La construcción del Yo corporal. Miguel Sassano
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Bajo la iniciativa de Nusha Teller y la Escuela de Técnicas Corporales y con el apoyo de la Asociación Argentina de Psicomotricidad, la Asociación de Musicoterapeutas Universitarios de la República Argentina (AMURA), la Asociación de Profesionales de Técnicas Corporales (APTELEC), el Centro de Egresados de Psicopedagogía de Consudec (CEPCO) y la Primera Escuela de Psicología Social, se logra que André Lapierre y después sus discípulos Anne Lapierre, Nuria Franch y Víctor García realicen durante muchos años una formación que comenzó siendo para profesionales, derivando luego en un proceso terapéutico.
Luego este grupo da lugar a la creación de la Asociación de Psicomotricidad Relacional (APRA), cuya primera presidente fue la Lic. Mirta Correia. Al dejar de existir esta entidad, se encarga de las visitas a Buenos Aires la Sociedad Internacional de Análisis Corporal, que toma esta orientación en consonancia con la evolución del pensamiento de su presidente, el propio Lapierre.
A principios de los años noventa aparece la segunda publicación de la especialidad. Así, durante trece números los Cuadernos de Psicomotricidad y Educación Especial, dirigidos por Miguel Sassano y Pablo Bottini se convierten en un fundamental instrumento de divulgación. Del mismo modo sucede con La Hamaca, publicación de Fundari, dirigida por Mirtha Chockler.
A mediados de dicha década se crea en Buenos Aires la Escuela de Psicomotricidad Relacional “André Lapierre”, bajo la dirección de Mirta Alfano, Teldy Zayuelas y Miguel Sassano, quienes siguiendo las directivas y supervisión del mismo Lapierre, forman una sola promoción de Psicomotricistas Relacionales desapareciendo luego de ello.
Sobre el final del decenio se crean otras titulaciones de carácter terciario para la formación de profesionales con certificaciones oficiales. Finalmente, en agosto del año 1999, el Ministerio de Educación de la Nación autoriza a la Universidad CAECE la creación de la primera Licenciatura de grado en Psicomotricidad con validez nacional, que habilita para desarrollarse en los ámbitos de educación, salud y estimulación temprana. La misma es implementada en el ámbito del Departamento de Ciencias Pedagógicas, siendo el primer coordinador académico el Lic. Miguel Sassano, a quien sucedió el Lic. Pablo Bottini, ambos autores de ese proyecto académico.
Además se autorizó posteriormente a la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza) el dictado de un ciclo de licenciatura de postítulo en Psicomotricidad Educativa y también sucedió lo mismo con la Universidad Nacional de Tres de Febrero (provincia de Buenos Aires), ambas instituciones académicas del Estado.
Posteriormente, el Ministerio de Educación y Tecnología aprobó el funcionamiento de otra carrera de grado: la Tecnicatura y Licenciatura en Psicomotricidad, en la Universidad de Morón (entidad privada) de la provincia de Buenos Aires. La misma funciona en la Facultad de Filosofía, Ciencias de la Educación y Humanidades, que dirige el Dr. Roberto Paterno, siendo Director Académico de la carrera el Lic. Miguel Sassano.
Además, en la misma Universidad, el Ministerio de Educación y Tecnología aprueba el funcionamiento de una idéntica Licenciatura con un Régimen Especial de Ingreso (REI) para profesionales con otros títulos universitarios afines, que podrán realizar una cursada especial con reconocimiento de sus anteriores estudios.
En los últimos años, gracias al interés mostrado por profesionales de las áreas de la salud y la educación, han aparecido una serie de publicaciones destinadas a la expresión de las experiencias e investigaciones, entre las que se destacan la compilada por el Lic. Pablo Bottini con artículos de profesionales argentinos, uruguayos y españoles. También la Dra. Mirtha Chockler ha podido trasmitir sus experiencias en el ámbito de la Psicomotricidad Operativa, con influencia de la formación de Bernard Aucouturier. Por otra parte, el Lic. Esteban Levin ha realizado varios textos con una fuerte posición psicoanalítica y además se han publicado varios números de Crónicas Clínicas en Relajación Terapéutica y Psicomotricidad, coordinada por las Lic. Leticia González y Raquel Aragón.
En la actualidad, otro grupo de psicomotricistas lleva adelante la revista Cuerpo Psicomotor, que refleja fundamentalmente la postura de los colegas relacionados con esa casa de estudios donde se formaran.
A inicios de los años ochenta, en el ámbito del Hospital Escuela General San Martín, en el servicio de Psicopatología Infantil, la Dra. Lucila R. Agnese crea el primer servicio de atención en Psicomotricidad para niños de nuestro país, lugar de formación clínica de muchos de nuestros psicomotricistas. Luego, en el servicio de Neurología Infantil del Hospital Carlos Durand, bajo la responsabilidad del Dr. Jaime Tallis se crea otro servicio, hoy coordinado por el Lic. Pablo Bottini.
Además, desde los años setenta, casi todas las escuelas de Educación Especial (por lo menos en Buenos Aires), tanto oficiales como privadas, cuentan en sus plantas funcionales con cargos destinados a psicomotricistas y recientemente, ante la creación del Sistema Único de Protección a Personas con Discapacidad, todas las instituciones que brinden servicios mediante el sistema de obras sociales deben hacer lo mismo. Esto ha generado una nueva e importante demanda de profesionales con formación académica.
Por último, podemos citar el reciente nacimiento de la Asociación Muove, dirigida por los Lic. Pablo Bottini y Miguel Sassano, destacada como delegación oficial de la Organización Internacional de Psicomotricidad y Relajación en la Argentina (Organisation Internationale de Psychomotricité et de Relaxation) desde el año 2008.
Conceptos principales
Es nuestra intención ahora poder describir de qué hablamos cuando nos referimos a la Psicomotricidad en la actualidad.
Los psicomotricistas debemos dar cuenta de manera casi permanente de nuestro quehacer, de nuestra práctica, pues el nuestro es un territorio muy disputado, por la variedad de aportes que convergen en el intento de brindar bases sólidas para su más clara conceptualización.
Se han intentado muchas definiciones con el objeto de discriminarla y diferenciarla de otras prácticas y disciplinas. Pero han pasado muchos años, se han contado experiencias, se han escrito artículos, libros, surgieron discusiones, para poder dar cuenta con claridad sobre sus posibilidades, limitaciones y especificidad.
El primer obstáculo fue la propia palabra Psicomotricidad, con la ambigüedad intrínseca que pretende expresar una organización referida a la relación entre el aparato psíquico y el sistema nervioso o, mejor aun, la interdependencia entre la actividad psíquica y el funcionamiento motor.
Hablar de la Psicomotricidad no es considerar a la motricidad desde la óptica anátomo-fisiológica, sino desde la integración en acciones que ponen en juego a la totalidad del sujeto, tal cual es, en función de su propia historia, con los otros y los objetos.
Cuando decimos Psicomotricidad, hablamos de las producciones del sujeto: miradas, sonrisas, llantos, movimientos en tanto gestos, juego, lenguaje, producciones todas ellas que tienen lugar en el cuerpo, en relación con el otro.
El conjunto de estos fenómenos se sitúa en la perspectiva del propio cuerpo tal como es vivenciado, investido y jugado en la acción. Es decir, en la realización motriz, que es donde se ubica el punto de anclaje de la Psicomotricidad.
Evolución del concepto de Psicomotricidad a través de las definiciones
Desde el comienzo de la historia y en virtud de las necesidades que tenemos siempre los profesionales de definir, describir y analizar