Un diccionario sin palabras. Jesús Ramírez-Bermúdez

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Un diccionario sin palabras - Jesús Ramírez-Bermúdez

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> JESÚS RAMÍREZ-BERMÚDEZ UN DICCIONARIO SIN PALABRAS Y TRES HISTORIAS CLÍNICAS

      ENSAYO

      DERECHOS RESERVADOS

      © 2016 Jesús Ramírez-Bermúdez

      © 2016 Almadía Ediciones S.A.P.I. de C.V.

      Avenida Monterrey 153,

      Colonia Roma Norte,

      Ciudad de México,

      C.P. 06700

      RFC: AED140909BPA

      www.almadia.com.mx www.facebook.com/editorialalmadía @Almadía_Edit

      Primera edición: julio de 2016

      ISBN: 978-607-8667-75-8

      En colaboración con el Fondo Ventura A.C. y Proveedora Escolar S. de R.L. Para mayor información: www.fondoventura.com y www.proveedora-escolar.com.mx

      Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.

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      JESÚS RAMÍREZ-BERMÚDEZ

      UN DICCIONARIO SIN PALABRAS

      Y TRES HISTORIAS CLÍNICAS

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      A mis padres: José Agustín y Margarita

      Ananké vendría a ser el símbolo de la desilusión. Es el nombre de una realidad sin nombre. Es además el azar, la ausencia de relaciones entre las leyes de la naturaleza y nuestros deseos.

      PAUL RICOEUR

      BITÁCORA CLÍNICA

      SEPTIEMBRE, 2013; FEBRERO, 2009; FEBRERO 3, 2009. 11:45 A. M.; FEBRERO 3, 2009. 11:46 A. M.; FEBRERO 3, 2009. 12:06 A. M.; MARZO 3, 2009. 12:35 P. M.; MARZO 3, 2009. 12:45 P. M.; MARZO 3, 2009. 12:55 P. M.; ABRIL, 2009; JUNIO, 2009; AGOSTO, 2009; DICIEMBRE, 2013; DICIEMBRE, 2009; DICIEMBRE 9, 2009; DICIEMBRE 10, 2009; DICIEMBRE 11, 2009. 9:00 A. M.; DICIEMBRE 11, 2009. 9:30 A. M.; ENERO 7, 2014. 7:01 P. M.; ENERO 7, 2014. 7:15 P. M.; ENERO 7, 2014. 7:15 P. M.; ENERO 7, 2010; FEBRERO 10, 2010; FEBRERO, 2014; MARZO 10, 2010. 9:33 A. M.; MARZO 10, 2010. 9:39 A. M.; ABRIL 6, 2010; ABRIL 7, 2010; JUNIO, 2010; JULIO 8, 2010. 1:14 P. M.; JULIO 8, 2010. 1:14 P. M.; JULIO 8, 2010. 1:18 P. M.; JULIO 8, 2010. 1:49 P. M.; JULIO 8, 2010. 1:59 P. M.; JULIO 8, 2010. 1:59 P. M.; JULIO 8, 2010. 1:59 P. M.; AGOSTO, 2010; SEPTIEMBRE, 2010; OCTUBRE, 2010; NOVIEMBRE, 2010; ABRIL, 2014; DICIEMBRE 6, 2010. 9:15 A. M.; DICIEMBRE 6, 2010. 9:35 A. M.; ENERO 29, 2011. 8:30 A. M.; ENERO 29, 2011. 8:31 A. M.; ENERO 29, 2011. 8:56 A. M.; ENERO 29, 2011. 9:26 A. M.; ENERO 29, 2011. 9:56 A. M.; ENERO 29, 2011. 10:04 A. M.; ENERO 29, 2011. 10:08 A. M.; ENERO 29, 2011. 10:08 A. M.; ENERO 29, 2011. 10:32 A. M.; ENERO 29, 2011. 10:49 A. M.; MARZO, 2011; ABRIL 3, 2011; FEBRERO 4, 2012; FEBRERO 4, 2012. 10:59 A. M.; FEBRERO 5, 2012; OCTUBRE 15, 2014; OCTUBRE 24, 2014.

