Obras Completas - Edward Bach. Edward Bach
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Se ha podido comprobar ampliamente el beneficio que esto representa para la enfermedad crónica, y a lo largo de los años muchos médicos lo han observado y puesto en práctica, como para que no queden dudas sobre ello.
Seguidamente hablaremos de la enfermedad maligna.
Existe una tendencia en todos los laboratorios del mundo a sospechar cada vez más de la dieta como una causa que predispone al cáncer. Se han probado muchas y variadas modificaciones en la comida, en algunos casos con resultados claramente favorables. Mi propia experiencia durante los últimos ocho años, en los casos que he tenido la oportunidad de aplicar el tratamiento, sin llegar a manifestarse una simple cura, un 25% de los casos avanzados, y mayoritariamente muy avanzados, recibieron un beneficio temporal y definitivo.
Nuestro objetivo no es curar el cáncer, nuestra meta es prevenirlo.23 Y si la eliminación de la toxemia intestinal puede mejorar incluso los casos más avanzados, ¿cuánto más podría prevenir su ausencia a través de la vida la aparición de esta temible enfermedad? La mayoría de los casos tratados han estado en sus últimas etapas, y también en muchos ha sido imposible llevar a cabo una dieta por razones económicas cuando se relacionaban con instituciones. Por lo tanto, si uno considerara el porcentaje de beneficio, solamente en los casos privados sería mucho mayor.
Daré algunos ejemplos de los mejores resultados obtenidos, nada milagroso, pero deben recordar que todos son casos terminales, y que la consistencia de los resultados ha sido, lejos, la más estable para hacer posible algún tipo de coincidencia.
Caso 1. Señora F. C., edad 37, marzo, 1923. Se le extirparon los senos hace dos años. Condición actual: tumor en ambos pulmones e hígado. Efusión en ambas pleuras. El esternón marcadamente prominente, vómitos continuos, pulsaciones 130, respiraciones 32. Primera dosis, 16 de marzo: marcado beneficio después de veinticuatro horas; la mejoría general continuó durante tres semanas. Segunda dosis, 5 de abril: mejoría más marcada; el paciente puede levantarse. Continúa la mejoría, y después de unas pocas semanas el paciente lleva una vida casi normal. La respiración y el pulso llegan a ser normales y el fluido disminuye. Ningún aumento en el tamaño del tumor. Tercera dosis, 15 de junio: firme mejoría durante junio, julio, agosto y septiembre. La paciente estuvo moderadamente bien hasta mediados de diciembre; enfermó repentinamente el 27 de diciembre y murió el 28.
Caso 2. Señor J. B., edad 63, abogado. Carcinoma en la vesícula biliar e hígado. Diciembre de 1919, paciente con mucho dolor y angustia. Gran tamaño del hígado. Se necesita morfina para el dolor. Primera dosis: diciembre. Alivio del dolor dentro de las cuarenta y ocho horas. Mejoría general que continuó durante las siguientes tres semanas. Luego de un mes el paciente se levantó, se recuperó y reanudó sus actividades que continuó hasta julio. Durante ese tiempo el tumor disminuyó levemente en tamaño, pero el dolor y la angustia desaparecieron por completo. Se administraron dos dosis. En agosto el paciente enfermó repentinamente de una aparente falla cardíaca, y murió en tres semanas.
Caso 3. Señor W. S., edad 72. Carcinoma en la lengua. La lengua había sido extirpada y tenía un extenso crecimiento en la base de la boca y de las glándulas del cuello. Dolor considerable y frecuentes hemorragias pequeñas de la boca. Primera dosis: 7 de noviembre. El dolor y las hemorragias cesan veinticuatro horas después de la dosis. El tumor se vuelve más definido. Se aplicaron otras dosis el 14 de diciembre, el 29 de enero y el 18 de febrero. No hay más dolor ni hemorragia. El tumor permanece estacionario hasta febrero, cuando comienza a crecer levemente. El paciente muere repentinamente el 1 de marzo.
