un trasto abandonado.

      [Una larga pausa]

      Miradla. Lo valiente que era. Ella sola con su hija y fue capaz de enfrentarse al mundo. Ella sola, ella sola...

      [Una larga pausa]

      Arrancamos las páginas, así, despacio. Debemos hacer pedazos. Muy pequeños. Lentamente. Así, cortando el papel en cuadrados. Soy una vieja idiota. Un mueble aparcado en medio de la nada. ¡Quién me ha visto y quién me ve!. Lápiz. Papel. La bata. Aguantar. Fingir. Dolor. La cabeza. El juanete. Burla. Vamos levántate y sal de esta cárcel. No puedes quedarte aquí con ella. Te vas a ahogar. Te matará. Lucha por tu vida. Tienes tiempo todavía. ¿De dónde saqué el valor para enfrentarme al mundo? ¿Cómo fabricaba el arrojo para luchar sola? ¿Qué hacía cuando tenía miedo? Hija, no me hagas más daño. Deja de atormentarme. ¿Qué te he hecho para que me odies tanto? No me hagas sufrir más.

      [Una larga pausa]

      MADRE: [Entra] Hace mucho frío en el despacho. [Pausa] No puedo trabajar. [Pausa] No me concentro. [Pausa] No me gusta estar sola. [Pausa] ¿Ha terminado ya de planchar?

      ABUELA: Sí.

      MADRE: Podías haberle dicho que apagara la plancha.

      ABUELA: No me he dado cuenta.

      MADRE: ¿Qué te ha dicho?

      ABUELA: He debido quedarme dormida.

      MADRE: ¿No ha dicho nada?

      ABUELA: No sé, creo que ha ido a hacerse la maleta.

      MADRE: Necesito concentrarme.

      ABUELA: Está haciendo la maleta.

      MADRE: Tengo que corregir los exámenes.

      ABUELA: La maleta.

      MADRE: ¡Es patético el nivel de mis alumnos!

      ABUELA: ¿No te das cuenta?

      MADRE: Me pregunto si la culpa será mía. No consigo que se aprendan la Ley de Faraday.

      ABUELA: Siempre estás con la misma murga.

      MADRE: Debería dejar las clases. ¿No crees?

      ABUELA: Cuando termine de hacer la maleta, se irá.

      MADRE: Estoy pensando en pedir una baja médica.

      ABUELA:

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