Artesanos de la paz. Darío López

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Artesanos de la paz - Darío López

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libro es teología en el mejor sentido de la palabra. Es una reflexión de intención pastoral y docente que parte de la Palabra de Dios y responde a cuestiones urgentes del contexto peruano y latinoamericano. Y el valor especial de este libro es que su autor es pastor de una iglesia en uno de los pueblos jóvenes de Lima, donde entrega puntualmente su enseñanza, llevando al pueblo a profundizar en las riquezas de la Biblia. Además, Darío López es también un líder evangélico reconocido, cuyas responsabilidades le han llevado a ser protagonista en los afanes de la comunidad evangélica por responder a la situación de violencia y terrorismo de las décadas que ensangrentaron al Perú a partir de 1980.

      Si reflexionamos sobre el reciente proceso electoral en el país, hay un hecho que es un toque que demanda atención. Es la sorprendente receptividad de una parte numerosa de nuestra población hacia el discurso revanchista, irracional y demagógico de uno de los candidatos a la presidencia. Es que quedan heridas profundas, viejas demandas de justicia que nunca han sido atendidas por el Estado, y un sentimiento de olvido y desprecio, especialmente en las regiones más remotas del país. Los evangelistas, misioneros y pastores evangélicos que recorren el interior son testigos de ello, y por eso tiene valor especial esta propuesta teológica que brota de la experiencia pastoral y de una lectura renovada de la Biblia.

      Hay que agradecer a Darío que una vez más pone su inquietud pastoral, su talento de escritor, su erudición teológica y su trabajo disciplinado al servicio del pueblo peruano y latinoamericano. También hay que felicitar a Ediciones Puma por su persistencia en fomentar una literatura seria, comprometida con el Evangelio y al servicio de los cristianos practicantes y de todo el país. Bienvenido este nuevo libro y que tenga millares de lectores.

      Samuel Escobar

      Profesor del Seminario Teológico de la Unión Evangélica Bautista de Madrid, España

      Valencia, Septiembre de 2006

      _______________

      En los últimos años, cuatro temas de claro tras­fondo bíblico como la verdad, la justicia, el perdón y la reconciliación, han pasado a formar parte del discurso público de muchos actores sociales, políticos y religiosos en distintos contextos históricos. Ha sido así porque en distintas regio­nes del mundo, luego de períodos de violencia política, dictaduras militares, gobiernos cívico-militares o conflictos internos se formaron comisiones de la verdad con el encargo principal de investigar y de esclarecer las graves violaciones a los derechos humanos y de proponer una política de reparaciones a las víctimas. Y cada una de estas comisiones tuvo como ejes transversales de su labor estos cuatro temas: verdad, justicia, perdón y reconciliación.

      Los expertos señalan que han sido 22 las comisiones de la verdad que se han formado en el mundo. Cuatro de ellas, aparte de la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú (cvr), fueron formadas en América Latina: La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas en Argentina (1983–1984), la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación en Chile (1990–1991), La Comisión de la Verdad en El Salvador (1992–1993), y la Comisión para el Esclarecimiento Histórico en Guatemala (1997–1999). Cada una de ellas, luego de un arduo trabajo, presentó al país un informe final que buscaba contribuir a la reconciliación nacional.

      Luego de que la cvr presentara su Informe Final el 28 de agosto de 2003 en un acto público al Presidente de la República, varias tareas quedaron como agenda para el Estado, la comunidad política, la sociedad civil organizada, las iglesias evangélicas, la Iglesia Católica Romana, y toda la ciudadanía. Una de ellas fue precisamente la reconciliación nacional. Una tarea que ya está siendo abordada desde una perspectiva legal, social y política, entre otras.

      Sin embargo, estos enfoques seguramente valiosos en sí mismos, no constituyen necesariamente el punto de partida para la misión reconciliadora de las iglesias evangélicas, aunque seguramente habrá ciertas coincidencias con su enfoque, sus preocupaciones y sus expectativas. Esto es así, porque la comprensión y la práctica evangélica de la reconciliación, no se fundamenta necesariamente en el Informe Final de la cvr, las políticas de Estado sobre este asunto, el punto de vista de la Defensoría del Pueblo, la agenda de las organizaciones de derechos humanos, las legítimas preocupaciones de la sociedad civil organizada, o los justos reclamos de los familiares de las víctimas de la violencia. Si bien todas estas instituciones o sectores sociales tienen una opinión particular y un genuino interés sobre este tema, no representan, sin embargo, la perspectiva bíblica sobre la reconciliación.

      Desde una perspectiva evangélica, referirse al ministerio de la reconciliación o ten diakonían tes katallagés, como se señala en 2 Corintios 5.18, implica tanto una tarea impostergable y siempre pendiente como un servicio desinteresado que brota de un compromiso inquebrantable con el Dios de la vida que exige la verdad, ama la justicia y espera que el perdón sea la nota distintiva de la conducta individual y colectiva de todos aquellos que se han encontrado con él en cierto tramo del camino. En otras palabras, los cristianos están en el mundo como embajadores de la reconciliación, una tarea siempre obligatoria basada en la verdad y en la justicia, y que tiene como ingrediente insustituible el perdón, cuyos pasos previos y necesarios son la confesión y el arrepentimiento sinceros. Más aún, la reconciliación que ellos deben anunciar a todos los públicos, tiene como horizonte incambiable la paz integral o Shalom. Una paz integral que ningún Estado, autoridad política, sistema económico o poder religioso alguno puede forjar y otorgar. En tal sentido, ellos están llamados a ser artesanos de la paz, modeladores de nuevas relaciones sociales, colaboradores del Dios de la vida en la construcción de una nueva humanidad.

      A la luz de lo señalado, el presente abordaje del tema de la reconciliación, se divide en dos partes. En la primera de ellas se ubica el tema de la reconciliación en el marco temporal concreto en el que los cristianos dan testimonio de su fe en Jesús de Nazaret encarnado, crucificado y resucitado. Lo que explica por qué se hace un breve análisis del lenguaje y de la práctica actual de la reconciliación dentro y fuera de las iglesias evangélicas y de la Iglesia Católica Romana. En esta primera parte

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