      BOCETOS

      1. ILUSIÓN POSITIVA Y REALISMO DEPRESIVO

      2. DIVAGACIONES EN TORNO AL SAGRADO NOMBRE DE DIOS

      3. JERGAFASIA

      4. ELLA SÓLO RECUERDA LA LENGUA QUE LOS DEMÁS OLVIDARON

      5. EXPERIMENTO AL ORIENTE DE LA ESCRITURA

      6. EL AH DE LAS COSAS O LA EXCLAMACIÓN DE LA CONCIENCIA

      7. BITÁCORA ALTERNA

      8. LENGUAJE SILENCIOSO

      9. CARRETERAS ORIENTALES

      10. NEOLOGÍA DE LA IDENTIDAD

      11. CONCIENCIA SIN PALABRAS

      12. DE CARNÍVOROS Y VEGETARIANOS

      13. SOBRE LA GEOMETRÍA DEL PENSAMIENTO

      14. BREVE DICCIONARIO CLÍNICO DE NEOLOGISMOS

BITÁCORA CLÍNICA

      SEPTIEMBRE, 2013

      Este ensayo podría empezar por el epílogo: no sé cuándo apostar mis mejores cartas al azar y cuándo hacerlo por el destino; ignoro si la diosa Fortuna viene esta noche a evocar relatos de bienaventuranza o parodias siniestras. Le pregunto a un colega en las aulas del hospital: Si arrojo diez veces esta moneda, grabada con el águila del escudo mexicano por un lado, y en el reverso por el sol, ¿debo esperar una respuesta prudente? ¿Cuántas veces puedes adivinar el resultado de la suerte? Seis aciertos de cada diez, me responde, confiado. Mi sonrisa es de asombro, aunque parece condescendiente. Un niño con habilidades matemáticas básicas sabe que la moneda sólo tiene dos lados, y que la mitad de diez es igual a cinco. ¿Qué insensato juego de emociones lleva a mi amigo a pensar que su suerte será mejor que la prevista por el cálculo matemático elemental? ¿Quieres apostar?, le pregunto. Tomo la moneda con la pinza de los dedos; la sostengo en el plano horizontal, alineada con la superficie del planeta. Ahora el pulgar aplica la fuerza y la técnica (¿así se obtiene el azar?) para lanzar el objeto giratorio un metro por encima de mí. Atrapo el signo metálico y muestro la cara vencedora. El rostro del apostador se ilumina velozmente en un gesto de alegría. Repito el experimento hasta alcanzar diez ensayos. ¿Cómo se encuentra ahora el semblante de mi colega? ¿Ha triunfado al derrotar a la fortuna en este juego frívolo? ¿Se decepciona al encontrar su lugar promedio en el mapa estadístico del mundo?UNO

      Detengo la escritura y me asomo por la ventana. La textura ocre y amarilla de la placa rocosa ha sido penetrada por geometrías innominadas de metal y cemento, allá abajo. El norte de la República Mexicana no muestra signos de esplendor desde esta altura. El avión prosigue su curso, indiferente a la meditación que me lleva a la sospecha de que mis colegas, y yo también, así como la columna interminable de maestros que se pierden en una tradición milenaria, debemos realizar apuestas contra el azar diariamente para enfrentar la adversidad humana en el entorno clínico. La confianza, el autoengaño, la vanidad o la ciencia nos proveen de fuerza para seguir adelante, entre los enfermos.

      La turbulencia del avión durante el transcurso por las nubes me ha obligado a detenerme otra vez. Veo a lo lejos el paisaje montañoso de la capital del norte mexicano. En unos minutos aterrizaremos. La materia de este ensayo tomó forma hace cuatro años en la ciudad de Monterrey.

      Aquí, en la carretera que comunica el aeropuerto con la ciudad, comenzó la historia. Diana Valdez Casanova viajaba en el carril opuesto al mío: iba acompañada por su novio rumbo al aeropuerto, con prisa pero lentamente, como suele suceder durante las horas de calor insoportable. El novio –le llamo Oswaldo, por motivos confidenciales de este caso clínico– conducía el automóvil, tenso por la expectativa realista de un retardo que complicaría los planes del viaje.

      En esta zona puede haber ocurrido el accidente. Aquí han ocurrido inundaciones fatales, por el desbordamiento de corrientes de agua acumuladas desde lo alto de los cerros

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