Caso 4. Señora M. R., edad 66. Carcinoma avanzado del cuello uterino. Hemorragia considerable y dolor. Primera dosis: 25 de octubre. La hemorragia y el dolor cesaron hasta diciembre. Segunda dosis: 9 de diciembre. Mejoró la condición general. Hemorragia leve el 15 de enero. Se suministra la tercera dosis. Mejoría general en ascenso hasta mayo. No se siente muy bien. Cuarta dosis: 5 de junio. La paciente aún vive y está levemente mejor.
Caso 5. Señora E. M., edad 62. Carcinoma avanzado del cuello uterino. Reposo absoluto. Dolor considerable y angustia. Se administran sedantes. Primera dosis: 15 de febrero. Mejoría considerable. Después de una semana la paciente pudo levantarse. Se proporciona la segunda dosis en marzo y la tercera en junio. La condición de la paciente aún es muy buena; ella puede levantarse y ayudar en las tareas de sala del hospital.
Podríamos seguir citando casos similares indefinidamente y ésos son el resultado promedio de los que respondieron bien: dolor disminuido, con frecuencia completamente ausente y una mejoría de todos los síntomas, con una mayor o menor reducción del tumor; el paciente se siente más cómodo y por lo general cuando llega el fin es repentino o después de una breve recaída.
Los puntos fundamentales que deseo precisar son:
1) Que la dieta civilizada es contranatural, deficiente en cuanto a las propiedades necesarias para la salud, y también para asegurar que se pueda mantener los intestinos en estado limpio.
2) Que las condiciones que se originan en el intestino como resultado de esto permiten una flora anormal, la ausencia de organismos purificadores y la presencia de bacterias productoras de toxinas, con el resultado de que las heces son molestas y peligrosas.
3) Que la eliminación de esta condición, y limpieza del intestino, causa la mejoría más notable en la salud general, y habitualmente también en la mayoría de las enfermedades crónicas, sin ningún tratamiento específico.
4) Y finalmente, a partir del trabajo realizado, parece haber esperanza de que este remedio tan simple pudiera disminuir la incidencia de la enfermedad maligna, e incluso ser útil, cuando esté más cuidadosamente desarrollado, en el tratamiento de la enfermedad cuando se ha establecido.
El envenenamiento intestinal ya no es la aparición indefinida del pasado, cuando se suponía que la estasis24 era la causa principal. Ahora conocemos la dieta necesaria para eliminar los alimentos a partir de los cuales las toxinas se forman más fácilmente, y las bacterias involucradas en su producción.
La toxemia no depende tanto de la estasis como del contenido del intestino; si no hay venenos, incluso cuando existe la estasis, no puede haber absorción natural; pero si las heces son fétidas, sin importar cuán rápidamente pasen habrá una cierta absorción en el torrente sanguíneo.
En general, cuando la condición del contenido intestinal se vuelve limpia, existe tal mejoría en el tono muscular y en la salud en general, que cesa el estreñimiento.
Nota aclaratoria
TOXEMIA INTESTINAL Y ALIMENTACIÓN
Durante las últimas décadas se han realizado numerosas investigaciones en el área de la nutrición que confirman apreciaciones sostenidas por especialistas de la medicina natural durante siglos, enseñanzas que Bach retoma en el trabajo precedente y propone como parte de una terapéutica preventiva y curativa.
En qué medida las enseñanzas de Rudolf Steiner sobre este tópico pudieron haber influido sobre Bach es materia de discusión, pero vale la pena recordar la concordancia de perspectivas. Sin embargo, tal como hemos apuntado al inicio de esta nota, se trata de una concepción sobre la alimentación correcta que posee una extensa tradición.
Así, por ejemplo, los esenios –comunidad que vivió desde unos 300 años antes de cristo en los alrededores del Mar Muerto– tenían conocimientos de agricultura,