La construcción del Yo corporal. Miguel Sassano
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Este es el caso del texto de Sassano que nos toca hoy leer para prologar.
El autor da cuenta en él de una de las características que lo distinguen, la de ser un incansable lector de temáticas asociadas al desarrollo de las ciencias en campos conexos al de la Psicomotricidad, tarea que lo convoca con pasión de perito.
Si a esta característica le sumamos la de su profunda vocación docente, presente en el autor desde que cursara estudios como Maestro Normal Nacional, hace ya muchos años, es gracias a esa convergencia que tenemos hoy este enriquecedor trabajo a la vista.
Vale la pena aclarar que más allá de ser un material con profusas y extensas referencias, no se trata solo de una sucesión de citas ajenas. Tiene la originalidad del proceso del hilván dado por el autor, entre ideas propias y de otros, tarea realizada por Sassano con la pericia de quien conoce la actividad profesional del psicomotricista “desde adentro”, por haberla ejercido y por transmitirla en forma permanente.
Este verdadero proceso de “alambicaje” resulta particularmente enriquecido, a su vez, con aportes de temáticas que con escasa frecuencia se tratan desde el campo de la Psicomotricidad, tales los casos de las referencias del autor al tema de los tatuajes y cirugías, que pese a implicar y afectar al cuerpo, resultan aún ajenos a la mayoría de los colegas profesionales locales.
Las características descriptas dan autoridad a Sassano para ser considerado el pleno autor de este escrito.
En síntesis, no dudo en afirmar que el trabajo de Sassano se constituirá en uno de esos textos de mención ineludible en escritos, cátedras y eventos en el que converjan estudiantes, docentes y profesionales cuyo metier se asocie al cuerpo.
Prof. Lic. Pablo Luis Bottini
Buenos Aires, verano de 2013
Introducción
El presente libro es el primero de una serie de varios que se publicarán sucesivamente. Refleja el recorrido de los más de treinta y cinco años que he dedicado a la formación de docentes y profesionales, sobre todo los de Psicomotricidad. Es parte del material que durante este tiempo he utilizado para esa tarea y ha sido el fruto de mis lecturas, investigaciones, discusiones, sistematización y puesta en práctica de esas experiencias.
Ahora, frente a la responsabilidad de facilitar aprendizajes en la Universidad, me he visto en el nuevo desafío de analizar qué material ofrecer a mis alumnos, sobre todo luego de lograr la oficialización del título de Licenciatura en Psicomotricidad en la Argentina, hace algunos años.
Su urgencia, como la de todos los jóvenes, por tener conocimientos de su futura profesión los ha llevado a solicitarme apuntes y detalles sobre mis puntos de vista, cosa siempre halagadora para un maestro de corazón y vocación.
Sencillamente el propósito de este trabajo es compartir con alumnos y nóveles profesionales una buena parte de mis experiencias, es decir, una parte de mí mismo. Guía mi búsqueda personal un concepto que parafraseo de Edgar Morin: no resignarme a un saber parcializado, pues nunca pude aislar un objeto de estudio de su contexto, de sus antecedentes, de su devenir. Me he inspirado siempre por un pensamiento multidimensional y por tanto nunca he podido eliminar mi contradicción interior. Siempre he sentido que las verdades profundas, antagónicas unas de las otras, eran para mí complementarias, sin dejar de ser a la vez antagónicas. Nunca he querido reducir a la fuerza la incertidumbre y la ambigüedad que me generaban y no dudo en transmitirlas.
Por eso, muchas veces dudé si era conveniente aunar en un cuerpo-libro esta síntesis de ideas, las que decenas de personas han elaborado antes y me han nutrido durante este tiempo. Pero existe una íntima razón que me ha impulsado a escribir: una enorme necesidad de motivar a los jóvenes estudiantes a acercarse, aunque sea mediante este atajo, a los conceptos y las prácticas de la Psicomotricidad.
Tengo la sincera expectativa de que muchos de los lectores descubran en este material un buen lugar de consulta.
Como dijera Galileo: “Nada puedes enseñarle a un hombre, sólo puedes ayudarlo a que lo descubra dentro de sí mismo”. Si logro que se cumpla esta expectativa, aunque sea parcialmente, me daré por satisfecho.
CAPÍTULO 1
¿Qué es la Psicomotricidad?
Psicomotricidad:
“…la Psicomotricidad es un planteamiento de la intervención educativa o terapéutica cuyo objetivo es el desarrollo de las posibilidades motrices, expresivas y creativas a partir del cuerpo, lo que le lleva a centrar su actividad e interés en el movimiento y en el acto, incluyendo todo lo que deriva de ello: disfunciones, patologías, estimulación, aprendizaje, etc”. (Berruezo y Adelantado, 1995).
“Partiendo de una visión global del ser humano, el concepto de Psicomotricidad integra las interacciones cognitivas, emocionales, simbólicas y sensoriomotrices en la capacidad de ser y expresarse del individuo en un contexto psicosocial” (Forum Europeo de Psicomotricidad).
“Una práctica educativa, preventiva o de ayuda, que a partir de la vivencia del cuerpo, el movimiento y la acción y su posterior representación, actúa sobre la globalidad de niño o niña, para que aprenda a conocerse a sí mismo y a relacionarse con los otros, con los objetos, con el espacio y con el tiempo, lo que le facilitará el acceso a los aprendizajes escolares” (Camps e Viscarro, 1997).
“La Psicomotricidad constituye un campo de conocimiento y una práctica que se ocupa del estudio y de la investigación del ‘desarrollo normal’ de los movimientos vinculados con el uso del cuerpo; del estudio y de la investigación de las ‘desviaciones’ que se observan cuando está afectado el desarrollo normal de los movimientos vinculados con el uso del cuerpo o el desempeño de las funciones adquiridas; del desarrollo, aplicación e investigación de técnicas y procedimientos destinados a promover el desarrollo psicomotor normal con un objetivo educativo-preventivo y al desarrollo, aplicación e investigación de técnicas y procedimientos terapéuticos destinados a mejorar las desviaciones ocasionadas por problemas del desarrollo o afecciones posteriores” (Bottini, Sassano et al., 1999).
Los orígenes
“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
Eduardo Galeano
El origen de la Psicomotricidad se remota a 1905, año en el cual el médico neurólogo francés E. Dupré, al observar las características de niños débiles mentales, pone de relieve las relaciones entre las anomalías neurológicas y psíquicas con las motrices, describiendo el primer cuadro clínico específico: la debilidad motriz; según la cual todo débil mental posee igualmente alteraciones y retraso en su motricidad.
En la primera parte del siglo pasado se observa una gran influencia neurológica en el concepto de psicomotricidad. Esto viene determinado por los avances que se producen en el ámbito de la patología cortical, de la neuropsiquiatría y la neurofisiología. El ser humano no es concebido como un todo, sino que está compuesto por dos entes totalmente independientes que son el cuerpo y el alma, hecho que traduce el dualismo filosófico que desde Platón a Descartes ha predominado en la concepción occidental del hombre.
La característica fundamental de la segunda parte